Los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, ayer en Oviedo.
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El bufet ofrecido por los Príncipes a los galardonados es una buena ocasión para ver en una misma habitación (enorme, pero una al fin y al cabo) pinchar y cortar, en sentido literal, a todos los que pinchan y cortan, en sentido figurado, en la vida social, económica y política de España y el Principado. Más o menos acaudalados, socialmente situados o dotados de prestigio, todos los seres humanos somos iguales ante determinadas situaciones. Una de ellas es la urgencia de matar el gusanillo cuando empieza a hacer de las suyas.
Ayer, poco más tarde de las 14.10 horas, el convite celebrado en el Reconquista estaba de bote en bote y los invitados se afanaban frente a la mesa del bufet por degustar uno, al menos, de los 22 platos y cinco postres que componían el menú. Los medallones de solomillo de ternera a la crema de guindas y foie fue ayer la opción elegida, por ejemplo, por el escritor y divulgador Eduard Punset para dotar de combustible al motor de su celebrada mente.
Mientras, los invitados regaban los platos servidos con Fillaboa Selección Finca Montealto 2007 para los que se decantaban por el blanco y un Murúa Reserva del 2003 para los afiliados al tinto. Una vez los invitados aposentaron debidamente la comida, se abrió la entrada a la capilla del Reconquista donde los Príncipes de Asturias fueron recibiendo a todos los comensales. El Príncipe de Asturias, muy sonriente durante toda la recepción, tuvo una larga conversación con miembros de la representación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la cual su alteza desveló una aficción de juventud compartida con su cuñado, Iñaki Urdangarin: el balonmano. Y es que Don Felipe explicó cómo en los años previos a su entrada en la academia militar había practicado este deporte que, sin embargo, no llegó a calar en él.
Otro ilustre hijo del país azteca, el abogado y periodista Jacobo Zabludovsky, habló con su Alteza Real del enorme honor que supone para la UNAM haber recibido un galardón como el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades, sobre todo, destacó, en un país con la larga tradición de Universidades que tiene España.
La princesa Letizia compartió distendidamente anécdotas de su pasado profesional con los periodistas Manuel Campo Vidal y Luis del Olmo. En este sentido destacó como su labor actual difiere del mundo periodístico pese a que permanece ligada de alguna manera al mundo de la comunicación. Doña Letizia tuvo también una animada conversación con Jacobo Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, conde de Siruela, y su esposa Inka Martí en la que la Princesa de Asturias insistió acerca de lo mucho que le interesaba escuchar durante la ceremonia el discurso de Ismail Kadaré, Premio Príncipe de las Letras.
Pero sin duda la presencia del Príncipe Felipe fue la más solicitada entre la concurrencia. Especialmente a la hora de inmortalizar cámara digital en mano los numerosísimos encuentros que se terciaron. Precisamente, una de las mujeres que asistieron al tete a tete con los Príncipes en la capilla no puedo evitar decirle a Don Felipe " qué guapo está usted con barba Majestad!". Y el Príncipe no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa.
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