Pilar Urbano ataca de nuevo
El relato inédito, que Pilar Urbano convierte en libro, del juez que investigó e instruyó el caso Noos, José Castro.
La infanta permaneció en silencio, mirando como hipnotizada la embocadura negra del micrófono de mesa.
-Señora, cuando usted fue a Alcalá, ¿su marido qué le dijo? ¿«Vamos a Alcalá para asomarnos a un balcón y ver la cabalgata»?
-No. Recuerdo que lo de ir a Alcalá era por evitar la cabalgata masiva y grande en Madrid... desplazarnos a una cabalgata un poco más pequeña y disfrutarla con nuestros hijos.
-Ya, pero ¿su esposo no le dijo: «Mira, de paso tengo que hablar con un amigo, Rafael Guijosa, que igual me propone un negocio interesante»? Eso es natural comentarlo...
-No, porque en casa no hablamos de nuestros negocios.
Castro se acuerda de que él en aquel momento se inclinó hacia el mazo de folios blancos que tenía delante y anotó dos palabras: «Nuestros negocios», y al lado un signo de admiración entre paréntesis. Era la primera vez que, en varias horas de interrogatorio, la infanta Cristina se refería a algún tipo de negocio incluyéndose ella. Como también, en la carta de Iñaki a Iñako, había subrayado con fosforito amarillo la frase «Cristina vive como yo mi frustración. Una vez más se pone mi camiseta y me anima». Y en un pósit pegado al margen garabateó una reflexión: «Si vive como él su frustración y se pone su camiseta y le anima -y no para que se vaya a esquiar un rato, sino para que se asocie con Torres y funde una consultoría-, es porque no sólo está informada: está siendo consultada, su opinión cuenta; además de estar al cabo de la calle de lo que su marido va a hacer, se posiciona a favor. Por tanto, sabe, influye y participa en la toma de decisión».
(...)«Cristina de Borbón y Grecia es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó un máster postgrado de Relaciones Internacionales en la Universidad de Nueva York. Durante seis meses hizo prácticas en la sede de la Unesco en París. Es directora del área social de la Fundación La Caixa... Y su palmarés de viajes en representación de la Casa Real, y visitas de mandatarios extranjeros del mundo institucional, político, cultural, económico, empresarial, social, artístico, científico... no sólo requiere saber estar y tener fluidez con los idiomas, exige un alto nivel de conversación y un background muy al día sobre los problemas de los países o de las entidades a visitar o a recibir. Lo cual no se compadece con que esa misma persona diga que no sabe qué es la desgravación fiscal, ni el IRPF, y que de Hacienda sólo conoce "que se lleva parte de mi sueldo"».
«Por su formación académica tenía que saber que no pueden considerarse gastos de empresa una serie de fiestas de cumpleaños y de primera comunión, viajes familiares turísticos a Río de Janeiro, Roma, Washington, Nueva York, Detroit, Filadelfia, safaris en África, sesiones de coaching, clases de salsa y merengue, antenas parabólicas, televisores, mobiliario infantil y material didáctico, cuentos de Harry Potter, contratación de payasos, 72 muebles y elementos del hogar como sofás, butacas, cortinas de lujo, climatización de terraza, suministros de vinos... de 1.357 euros en un solo año, botas altas de señora, casco y guantes de motero, una vajilla de Alcora, de 1.741 euros, comidas y cenas en restaurantes top, y no de trabajo, sino en épocas vacacionales, y algunos con varios menús infantiles... El albarán de gastos "no societarios", pero cargados a Aizoon como si lo fueran, ocupa varios folios, sin contar que, junto a facturas de la rehabilitación del palacete que compraron en Elisenda de Pinós, hay muchísimos tickets de aparcamiento, repostaje de gasolina o fuel, y consumiciones de poca monta en bares y cafeterías. Aunque pudiera ser que, repartidos en ejercicios fiscales, las cuotas defraudadas no alcanzaran los 120.000 euros por año, tope donde la infracción empieza a considerarse delito».
«Parecía claro que, como Aizoon no repartió dividendos desde que se creó, todos esos gastos a lo largo del tiempo no eran sino un reparto de beneficios encubierto, fiscalmente opaco. De ese
modo el matrimonio conseguía dos ventajas fiscales. Si hubiese repartido dividendos, al declarar como ingresos esos beneficios, se habrían aumentado en ambos sus bases imponibles y hubiesen tenido que tributar por ellas al porcentaje establecido por el IRPF. Al no repartir dividendos, se ahorraron ese pago de impuestos, en detrimento de Hacienda. En cambio, y ésta era la segunda ventaja, invirtieron esos beneficios en gastos privados... pero disfrazándolos como gastos de explotación de la empresa Aizoon, con facturas contra Aizoon, que obviamente aminoraban la base imponible del Impuesto de Sociedades y con ello la cuota a pagar al fisco. Asombroso malabarismo: el solo hecho de un reparto de dividendos encubierto generaba dos fraudes fiscales en él y dos fraudes fiscales en ella».
«Si bien el administrador de Aizoon -el "obligado tributario"- era Urdangarin, la infanta, como socia paritaria en una sociedad de dos, que además se turnaban en la presidencia, no tenía por qué ser una muñeca de adorno. En el Instituto Nóos, sí; pero en Aizoon ¿por qué? Ella podía ejercer el dominio sobre ciertos actos realizados por el otro socio, instar la celebración de una junta, que al ser dos no hubiese generado grandes dificultades de convocatoria y reunión, pedir aclaraciones, informes, vetar... Podía hacerlo perfectamente, y debió hacerlo, al percatarse de que allí había algo raro, algo irregular, ya que vivían a todo tren y nada de lo que gastaban salía de sus bolsillos particulares. Al parecer nunca se le ocurrió a la infanta preguntar "Iñaki, ¿este catering de 81 invitados, este viaje por medio mundo, este mobiliario... quién lo paga?". Y eran una pareja que trabajaban los dos, y habían tenido que recurrir a un crédito hipotecario y a un "préstamo" del Rey para comprar el casoplón de Elisenda de Pinós».
«Ese hecho, difícilmente ocultable, ponía a la infanta al borde de la cornisa de ser acusada por "comisión omisiva" y como "partícipe a título lucrativo" de un dinero conseguido ilegalmente: el del Instituto Nóos y el de los impuestos no tributados por su marido, más estos dividendos opacos invertidos en gastos privados. Pero es que, lejos de oponerse, la infanta consintió; y no en una ocasión, sino de un
modo continuado, pues la mayoría de las veces se encargó ella misma de organizar las fiestas, las carpas, las estufas de jardín, decidir los ornamentos para la decoración del hogar, escoger las compras... No podía presentarse ante el juez y argüir desconocimiento, por mucho que se lo inculcasen sus abogados».
«Del mismo
modo que participó directamente en la contratación anómala de unas personas que figurarían como trabajadores administrativos de Aizoon, pero realizando tareas domésticas. O en la ficción de autoalquilarse una planta del palacete, teóricamente dedicada a oficinas de Aizoon, una sociedad sin actividad ni clientes ni trabajadores. Y encima firmando como arrendataria, cuando en realidad era la arrendadora... Pero con todo ese trasiego lo que quedó a la vista fue que la cuenta de la infanta no era la cuenta de ahorros de un ama de casa, como se pretendió hacer creer, sino que participaba en cierto tipo de operaciones mercantiles y societarias».
(...) «Por ello pensé, y sigo pensando, que sin sobreactuar, sin hacer gestiones ni mediar con unos o con otros, con su simple "ser y estar", la infanta colaboró eficazmente en la entrada de dinero en el Instituto Nóos y en la extracción de ese dinero a través de Aizoon».
«¿Se puede pensar que, si sus cargos eran superfluos en todo aquel negocio, la infanta era una "mujer de paja"? Pues ni lo dudo. ¡Es que ese era su papel más útil!».
http://www.elmundo.es/cronica/2017/11/1 ... b45fd.htmlA mí esto me ha matao
...
que esa misma persona diga que no sabe qué es la desgravación fiscal, ni el IRPF, y que de Hacienda sólo conoce "que se lleva parte de mi sueldo"
Nadie es tan ignorante, por favor... Dí que no entiendes de papeleo o porcentajes, vale, ¿pero que no sabes qué es el IRPF?