Discurso de la Princesa:
Quiero en primer lugar dar las gracias al Ayuntamiento y a la Asociación de Libreros y Papeleros de Alcalá de Henares por vuestra amable invitación. Es una oportunidad única para estar en esta ciudad tan querida. Y una oportunidad también para compartir con todos vosotros la entrega del Premio de Literatura Infantil y Juvenil Cervantes Chico.
“A los niños se les puede plantear prácticamente de todo. Sólo es preciso saber cómo hacerlo”. Estas son palabras de nuestro premiado, de Alfredo Gómez Cerdá. Y con ellas entendemos el espíritu de su literatura, que se refleja en ese paisaje enorme que es lo que nos rodea, lo que nos queremos imaginar y lo que somos. Alfredo Gómez Cerdá recibe este premio por una trayectoria única, por más de 25 años escribiendo historias que han hecho pensar y soñar a –no puedo ni decir el número- muchísimos niños y jóvenes de todo el mundo. Con él, sabremos si pueden vivir los besos en un cuaderno o qué ideas tiene una gota de lluvia... Podemos seguir la pista del abuelo o averiguar qué hace la maga Colasa cuando se encuentra un socavón en la carretera...
Estas son algunas pinceladas de las historias de Alfredo Gómez Cerdá. Quienes tenemos hijos, y esto lo he dicho más de una vez, sabemos cómo nos miran nuestros niños cuando les leemos estas historias mágicas y bien escritas que, como las de Alfredo Gómez Cerdá, siembran la ilusión y la curiosidad en pequeños de tres años o menos. En esos futuros lectores que, sin duda, encontrarán en el hábito precioso de la lectura una razón para ser mejores y más cultos.
Estar hoy aquí no sólo es reconocer el trabajo de nuestro premiado, es también decir que los creadores de literatura infantil y juvenil merecen que les demos las gracias por su compromiso y su dedicación con muchos niños y jóvenes. Ellos han encontrado en alguno de vuestros libros esa fascinación por la palabra y se han enganchado al placer que es formarse y estudiar.
Seguramente todos los que estamos reunidos en este teatro recordamos esa historia genial que un día, con ocho o diez años, incluso con menos, nos deslumbró e hizo que siguiéramos leyendo más y más... Ése es el camino y premios como el Cervantes Chico, una gran iniciativa que distingue a autores como Alfredo Gómez Cerdá que entienden que la educación y la lectura van de la mano. Algo que han entendido también todos estos niños que están hoy con nosotros y que han recibido un diploma por ser solidarios y respetuosos con sus compañeros. Porque en los libros también están las claves para conocer al prójimo y ponernos en su piel, algo imprescindible para comprender a los demás y respetarlos. Enhorabuena a todos, y también a vuestros profesores y a vuestras familias.
Leamos pues, como dice Alfredo Gómez Cerdá, para conocer al otro, para viajar, para arañar la realidad, para comprender algunas cosas y constatar que otras son sencillamente incomprensibles, para conocer más y ser mejores y más libres. Leamos. Y que lean nuestros niños y jóvenes para que la literatura infantil y juvenil siga siendo esa “realidad gozosa e imparable”.
Muchas gracias a todos.
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