El tiempo pasa y los chicos se hacen mayores
Las circunstancias de la infancia y adolescencia de Alfonso (sin padres y sin relación con tíos y primos) hicieron de él un muchacho de carácter reflexivo, maduro y decidido. De los cuatro tutores a cuyo cargo estuvo su formación: Gutierre Fernández de Castro, García de Aza, Marique Pérez de Lara y Nuño Pérez de Lara, fue durante los nueve años que pasó con los dos últimos cuando la formación recibida dejaría verdadera huella en él. Sus estudios en política, religión y caballería
modelaron las cualidades humanas y morales por las que se rigió en sus 45 años de reinado efectivo y, por lo que demuestra la historia, esa base educativa debió ser muy buena.
Probablemente el mérito sea de Nuño, que preparó a Alfonso para ejercer de rey entre 1164 y 1169, y por quien nuestro protagonista debió sentir cierto afecto puesto que lo mantuvo como consejero principal hasta su muerte en 1178.
El 11 de noviembre de 1169, el rey alcanza la mayoría de edad al cumplir los 14 años y es nombrado caballero, ciñiéndose la espada por su propia mano como corresponde a un monarca, en el monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes.
Esta es la portada románica del mismo, si os apetece sentiros rey por un día podéis alojaros en el hotel, es impresionante.
En el año 1170 Alfonso VIII de Castilla cumple 15 años, ya es un hombre y las Cortes de Castilla, reunidas en Burgos (la capital segura, Toledo es la capital de vanguardia), le proclaman formalmente rey.
La catedral románica de Burgos, que está debajo de la gótica actual, es una fundación de la reina Constanza, esposa de Alfonso VI.
El muchacho que llega al trono ha visto como su reino, durante la larga regencia de Nuño Pérez de Lara, se convertía en presa de los monarcas vecinos. Fernando II de León se había quedado, entre otras zonas, con Medina de Rioseco; Sancho VI de Navarra había ocupado amplias franjas de La Rioja, Álava y Vizcaya.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.