Monólogo de Alsina: "Turismo vacunífero emiratí"
Ya tenemos una nueva consecuencia que ha traído la pandemia. El turismo sanitario en su versión borbónica. Vente a Abu Dhabi, Félix. De la mano de don Juan Carlos, expatriado en proceso de regularización permanente, llega el turismo vacunífero. O cómo sus dos hijas, Elena y Cristina, y su buen amigo el ex director del CNI, Sanz Roldán, han podido vacunarse antes de lo que les hubiera correspondido en España recurriendo al método práctico de subirse a un avión y plantarse en los Emiratos Árabes Unidos. No porque en Abu Dhabi vacunen a todo el mundo nada más bajarse del avión, "bienvenidos a los Emiratos, tenga a mano su pasaporte y súbase la manga para la inyección de la primera dosis", sino porque don Juan Carlos tiene allí mano para que le vacunen a las visitas. Las hijas de nuestro hermano son nuestras hijas.
El rey Felipe sólo cuenta consigo mismo para asegurar la continuidad de la dinastía.
Salvo que las infantas Elena y Cristina se hayan vuelto marcianas (no por efecto de la vacuna sino antes) son perfectamente conscientes de que en España, país en el que residen, generó gran repulsa que unos alcaldes, o unos consejeros autonómicos, o un sindicalista, o un obispo, se vacunaran por el morro antes de tiempo. Luego eran perfectamente conscientes de cómo se iba a recibir la noticia de que han practicado el turismo vacunífero aprovechando la influencia emiratí de su padre. Y sabiéndolo, eligieron hacerlo. Eso da idea de hasta qué punto no se sienten ya concernidas por las consecuencias que sus actos puedan tener en la reputación de su hermano, que es el rey de ahora. No sólo han desconectado de eso que se llama el sentir de la sociedad, han desconectado del futuro de la corona. El rey Felipe sólo cuenta consigo mismo para asegurar la continuidad de la dinastía. Él repite a todas horas lo de la ejemplaridad, procura estar al tanto de cómo respira la sociedad y cómo se juzgan hoy determinadas cosas, pone cuidado en reflejarlo cada día en sus discursos... pero vienen el padre y las hermanas y le emborronan el folio. Un día son ocho millones de euros en vuelos por los que no se tributó, otro día son las vacunas en el extranjero.
La Zarzuela se ha resignado ya a tener que recordarnos cada día que la familia real la forman sólo los convivientes, que diría Illa. Es decir: rey Felipe, reina Letizia y las dos hijas. Todo lo demás, o todos los demás, son familiares pero no familia. Ni siquiera la reina madre, Sofía, que es la única con la que el hijo mantiene una relación fluida. Es verdad lo que dice la Zarzuela: esta familia, en realidad, son tres familias; la de Felipe y Letizia, la de Juan Carlos y sus hijas y la de la reina Sofía, que es como una familia puente ella sola, y el rey sólo responde por lo que hace su núcleo conviviente.
Pero sus hermanas no dejan de ser sus hermanas, su cuñado no deja de ser su cuñado y su padre no deja de ser su padre. Son ellos los que le alegran la vida cada día a Echenique. Que cree estar tocando ya la República con la yema de los dedos. Ni habiendo renunciado a la herencia consigue el rey Felipe deshacerse de la herencia recibida.