A ver, tampoco inútil. Yo considero inútil a una persona que no realiza bien ninguna tarea, por sencilla que esta sea. Victoria Eugenia hizo su papel sin más ni más, correcta, plana. Y Alfonso la culpó de la hemofilia porque era ella la que transmitía la enfermedad (este sí que es un debate chungo).
¿Tendría una opinión sobre la monarquía? Pues supongo que sí, o más que una opinión tenía una creencia, una manera de vivirla sin opinarla. Pero, ojo, tampoco tendría porque ser liberal, abierta, ni nada que se le parezca. Ten en cuenta que ella vivió el reinado de Eduardo VII y los usos y costumbres de su Corte. Un tipo con un bagaje de amantes de aquí a Lima, con una ristra de hijos ilegítimos dejados de la mano de Dios y sin auxilio paterno, con escándalos financieros y de juego, un rey al que le gustaba especialmente el ceremonial y la etiqueta cortesanos (¿no fue él quien reintrodujo el ceremonial de la apertura del Parlamento tras anularlo Victoria?), un rey que chocaba con sus ministros por no querer limar sus poderes y que tenía demasiada iniciativa política nacional e internacional para la tranquilidad de su Gobierno. La Corte inglesa era extravagantemente lujosa y absolutamente clasista hasta niveles grotescos (recordad a Alejandra y sus miles de quilates, o los joyones de la aristocracia inglesa de este momento), el contacto entre las clases medias y la nobleza, cuyos usos y costumbres no se diferenciaban mucho de los que tenía en el XVIII, apenas existía. No conviene pensar que en este entorno Victoria Eugenia creció desarrollando unos principios rompedores ni nada parecido. Y si los obtuvo, desde luego no los puso en práctica en España ni fuera de ella.
Esfuerzos por integrarla...para muestra un botón.
El Palacio de la Magdalena fue un regalo de la ciudad de Santander para que ella se sintiera cómoda. La Corte se trasladaba a Cantabria todos los veranos entre 1913 y 1930 a veranear para que Victoria Eugenia se sintiera feliz en un entorno que le recordada a la isla de Wight, a un palacio de estilo inglés, donde había costumbres inglesas, donde se jugaba al polo y al tenis, se hacían regatas...actividades nada españolas en el sentido tradicional. La nobleza empezó a vestirse y a peinarse como ella, a moverse como ella...sí que hicieron un esfuerzo. Y ella también, ojo: visitó a los nobles a lo largo y ancho del reino, cazó como una española, comió como una española, vistió mantilla y trajes regionales como una española, rezó como una española...y acudió a los toros en más ocasiones de las que nos pensamos, o por lo menos así lo dice la prensa de época, desmintiendo esa supuesta y tan cosmopolita "repugnancia" ante tan bárbara fiesta. He de confesar que en muchas de estas ocasiones acudía con su hermano y su cuñada, los marqueses de Carisbrooke, así que igual se limitaba a acompañarlos pero realmente tampoco le volvían loca.
Y su relación con el resto de la Familia Real siempre fue muy cercana y cordial, jamás faltó a un sarao si estaba cerca. Su propia familia llegó a formar el núcleo duro alrededor de Alfonso, os recuerdo que su hermano Alejandro estaba con él el día de la llegada de la república, eran amigos íntimos y el trío calavera junto con Alfonso Orleans. Pudo tener algún roce, no lo sé, pero nada del otro jueves o nada que haya llegado a trascender.
- OFF TOPIC
- Todos los borbones hasta Carlos IV y algunos del XIX aborrecían los toros. Carlos IV les llegó a prohibir, pero tuvo que dar marcha atrás.