Cierto es que los recién estrenados papás pasaron mucho tiempo alejados de sus hijos en 1950 y 1951. Entre que el Duque se encontraba destinado en Malta y que por la enfermedad del Rey, Isabel y Felipe tuvieron que cubrir gran parte de sus viajes oficiales, Carlos y Ana pasaron semanas sin ver a sus padres.

Aquí podemos ver a Carlos de la mano de su madre en el aeropuerto, recién aterrizados en Londres volviendo de Malta.


Londres, abril de 1951





Marcus Adams, julio de 1951


Yousuf Karsh, 1951

Y se dejaron retratar en los jardines de Clarence House antes de poner rumbo al Castillo de Balmoral.




Clarence House, agosto de 1951


Escocia, septiembre de 1951


Isabel y Ana con el Teniente Coronel Nielson en Birkhall, septiembre de 1951

Todas las personas cercanas a Isabel y Felipe coinciden al afirmar que la vida familiar de los entonces Duques de Edimburgo se resintió considerablemente desde el momento en el que el Rey Jorge falleció. Los compromisos de Isabel, ya como Reina de multitud de territorios, crecieron fruto también de una nueva política de proximidad de sus asesores. Lilibet llegó a viajar a lugares que nunca antes habían sido visitados por un monarca británico. Eso implicaba que la pareja estuviese meses lejos de suelo británico. Cuando regresaban a Londres la bienvenida era apoteósica, con saludo desde el balcón de Buckingham incluido.

Para Felipe también cambiaron mucho las cosas, quizás fue el que más sacrificios tuvo que aportar a "la causa". Para él se acabó su carrera naval (en realidad ya se había retirado del servicio activo unos meses antes) y se acabó Malta o cualquier destino en el que comandar una fragata. Y para los niños terminó la tranquilidad y cierto recogimiento de Clarence House y el tiempo con sus padres también disminuyó. Aún así 1952 fue un año bastante tranquilo en el que todo giraba en torno a los preparativos de la coronación y a la cargada agenda con la que la nueva Reina debería lidiar a partir de 1953. Para poder desempeñarla, en parte, ya se estaba construyendo un yate que, con el tiempo, se convertiría en parte importante de la familia.






Castillo de Balmoral, septiembre de 1952

Regreso a Londres tras pasar las Navidades en Sandringham, enero de 1953



En abril de 1953, tan solo dos meses antes de la Coronación, Lilibet bautizaba el nuevo Yate Real. El nombre escogido no fue uno más. Tuvo toda la intencionalidad y estaba cargado de simbolismo, más teniendo en cuenta que los planos de la embarcación habían sido diseñados en 1938 para reemplazar al viejo Victoria and Albert, pero habían quedado paralizados por la guerra.

El Britannia seguramente fue concebido como un medio de transporte más, algo práctico y cómodo para trasladar a la Familia Real por los territorios de la Commonwealth. Per también encarnaba la imagen del poderío naval británico, una forma más de venderse de cara al mundo y de apaciguar la nostalgia del imperio que antaño fueron. Pero por encima de todo eso, ese yate se convirtió en una verdadera casa flotante para la familia. Tanto Felipe como Isabel tardaron poco en hacerlo suyo, decorarlo y ambientarlo como les apeteció.

La primera vez que el Britannia ejerció como Yate Real fue en 1954 cuando tuvo que trasladar a Carlos y a Ana hasta Malta para recoger a sus padres en Tobruk, Libia, tras meses de una interminable gira. A partir de ese momento, el Britannia se volvió imprescindible en muchos de los viajes de la familia, tanto los públicos como los privados e inauguró una tradición familiar que tenía lugar cada verano: los cruceros familiares.

Cuando el Britannia, la primera "casa" que Isabel y Felipe prepararon a su gusto para toda la familia, fue retirado del servicio activo al costar demasiado mantenerlo, llegó el drama. Pocas veces se ha podido ver a los Windsor tan tristes y sentimentales como cuando se despidieron del yate y de su tripulación, algunos de cuyos miembros habían servido en él por más de 20 años.





Portsmouth, diciembre de 1997

La Coronación en junio de 1953 también tuvo momento niños, sobre todo durante el saludo desde el balcón de Buckingham y la sesión de fotos oficiales. Siempre que la Familia Real británica aparece en ese balcón, se instalan una especie de cajones para que los más pequeños puedan subirse sobre ellos y ver que ocurre más abajo, lo que provoca en muchas ocasiones más de un respingo y agarrones de pantalón por si los niños se asoman más de lo debido. Es bastante gracioso ver como aquel día lleno de boato, joyas, mantos y multitudes, tuvieron que echar más de un ojo a unos curiosos Carlos y Ana que no paraban de examinar asombrados todo a su alrededor.






Junio de 1953

Castillo de Balmoral, agosto de 1953

Si habéis visto la serie 'The Crown', más o menos tendréis una idea de lo extensa que fue la primera gira de Lilibet y su Duque por los países y territorios de la Commonwealth. Comenzó en noviembre de 1953 y no finalizó hasta mayo de 1954. Los ingleses estuvieron más de seis meses sin su Queen, pero Carlos y Ana estuvieron casi el mismo tiempo sin sus padres, hasta que pudieron reunirse con ellos en Libia de camino a Malta.

Después de esa gran gira, Lilibet nunca más volvió a estar tantos meses fuera de Inglaterra y mucho menos sin ver a sus hijos.



Malta, mayo de 1954

Los verdaderos reyes del peñón son los monos. El oficial de artillería al mando lo sabía bien.


Peñón de Gibraltar, mayo de 1954

Aquí tenemos a Carlos y a Ana participando del Windsor Horse Show desde pequeñitos. Todos los año, cada mes de mayo, es una de las citas ineludibles para la familia, al igual que las carreras de Ascot. Que un Windsor sea alérgico a los caballos tiene que ser una auténtica tragedia.



Windsor, mayo de 1955

Podemos ver como el Duque de Octavius puso todo su empeño en que alguno de sus hijos alcanzara la gesta de dar una vuelta completa con el columpio, pero al final fue él el que terminó llevándose un guarrazo al intentar frenar a su primogénito.