Gracias, Mª Victoria y Josefita, por estos nuevos datos tan interesantes
Sobre el último comentario de Otilio, pues estoy muy de acuerdo con Josefita en que no hay nada de malo en el cambio de apellidos o de su orden, nada más natural y propio de la cultura española desde finales de la Edad Media hasta el siglo XIX (igual entre nobles que entre pueblo llano). No debemos perder de vista que el sistema actual de dos apellidos, primero el paterno y luego el materno, sólo se impuso como ley en 1870, y la costumbre se venía asentando desde sólo dos o tres generaciones atrás, de finales del XVIII y principios del XIX.
Precisamente el ejemplo que ha puesto Josefita lo he pensado yo más de una vez, sería una verdadera pena que después de cinco siglos se perdiera definitivamente el Téllez-Girón...
Sobre la nueva ley de sucesión de los títulos, yo comprendo hasta cierto punto a quienes se oponen a ella, pero igualmente no veo dónde está el problema, ya que la mujer siempre ha tenido la posibilidad de suceder (salvo en los títulos de agnación rigurosa, claro), ahora simplemente se equiparan las opciones.
Ya de lo de la pérdida de valores no opino porque no sé exactamente a qué se refiere Otilio
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"Buscad la Belleza, es la única protesta que
merece la pena en este asqueroso mundo"
(R. Trecet)