El Rey Miguel sí cambió las cosas. En 2007 publicó las nuevas normas con las que se regiría la Familia Real y alteró la línea de sucesión nombrando a Margarita como su heredera. En el mismo documento expresaba que la heredera legítima al trono debía portar el título de "Princesa Heredera" y "Custodia de la Corona Rumana". El Addendum I donde aparecía el nuevo orden de sucesión en 2007, posteriormente fue
modificado en dos ocasiones: para excluir a Irina en 2014 y a Nicolás en 2015. Por ello, actualmente la Princesa Elena es la heredera presunta de Margarita y tras ella aparece su hija, sus hermanas y su sobrina.
Cuando el Rey Miguel hizo público el nuevo orden de sucesión, apeló al parlamento para abolir la Ley Sálica que una vez imperó. Obviamente el parlamento le respondió que aquello no tenía sentido, pues aquella Constitución ya había sido abolida y las leyes y normas que emanaron de ella habían dejado de estar en vigor. Así que el Rey Miguel apuntó que en caso de que se restaurarse la monarquía en Rumanía, respetasen la línea sucesoria que él había dejado establecida, en consonancia con las normas y tiempos actuales. Aquel texto jamás fue aprobado ni reconocido por la cámara legislativa porque se entendía que era un documento privado. Margarita sí es reconocida, a nivel institucional, como Jefa de la Casa de Rumanía y heredera de su padre. De ahí que reciba el tratamiento de Su Majestad por parte de las autoridades.
Del mismo
modo, Miguel excluyó de la sucesión (y de la herencia) a posibles líneas colaterales o hijos ilegítimos, dejando como único heredero de los bienes históricos o capital relacionado con la Casa, al primero en esa línea sucesoria.
Así que el Rey Miguel vino a hacer algo parecido a lo que ha hecho ahora VE, estableciendo unas nuevas normas para la dinastía, al margen del parlamento y de una constitución que no existe. Lo de abolir la ley sálica es una falacia, ya que en rigor quedó abolida desde el momento en que dejó de estar vigente la Constitución del Reino de Italia. Otra cosa distinta sería que existiese una norma privada, a nivel dinástico o familiar, que pudiese equipararse a los postulados de una la ley salica.