sabbatical escribió:
Hola a todos
Yo es que parto de la base de que Letizia no fué necesariamente mal acogida ni mal vista por la familia ¿Cómo lo sabemos?
A mí me consta que el problema principal de Felipe no fué convencer a sus padres y no me creo lo del ultimatum, el problema de Felipe era convencerla a ELLA.
Creo que alguien ha lanzado que hubo malos rollos y ultimatums y hechos consumados sobre algo sobre lo que no sabemos nada, sin embargo sobre la decisión de Letizia si que sabemos que se lo pensó mucho, sopesando mucho y con mucha madurez.
Así que ya veís, yo parto de un contexto en la familia completamente diferente... ¿quién tendrá razón? ¿Lo sabremos algún día?
Claro que lo sabremos, jajajaja. Esas historias acaban llenando no sólo libros "frívolos", sino alguna que otra biografía seria. Con el tiempo...siempre se acaba obteniendo una imagen bastante amplia de la trayectoria vital de los personajes históricos.
Yo sí pienso -lo he pensado siempre- que el principal "reto" para Felipe fue convencer a la propia Letizia de que podían convertirse en una pareja a los ojos del mundo. Se me arquean las cejas ellas solitas cuando leo comentarios de gente que atribuyen ese noviazgo y posterior matrimonio a un ferviente afán por escalar posiciones sociales de Letizia. La presentan como una mujer ambiciosa y bastante trepa, que hizo lo posible e imposible para elevarse hasta dónde se ha elevado. Con absoluta honestidad: me parece un planteamiento de partida bastante absurdo. Letizia era una mujer con una carrera profesional bastante interesante; no se trataba de una luminaria en el mundo del periodismo, ni estaba a punto de llevarse varios pullitzers de un tirón, pero tenía un currículum ciertamente notable para su edad. Digamos que disfrutaba de una buena posición en su ámbito profesional, con expectativas de consolidarse y seguir prosperando. Contaba con un salario más que digno. Ya había adquirido su piso, con hipoteca, pero una hipoteca asequible. No estaba, que se sepa, apurada de dinero. Al igual que muchas mujeres con situaciones parecidas, me imagino que disfrutaba de un notable grado de independencia que no se veía limitado por problemas económicos: vivía bien y se podía permitir sus caprichos.
Yo, al menos, no dejaría de lado una situación así para casarme con un príncipe heredero. Prefiero presentarle el euro a los españoles y hacerme reportajes en zonas dónde se ha producido algún acontecimiento relevante, cobrar mi nómina a fín de mes y manejar mi vida a mi manera, sin tener que preocuparme de insertarme en el círculo de la realeza, representar dignamente el papel que se atribuye a una princesa y pendiente de lo que opinen acerca de mí nada menos que cuarenta y cinco millones de españoles, sin contar a los extranjeros que también quieran aportar su granito de arena al saco de las opiniones. La presión que asumió Letizia en su momento es una presión que yo no aguantaría encima de mis hombros, así que la admiro por llevarla ella encima de los suyos, que a veces parecen tan frágiles. Es verdad que, previsiblemente, jamás se tendrá que preocupar por las subidas del euríbor, el incremento del IPC, las cláusulas de revisión salarial para salir del paso de ese maldito incremento del IPC, etc etc. Pero a cambio se ha quedado en una posición en la que todos nos sentimos con derecho a decir lo que queramos decir, sea bueno, regular o malo. Incluso caben los ataques venenosos, no sólo hacia ella, sino hacia su familia de orígen o sus niñas. Eso tiene que doler, sobre todo si te pilla en un día vulnerable, que todos los tenemos, incluso las testas coronadas.
Sí creo, Sabba, que Sofía aprecia y quiere a Letizia. Al menos su actitud demuestra un cariño no exento de admiración hacia la nuera, a la vez que ternura hacia las nietas. En el caso del rey...ahí mi opinión varía. El rey no ha sabido atajar con una actitud clara y resuelta el aluvión de comentarios maliciosos a propósito de su antipatía por la esposa del príncipe. Lo encuentro penoso, porque hablamos de un rey en relación con la princesa heredera, no sólo de un suegro en relación a una nuera. A mí, la verdad, me da igual si el suegro no simpatiza con la nuera: eso ocurre en miles de familias, es un clásico. Pero un rey debe ser cuidadoso y afectuoso hacia una princesa heredera, la clave de la pervivencia de la dinastía a la cual ambos pertenecen, él por nacimiento, ella por matrimonio. Una de las cosas que me llegó al alma, por parte de Letizia, fue su dignidad y su coraje a la entrada del tanatorio dónde íban a incinerar a una de sus hermanas pequeñas: la princesa enlutada y obviamente devastada por el dolor tuvo suficiente conciencia de su rango para efectuar una reverencia ante el rey, antes de que, como nuera, aceptase las condolencias del suegro. Fue un gesto que me dejó claro que Letizia comprende cuál es su papel histórico y lo ha asimilado perfectamente en estos años.