El
Innerer Burghof, antiguamente conocido como
Innerer Burgplatz, era una plaza independiente y sirvió como escenario de torneos caballerescos hasta el siglo XVI, bajo el reinado del Emperador Maximiliano II. Con el paso de los siglos, la plaza devino en el patio interior del palacio, rodeado por las continuas ampliaciones del Hofburg.
Una imponente estatua del Emperador Francisco I de Austria domina el patio interior. En la parte trasera de la estatua, aparece el
Amalienburg o Palacio Amalia; la
Leopoldinischer Trakt o Ala Leopoldina aparece a la izquierda y el Ala de la Cancillería Imperial a su derecha. La figura del propio Emperador mira de frente al Ala Suiza, la parte más antigua del Hofburg vienés.
Innerer Burghof Francisco I, nieto de la Emperatriz María Teresa, deseaba que se le construyera un monumento en vida. Pero el canciller austriaco Metternich, rechazó la petición del Emperador. Tras la muerte de Francisco I en 1835, su hijo y heredero, el Emperador Fernando I, proyectó un monumento que se erigió en el
Innerer Burghof en 1846.
El monumento muestra a Francisco I como un emperador romano con toga y corona de laurel. Cuatro figuras femeninas están sentadas a sus pies. Las dos que miran hacia el Ala Suiza simbolizan, al igual que el Emperador, la paz y la fe, mientras que las dos que miran hacia el
Amalienburg representan la fuerza y la justicia.
El
Amalienburg o Palacio Amalia se construyó en el siglo XVI como un edificio independiente, justo enfrente del Ala Suiza. Maximiliano II mandó construir una estructura inicial de una planta para su hijo, el futuro Rodolfo II. El propio Rodolfo hizo ampliar el edificio añadiendo más plantas hacia finales del siglo XVI. En esa época, la nueva residencia recibió el nombre de
Rudolfinischer Trakt en honor del Emperador. Su nombre actual,
Amalienburg, se debe a la Emperatriz Guillermina Amalia, que lo utilizó como residencia tras la muerte de su esposo, el Emperador José I.
Amalienburg o Palacio Amalia En el centro encontramos un sencillo portal arqueado con herrajes originales de principios del siglo XVIII. Un gran reloj de sol de finales del siglo XVII domina el ático del tercio superior de la fachada y otro mecánico se sitúa justo encima. El tejado del Amalienburg está coronado por una torre de 8 esquinas con una cúpula de cebolla. Si se observa de cerca la parte inferior de la torre, se puede ver una pequeña esfera azul con símbolos de estrellas. La esfera procede de un reloj astronómico, considerado una maravilla técnica en el siglo XVI, que no ha sobrevivido.
Sisi, la célebre Emperatriz de Austria, junto con su cónyuge, el Emperador Francisco José I, también vivieron en el Amalienburg y en la vecina Ala de la Cancillería Imperial. En la actualidad, algunas de esas habitaciones forman parte del Museo de los Apartamentos Imperiales.
Leopoldo I hizo conectar el Ala Suiza con el
Amalienburg en el siglo XVII. Esta ala de conexión, con su fachada de estilo barroco temprano, se construyó entre 1668 y 1680 y recibió el nombre de
Leopoldinischer Trakt o Ala Leopoldina en honor del Emperador, quien la habitó junto a su primera esposa, la Emperatriz Margarita Teresa, nacida Infanta de España. Durante el siglo XVIII fue ocupada por su nieta, la Emperatriz María Teresa y tras la muerte de ésta, sus magníficos apartamentos fueron habitados como salas de Estado hasta el final de la monarquía. Desde 1946 alberga el despacho del Presidente Federal austriaco.
Fachada exterior de la Leopoldinischer Trakt o Ala Leopoldina En el siglo XVII, los Habsburgo mostraron en general poco interés por los grandes proyectos arquitectónicos. Numerosas descripciones contemporáneas se refieren al Hofburg como una residencia inapropiada para el poder imperial. En la primera década del 1700, la Corte vienesa seguía sin cambiar en este sentido, una circunstancia un tanto sorprendente dados los éxitos políticos contemporáneos y el auge generalizado de la construcción que experimentaba la ciudad en aquella época. Esto resulta aún más sorprendente si se tiene en cuenta que en el Barroco se consideraba que la arquitectura era el mejor medio para representar el poder.
El arquitecto de la Corte Imperial, Johann Bernhard Fischer von Erlach, se había labrado una reputación de especialista en proyectos monumentales con su primer sensacional conjunto de diseños para el Palacio de Schönbrunn. Fischer únicamente pudo realizar unos pocos proyectos para los Habsburgo, ya que las finanzas del Estado estaban atascadas en la Guerra de Sucesión española. No obstante, en los años siguientes a 1715 se produjo un enorme auge de la construcción, cuando Carlos VI inició una serie de importantes proyectos en el Hofburg y sus alrededores.
Carlos VI mandó construir el Ala de la Cancillería Imperial, la más joven de las cuatro que rodean el
Innerer Burghof. En aquella época surgieron también los primeros proyectos que contemplaban la reconstrucción radical o la sustitución completa de la residencia imperial. Sin embargo, todos estos grandiosos diseños estaban destinados a quedarse en el tintero. Hubo que esperar a la amplia reconstrucción del Palacio de Schönbrunn por parte de la Emperatriz María Teresa para que la Corte de los Habsburgo dispusiera por primera vez de un escenario
moderno en el que presentarse de forma adecuada.
Ala de la Cancillería Imperial Carlos VI vivió y trabajó en el Ala de la Cancillería desde el principio, mientras que su hija y heredera María Teresa prefirió el Ala Leopoldina situada justo enfrente. Tras la muerte de Carlos VI en 1740, el Ala de la Cancillería Imperial pasó a servir como sede de la más alta autoridad del Sacro Imperio Romano Germánico. Cuando Francisco II, último soberano del Imperio Romano Germánico, abandonó el cargo de Emperador en 1806, las habitaciones del Ala de la Cancillería Imperial se adaptaron como vivienda de la Familia Imperial.
En 1857, el Emperador Francisco José I, su esposa, la Emperatriz Isabel y su familia se instalaron aquí. El Emperador dormía y trabajaba en el ala de la Cancillería, mientras que la Emperatriz ocupaba los apartamentos del vecino Amalienburg.
La fachada principal da al patio interior, el
Innerer Burghof. La estructura cuenta con 3 portales, cada uno con un balcón y una serie de esculturas a la altura del tejado. Aunque las obras de construcción del edificio finalizaron en 1730, la fachada presenta características propias del clasicismo. La puerta central, conocida como
Kaisertor, estaba reservada exclusivamente para los miembros de la Familia Imperial.
Sobre el largo balcón central, a la altura del tejado, encontramos el escudo de armas de Carlos VI, y sobre él la Corona Imperial enmarcada por el Collar de la Orden del Toisón de Oro. A ambos lados de la puerta principal hay dos esculturas del italiano Lorenzo Mattielli. Las imponentes obras de arte en piedra arenisca muestran escenas de la saga de Hércules.