Clara escribió:
Le va a gustar a Minnie.
Jajajaja, sí, sí, tiene sus puntazos. Aunque me reservo mi opinión sobre la leyenda negra en torno a María Luísa de Parma y me preocupa eso de poner a su nuera María Cristina a su nivel. Si la pobre María Cristina, honestamente casada durante años por obligación con su tío Fernando VII, lo único que hizo fue, reciente viuda, enamorarse locamente de un guardia...La suya no es una historia de liviandad y promiscuidad sexual como la que se atribuye a María Luísa -y que pongo en duda, aunque el experto es Godoy, nuestro Godoy del foro).
Disparar a la reina es muy tradicional, sí. Aquí y en todos los países: si la persona que ha redactado ese artículo "de paseo por la Historia de España" quisiese, podría hacer algo parecido con absolutamente todos los países. Por eso me hace cierta gracia cuando se echa la culpa a la "falta de seriedad" o la "falta de rigor" o el "amarillismo" de los medios combinados con las redes sociales. Pues sí, vale, vamos a darlo por válido, pero...¿y en otros siglos? Siempre lo he dicho...los pasquines, las hojas volantes, los libelos, hacían el mismo efecto. Tardaban más, no había esta instantaneidad, pero hacían su efecto.
El "problema", para la monarquía, siempre surge cuando confluyen en el tiempo dos factores: uno, pérdida de popularidad sostenida, que hace que surjan y se sostengan y se vayan incrementando las dudas sobre si conviene mantenerla, y, dos, una época socialmente compleja, marcada por tensiones que pueden minar el sistema y hacerlo saltar por los aires. Si la popularidad no es para tirar cohetes pero la época es tranquila, apacible, aparentemente próspera, de vacas gordas y café con leche para todos, probablemente no pase nada. Pero cuando la popularidad es menguante y coincide con tiempos revueltos...uy, amigos, hic sunt dracones. Por eso siempre insisto en que el escudo de los reyes y príncipes en ganarse el favor de su gente, todo lo que puedan, que nunca será más de la cuenta.