No estoy de acuerdo, Jane.
Evidentemente, defiendo firmemente la libertad de los padres a optar entre centros públicos y privados. Con respecto a los concertados, mejor me guardo mi opinión, porque, muchas veces, me parecen un clamoroso quiero y no puedo que encima se financian con mis impuestos, jajaja. Pero, bueno, venga, vamos a dar por válidas las tres opciones...
Sinceramente, yo no encuentro esas diferencias. Por supuesto, hay algunos barrios increíblemente degradados, que poco a poco se convierten casi en guettos. Allí, tristemente, resulta que el centro público es el único que no puede seleccionar su alumnado, así que te encuentras muchos niños procedentes de entornos familiares muy precarios y no sólo en el aspecto económico: eso influye en el nivel general. Pero salvo esos casos, mira, yo le echo a una ojeada a mis sobrinos o a los niños de mis amigas y no encuentro ningún desfase entre los que van a centros públicos con respecto a los que van a centros concertados y/o privados. De hecho, fíjate en las estadísticas que se extraen de la selectividad, dónde todos los que han llegado, vengan del centro que vengan, se enfrentan a una batería de exámenes en igualdad de condiciones. Los centros públicos siempre salen muy, pero muy bien parados, lo cual significa que la educación pública proporciona una base bastante sólida.
Bien es cierto, repito, que hay algunos lugares dónde, por desgracia, los centros públicos no consiguen mantener el nivel porque están abiertos para todos. Los concertados casi nunca respetan, y eso lo sabemos cualquiera, los cupos de integración que se les asignan. Y los privados, obviamente, no están al alcance de cualquiera, aunque, desde luego, también dentro de los privados hay escalas. Pero luego...ya te digo que no percibo el "desfase", ni en cuanto a la calidad de la enseñanza ni en cuanto a la calidad de la oferta extraescolar (hoy en día incluso hay centros públicos bilingües, por ejemplo, y muchos concertados/privados no lo son).
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