La Monarquía, bajo mínimos
El Mundo 3/1/13 ANA ROMERO
La malhadada cacería en Botsuana y la supuesta corrupción de Iñaki Urdangarin han acelarado el creciente desapego de los españoles hacia la institución monárquica que sólo cuenta ya con el apoyo del 54% de los ciudadanos, según la última encuesta de Sigma Dos elaborada para EL MUNDO. Eso supone un descenso de seis puntos respecto al mismo sondeo realizado hace exactamente un año.
La imagen más deteriorada es la del Rey, al que sólo el 50,1% valora positivamente, 26 puntos menos que el año pasado. El Príncipe lo aventaja con el apoyo del 62,3%. Pero los españoles están divididos ante su posible abdicación a punto de cumplir 75 años: sólo el 45% es partidario de ella mientras el 40% la rechaza.
El más perjudicado por la caída general de la valoración de la Monarquía y de los miembros del núcleo duro (Reyes y Príncipes) es el Monarca. Según la encuesta elaborada por Sigma Dos para EL MUNDO, sólo el 50,1% de los españoles hace un balance bueno (43,5%) o muy bueno (6,6%) del reinado de Don Juan Carlos. Hace un año, cuando este periódico formuló la misma pregunta, el 76% afirmó tener una opinión buena o muy buena del Rey.
Don Felipe supera en popularidad a su padre: el 62,3% lo ve con buenos ojos, 12 puntos por delante de Don Juan Carlos, cuando el año pasado era a la inversa (el Rey estaba mejor valorado con seis puntos de ventaja). También pierde, pero apenas siete puntos. La brecha que se observa entre la popularidad del Rey y del Príncipe, siempre a favor del heredero, se mantiene inamovible desde el pasado mes de abril, cuando el Rey decepcionó a los españoles con un viaje secreto a Botsuana para cazar elefantes.
A pesar de la existencia de esta brecha entre el Rey, que pasado mañana cumple 75 años, y el Príncipe, de 44, los españoles se muestran divididos a la hora de determinar si desean la abdicación del Monarca. El 45% se muestra a favor de su sustitución por el Príncipe Felipe, pero el 40% prefiere que siga reinando «mientras esté en condiciones» de hacerlo. En España no existen reglas acerca de la abdicación del Rey, al carecerse de una ley que regule el funcionamiento de la Corona.
El llamado annus horribilis de la familia Borbón y Grecia ha afectado notablemente al sentimiento monárquico de los ciudadanos. Aunque éste sigue siendo robusto(el 53,8% lo prefiere como forma de organización del Estado para España),la pérdida es grande: seis puntos con respecto a la encuesta del año pasado. El rechazo sube, en cambio, ocho puntos: hasta el 41%.
Uno de los aspectos más llamativos es el desapego que muestran los jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 29, ese segmento que no vivió la Transición, ni la conoce, y tampoco siente un gran interés por ella. El 57,8% no apoya la Monarquía como forma de organización del Estado, frente a un magro 37,3% que sí lo hace.
Esta encuesta, realizada entre el 21 y el 28 de diciembre de 2012, cobra especial relevancia en un año de silencio oficial sobre la Monarquía: este pasado otoño, el CIS no ha preguntado a los españoles respecto a la Corona, al contrario de lo que viene haciendo desde 1994. Fue en octubre de 2011 cuando, por primera vez en la Historia, la Monarquía suspendió como institución al obtener un 4,89. Entonces se ubicó como la tercera institución del Estado, por detrás de las Fuerzas Armadas y de los medios de comunicación.
En ese momento, apenas despuntaba el caso Urdangarin. La música de la encuesta de EL MUNDO no difiere en gran medida de las realizadas a lo largo del año por otros medios escritos españoles, por el Instituto Elcano e incluso por los informes internos que maneja semanalmente La Zarzuela desde la pasada primavera. El escenario es similar, conocido y complicado: Don Juan Carlos ya no es, ni mucho menos, un soberano blindado por su labor en los años 70 del siglo pasado. Según la encuesta de EL MUNDO, entre los jóvenes de 18 a 29 años su imagen es mayoritariamente muy mala, mala o regular (56,3%) frente a una minoría positiva (38,3%). El año pasado, el 67% de esos jóvenes tenían una imagen buena del soberano.
Los españoles tienen las ideas muy claras en cuanto a la reforma de la Constitución para anular la preferencia del varón sobre la mujer: el 79,9% se declara a favor, frente a un 8,3% que lo hace en contra. Entre los más jóvenes, ese apoyo es casi del 86%. Además, la mayoría (el 57,6%) piensa que hay que acabar sin dilación con el anacronismoque permitió al Príncipe Felipe saltarse a su hermana mayor, la Infanta Elena, en la línea de sucesión al trono. Un deseo que, por mayoritario que sea, se encuentra bien lejos de la realidad: para cambiar la Constitución hay que disolver las Cortes y convocar un referéndum, algo que el actual Gobierno no se plantea en un momento de especial dificultad económica y política. En ese sentido, y a pesar de la juventud de los Príncipes de Asturias, este año ha sido el de la certificación de la continuidad dinástica en la Infanta Leonor, de siete años. El pasado septiembre, en la nueva página web de la Familia Real, aparecía la primera imagen oficial de las tres generaciones: el Rey, el Príncipe de Asturias y la Infanta Leonor, la mayor de las dos hijas del príncipe heredero.
La encuesta de EL MUNDO pone de manifiesto una preferencia de los españoles por la Reina Sofía, así como un mayor desapego de la Príncesa de Asturias y un rechazo total del único yerno del Rey, Iñaki Urdangarin. Sobre la nueva situación de las Infantas Elena y Cristina, apartadas cada vez más de la agenda oficial en detrimento del llamado núcleo duro, a los españoles les parece bien sin grandes alharacas.
Estos resultados no cogen por sorpresa a La Zarzuela, que lleva monitorizando la situación con especial cuidado desde la pasada primavera. Más que contra el distanciamiento creciente de la sociedad española hacia la institución, desde Zarzuela se ha trabajado este año para recuperar la imagen del Rey, que cayó en picado en los meses de abril, mayo y junio. Muy poco a poco, con gran cuidado y a golpe de viaje al exterior, el Rey ha logrado llegar a los magros resultados de ahora: apenas la mitad de los ciudadanos lo valoran positivamente.
Ni siquiera entre el segmento natural de apoyo al Rey, los mayores de 65 años, encuentra el Monarca consuelo: sólo el 58% lo valora positivamente. La baja de mes y medio que comenzó el Rey el pasado 23 de noviembre y que termina este domingo 6 de enero ha podido dar la puntilla a este annus horribilis: en las encuestas realizadas este año se observa un aumento de la crítica cuando el Monarca no aparece. Este año 2013, en La Zarzuela son conscientes de la enormidad del trabajo que queda por delante.
La Reina Sofía, la nueva estrella de la Casa Real
La Reina Sofía se ha convertido en la nueva estrella de la Casa Real, a juzgar por los resultados de esta última encuesta. El 63,1% de los preguntados afirma tener una opinión buena o muy buena de la consorte, que el pasado noviembre cumplió 74 años.
Entre las mujeres españolas, esta buena opinión alcanza el 70%. Incluso entre los jóvenes españoles de 18 a 29 años, el tramo más difícil a la hora de aceptar la Monarquía, la popularidad de la Reina es clara: un 56% la valora positivamente, lo que la sitúa casi 20 puntos por delante del Rey. En el otro extremo –los mayores de 64 años–, idéntico resultado: la Reina roza el 80% de popularidad, mientras que el Rey apenas alcanza el 58%.
Hace apenas un mes, el barómetro el Instituto Elcano, el mayor tanque de pensamiento de España, ya reflejó que esta valoración positiva se extiende también a la Marca España. Los españoles consideran que la Reina y los Príncipes representan mejor a España en el extranjero que el Rey.
Estos resultados, que se han ido hilvanando a lo largo de este difícil año, se convierten, a la luz sobre todo del tropezón del Rey en Botsuana, en una pequeña gran victoria para la consorte de origen griego. En abril, Don Juan Carlos viajó al delta del Okavango sin Doña Sofía, que optó por pasar la Pascua ortodoxa junto a sus hermanos en Grecia. Cuando el sábado 14 de abril los españoles supieron que el Rey acababa de operarse de urgencia de la cadera, la siguiente noticia que les sorprendió fue la ausencia de la Reina en el hospital: Doña Sofía tardó 48 horas en personarse en Madrid.
Lanzó así la Reina una doble e inequívoca señal: por un lado, de reprobación hacia el comportamiento de su marido, y en eso se equiparó al sentimiento de rechazo de la mayoría de los españoles; lleva desempeñando desde hace 37 años. Los españoles tomaron nota.
Su sucesora en el cargo, Letizia Ortiz Rocasolano, Princesa de Asturias, obtiene unos resultados poco halagüeños y muy parecidos a los de su suegro. El 51,7% declara tener una opinión buena o muy buena de ella, frente a un bloque mala, muy mala y regular del 42,5%. La Reina es, curiosamente, más popular entre el mencionado segmento de jóvenes que Doña Letizia, que cumplió 40 años el pasado septiembre.
En lo que a los afectos de los españoles se refiere, el Príncipe Felipe muestra una notable ventaja respecto a Doña Letizia. Esto es así en todos los segmentos, incluido en de los jóvenes. Para conocer los motivos de esa positiva valoración de la Reina y del Príncipe hay que bucear en esa imagen que madre e hijo comparten: profesionalidad y cercanía dentro de la distancia. Al indagar sobre Doña Letizia, sin embargo, el resultado es distinto: los españoles no le reprochan su origen plebeyo, sino la distancia que ella misma parece haber puesto a posteriori.
Urdangarin, hundido ante los españoles
Iñaki Urdangarin, duque consorte de Palma, está hundido ante los ojos de los españoles. El 96% de los ciudadanos tiene una mala, muy mala o regular imagen del ex balonmanista vasco acusado de aprovechar su estatus de yerno del Rey para hacerse ilegalmente con dinero público.
Sólo el 0,7% tiene una visión buena o muy buena del marido de la Infanta Cristina y padre de sus cuatro hijos. Peor, imposible. O sí. Un añomás tarde, los españoles han empeorado notablemente su opinión respecto a la forma en la que La Zarzuela ha gestionado un escándalo que estalló públicamente el pasado 7 de noviembre de 2011, cuando la Policía entró en la sede del Instituto Nóos en Barcelona para llevar a cabo un registro.
Nueve meses antes, EL MUNDO había comenzado a informar sobre los primeros indicios delictivos de las prácticas económicas del duque. Pero fue ese 7 de noviembre, cuando la Policía entró en la ONG-tapadera de Urdangarin, cuando el escándalo se convirtió en algo imparable. El 11 de diciembre, un mes más tarde, Rafael Spottorno, el jefe de la Casa del Rey, se vio obligado a anunciar públicamente que el duque salía de la agenda oficial por su «comportamiento poco ejemplar».
Apenas 15 días después de ese anuncio, el 45,4% de los encuestados por EL MUNDO afirmó que La Zarzuela había gestionado bien el asunto, frente al 35,9% que tenía una opinión contraria. Un año más tarde, y según los resultados de esta última encuesta, el 70,2% de los españoles cree que la gestión ha sido mala, frente a un 19,9% que la aprueba.
Este año 2012 los españoles han ido conociendo muchos detalles acerca de las cuestionables prácticas económicas de Urdangarin y de su socio, Diego Torres. Han asistido, además, al regreso de la familia Urdangarin-Borbón deWashington DC, adonde fueron exiliados en 2009 cuando la Casa del Rey tomó conciencia de la enormidad del caso. Una vez instalados en Barcelona, han comprobado cómo, aunque apartado oficialmente de la Familia Real, sigue formando parte de ella por su matrimonio con la Infanta Cristina.
Así, el 59% se ha pronunciado contrario a que el duque imputado participe públicamente en las actividades de la Familia Real. En concreto, sólo el 29,6% ha aprobado la presencia de Urdangarin en la puerta del hospital de Madrid donde se operó el Rey de la cadera izquierda. Ocurrió el pasado 26 de noviembre, ante la estupefacción de los españoles, que vieron cómo Urdangarin llegaba con orquestada parsimonia a la Clínica Quirón San José de Madrid en compañía de la Reina, las infantas Elena y Cristina, y su hijo mayor, Juan Valentín; separados, eso sí, de los Príncipes de Asturias y de sus hijas, las infantas Leonor y Sofía.
A juzgar por los resultados de esta encuesta, los españoles no entienden muy bien la delgada línea que separa la institución de la Jefatura del Estado de la Familia Real. Ése es el argumento esgrimido por Zarzuela para justificar la presencia de Urdangarin en el centromédico donde se operó el Rey. Este mismo argumento fue el que se utilizó para explicar la aún no confirmada presencia del duque en el palacio de La Zarzuela por Navidad.
Hay una consecuencia directa del caso Urdangarin –la relegación en el protocolo de las Infantas Elena y Cristina– que los españoles han acogido con escaso entusiasmo. Al 51,2% le parece bien que ambas hermanas hayan desaparecido en mayor o menor medida de la vida oficial de la familia. El último ejemplo, el que sus christmas de felicitación navideña no aparezcan en la web de Casa Real. Un 36,1% lo rechaza, sin embargo.
Este sector está sin duda influido por la visión de la Infanta Elena junto al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, el pasado 12 de octubre ante el desfile militar. Por primera vez, la duquesa de Lugo no ocupó un lugar dentro del estrado de la Familia. A nadie se le escapó el motivo: el matrimonio Urdangarin no podía estar y su ausencia sería aún más llamativa si la Infanta Elena permaneciera. Sin suelo ya para hundirse aún más en las encuestas, este año que comienza será más difícil si cabe para Urdangarin. El próximo día 15 de enero, cuando el duque cumpla 45 años, los abogados de las partes tendrán que presentar recurso contra la fianza de más de ocho millones de euros que el fiscal ha pedido a Urdangarin y a su socio Torres. A continuación, y si no se alcanza un acuerdo de conformidad en el que el duque se declara culpable y devuelve el dinero, habrá más espacio todavía para el deterioro de la imagen de Urdangarin: meses de declaración ante el banquillo.
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