josefita escribió:
Y Minnie, ¿donde está Minnie?. Hace mucho que no escribe.
Por aquí ando, Josefita, guapa. He tenido algunos pequeños contratiempos de salud...cositas sin ninguna trascendencia, de poca monta, pero latosillas. Ya a pleno rendimiento, jejeje, a ver si este fin de semana me pongo al tanto.
Me ha encantado leer lo que has escrito sobre el libro de Nana. Un libro pertenece a quien lo escribe sólo en una pequeñísima parte, me parece a mí, jajajaja. Al final, cada uno de los que lo leemos somos los que "nos lo apropiamos", porque cada uno percibimos distintos matices en cualquiera de las páginas de la obra. A mí me ha gustado mucho el
modo en que has reflejado lo que a tí más te ha llamado la atención.
En mi caso, cuando íba avanzando en la lectura, me pregunté a mí misma: "¿Serás capaz de olvidar que lo ha escrito nuestra Nana?¿Serás capaz de hablar del libro como si no conocieses en absoluto a su autora y te lo hubieses encontrado por puro azar en un estante de cualquier librería/biblioteca y te lo hubieses llevado a casa simplemente porque el tema entra dentro del repertorio de temas que te fascinan?¿Serás capaz de valorar el libro echando al olvido esa especie de "pudor" que da el "hacer la crítica" a algo que haya surgido de la combinación de esfuerzo y talento de alguien a quien se aprecia?".
He intentado olvidarme de Nana, para plasmar mi reacción ante el libro. Al menos, lo he intentado, jajajaja.
Debo decir que yo estaba bien predispuesta hacia Natasha. El libro sobre el romance imperial obra de Rosemary y Donald Crawford ya me había acercado a ese personaje femenino que encontré muy interesante, como una contraposición magnífica a las figuras de Minnie y de Alix. Ahora, a través de "Condesa Natasha Brasova", he podido darme el gusto de sumergirme en las profundidades de la poderosa corriente de agua que fue la vida de Natasha a partir del instante en que atrajo al gran duque Mikhail. Ay, Misha y sus amores "inconvenientes"...hasta llegar a Natasha, más inconveniente todavía que cualquiera de sus predecesoras. Me gusta visualizar a Natasha entretejiendo con gracia seductora el tapiz de aquella relación que acabó en matrimonio morganático, un hecho terriblemente frustrante para todos aquellos miembros del círculo imperial que habían esperado que Mikhail pudiese asumir el trono en caso de fallar Nicolás, en particular considerando la endeble salud del hijo de Nicolás y la más que controvertida Alix. Natasha surge como "la que se lleva las culpas" de que con ese Mikhail que en las horas más dramáticas sencillamente no quiere ser zar, se cierre la elipse histórica que había empezado a trazarse en aquel primer Mikhail Romanov elegido zar en un momento dado por el Zemski Sobor.
A mí la Natasha que más me conmueve es, sin embargo, la Natasha de su exilio francés, la viuda de un gran duque, la madre de un joven conde que parece retrato vivo del difunto padre y que se mata en un absurdo accidente cuando estrenaba su flamante Chrysler. Creo que Nana tiene la facilidad de recrear con esmerada delicadeza la etapa del "fin Imperio" en Rusia, el declive imparable de los Romanov a través de una espiral de acontecimientos que acabaron estremeciendo el mundo de entonces. Pero, sobre todo, creo que Nana tiene una sensibilidad especial para transmitir ese bagaje emocional que los rusos exiliados llevaron consigo, sobre todo a Francia. La Natasha herida en lo más hondo por la pérdida de su marido y en especial de su hijo parece más digna de aprecio que nunca a través de sus conversaciones con Félix Yussupov y con el gran duque Dmitry. Yo no quiero aquí hacer "spoilers", jajajaja, pero el momento conversación con Félix, en especial, me ha envuelto por completo. El capítulo Dmitry es esclarecedor, pero el capítulo Félix...uf, me entusiasmó de principio a fin, me parece que Nana captura la esencia de Félix como personaje hecho a sí mismo, pero también la de Natasha a través de cómo se relaciona con Félix y de cómo llega a describirla Félix. Ella al final considera el egoísmo y el orgullo inútil sus grandes errores en la vida, pero hay algo muy tierno en su forma de asumir los recuerdos del esplendor pasado enmedio de la pobreza lacerante de sus últimos días como "una penitencia" por sus fallos.
Creo que el resumen es que me entraban unas ganas locas de estar allí, de cogerle la mano y escucharla murmurar sus últimas evocaciones antes de morir...