Guantes del arzobispo Rodríguez Jiménez de Rada (+1247), provenientes de su sepultura en la abadía de Santa María de Huerta (Soria). Sin costuras, con decoración formada por pequeños rombos, salvo el dedo índice de la mano izquierda, en donde aparecen pequeñas líneas dispuestas en un doble zig-zag; y el dedo corazón de la mano derecha, en donde se aprecia una decoración de damero. La parte inferior de los guantes va adornada con una cenefa de tres bandas de rombos y líneas en zig-zag, que enmarcan otra de fondo rojo con pájaros afrontados en torno al árbol de la vida. En el guante derecho se representa además la figura del Agnus Dei, ya que con esta mano el obispo impartía su bendición.
Las prendas interiores masculinas eran la camisa, las bragas (que era como se llamaba a los calzoncillos por entonces, las mujeres no usaban) y las calzas, que cubrían las piernas hasta medio muslo.
Las calzas del obispo eran de lana oscura
El alba estaba confeccionada sin duda con un tejido que fue botín de guerra birlado a los almohades, tejida en lino con ligamento de lienzo o tafetán presenta en su parte baja una zona más trabajada en la que se combina el lampás con el tafetán y el taqueté, combinando tramas de oro con técnicas de labrado. Su decoración es en bandas de distinto ancho separadas por otras a manera de cintas en las se combinan pequeños círculos y cuadrados, completándose la decoración con motivos vegetales estilizados de carácter más oriental.
La dalmática es de seda e hilos entorchados de oro y plata sobredorada formando roleos vegetales y una cenefa cúfica con la expresión votiva «al-Yumn» (La ventura); la pieza pudo formar parte de tejidos regalados por el fundador del reino nazarí, Mu¬ammad I, a Fernando III, y ofrecidos por este en homenaje póstumo a don Rodrigo.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.