Seguimos.
¿Sabéis lo que hay al final de la calle Quintana? Esa calle lleva al Paseo de Rosales, donde tiene un lugar de honor un monumento a nuestra Chata, la Infanta Isabel del Palacio de la calle Quintana.
Después de darme una palmada en la frente por no haber recordado tampoco este detalle (si queremos hablar con propiedad, la palmada me la di en el casco), y ya metidos en improvisaciones, también paré a fotografiar el monumento. Todo sacrificio es poco para la instrucción y deleite de nuestros foristas.
Por iniciativa del diario ABC se creó una suscripción pública para recaudar fondos, a la vez que se convocaba un concurso de proyectos para la construcción de este monumento. Los ganadores fueron el arquitecto García Lomas y el escultor Zaragoza. Se inauguró en 1955.
Aquí vemos el monumento al final de la calle Quintana. Un coche aparcado en la tradicional segunda fila madrileña nos tapa un poco la vista.
Aquí ya lo tenemos más cerca. Analicemos detenidamente el monumento que tiene su miga.
En primer lugar, la composición del conjunto. La Infanta en el centro y a mayor altura. Una chulapa (personaje popular madrileño) le ofrece un nardo a la Infanta mientras un tipo que bien podría ser el novio de la chulapa pone cara y gesto de decir “¿Habéis visto mi Paloma qué gracia tiene con sus nardos”?
La Chata va con traje de gala, banda, condecoraciones, joyas y tiara (ahora hablamos de la tiara). Es una escena un poco absurda porque no creo que vestida así la Infanta se cruzase con muchas chulapas, pero simboliza la fama de llana y popular que tenía Doña Isabel. Por supuesto los aficionados a la Historia que siguen este foro saben que La Chata era una fanática del protocolo real y seguramente algo estirada, pero esto no lo sabe Paloma la florista que además con tal de salir en la estatua estaba dispuesta a hacer ciertas concesiones con la precisión de los hechos.
Un detalle del monumento.
Otro ángulo. Los más observadores ya se habrán dado cuenta de que a la figura de La Chata ¡le falta un brazo! Algún vándalo ha querido convertir a La Chata en La Manca.
Una vista más general, para que se vea el bonito lugar en el que está colocado el monumento (es una calle de casas muy buenas y vistas magníficas sobre un gran parque).
Para no salirme demasiado del tema Palacios, sólo diré que no reconocí la tiara de la Infanta, no era la Mellerio que yo recordaba, era una tiara decorada con flores en círculo que no me sonaba. Gracias a Kalistenes reconocí el lazo de la Orden de María Luisa. Lo que aprende uno en estos foros.
Mañana os contaré lo que descubrí al llegar a la calle Mayor en busca del destino del Palacio de la Infanta María Teresa.