Marlene dijo ayer que no está bautizada. Entiendo que no pertenece a ninguna confesión religiosa. Al menos, a nuestros ojos, tienes que haberte bautizado para ello, sino eres un simpatizante más. O no sé cómo funciona esto en las congregaciones protestantes, episcopales, metodistas, mormonas y todo eso que hay en EE.UU.
A mi me encanta esta boda, porque creo que es lo que merecía Harry, quizás el más rebelde de la familia, uno de los que más veces ha metido la pata hasta el fondo (lo hemos podido ver hasta como su madre lo trajo al mundo), pero aún así ha conseguido dejar todo eso atrás, encontrar su camino y terminar convirtiéndose en el Windsor más popular y activo de la Familia Real. Si le hubiesen encasquetado a una lady británica, o una de esas muchachas pijas con las que se suelen codear en las bodas y fiestas varias, creo que Harry hubiese tenido papaletas para perder parte de lo que le hace ser la estrella de la familia. Uno al final, se acopla un poco al estilo, carácter y costumbres de su pareja. Al chico le va la marcha, y marcha va a tener.
Ahora bien, teniendo en cuenta la familia, la profesión, la educación, los orígenes, el pasado... desde un punto de vista de lo más purista, puede que Noruega siga ocupando el primer puesto en cuanto al ránking de malas bodas (de hecho muy buenos resultados en cuanto a popularidad, no han dado las de allí), pero creo, sinceramente, que los Windsor están a un paso de arrebatarles el título.
O sea, ¿esperáis ver a la familia Markle a lo Rocasolano o Middleton, todos bien puestecitos? Miedo, mucho miedo.
El tema es que esto ya es más un asunto de la próxima gestión, la de Charles. Lilibet habrá torcido el morro en privado una barbaridad, estoy segura. Y habrá aguantado los comentarios y las guasas de su Duque, los dos sentaditos en el sofá, compartiendo mantita de cuadros. Pero es que poco puede hacer salvo dar su bendición, pues nadie mejor que ella para ver que matrimonios que parecían que lo tenían todo, fueron un fracaso, un nido de escándalos. En cambio parejas
commoners como Sophie Wessex, Timothy Laurence, la misma Kate e incluso los otrora escandalosos Charles y Camilla, están dando unos resultados bárbaros. Y un poco ocurre y ocurrió con otras monarquías, salvo excepciones muy concretas. Si tu hijo, tu heredero, divorciado, se ha casado con su amante, con la mujer de la que ha estado enamorado durante 40 años; tu hija, también divorciada, ha contraido nupcias por segunda vez; tu nieto, el segundo heredero, se casa con una chica bien, hija de nuevos ricos... el siguiente paso era este, y sin rechistar. Eso sí, ayer palpé, como dice Tanja haciendo referencia a los monárquicos más rancios o conservadores, ciertas narices un pelín más gachas que otras veces, cierto orgullo herido, los humos un pelín más bajos, cuando señores, esto no es cómo empieza, sino cómo acaba. No hay mejor ejemplo que el de una perfecta Lady Diana Spencer.
Eso sí, se acabó eso de volverse a meter con otras monarquías porque parece que hacen vida de
commoners. Que vengan ahora a repetir eso de los suecos. Todo supuestamente, eh. Que hay que fiarse de la prensa lo justo, pero así parece que fue.