NO se trata, a mi entender, de ponerse la tiara de los Lyses en la apertura del parlamento, la melleiro para la Pascua Militar, la Cartier para la repción al Cuerpo Diplomático y la de Mª Cristina para la entrega del Premio Cervantes. Es mucho más que eso. Es mantener la conciencia clara de que en España existe una monarquuía parlamentaria. Pero una MONARQUÍA y no otra cosa. La cercanía a los habitantes del país es excepcional, irrenunciable. Pero no una cercanía barata, sino cuidada. Que cada persona que se acerque a un miembro de la FRE sepa ante quién está. No para temerle pero tampoco para que le firme un autógrafo y hacerse la foto como si fuese Belén Esteban. Y, por desgracia, vamos camino de corvertir a cada miembro de la FRE en una "celebritie" más, como otras. Se tiene mayor respeto por la esposa del Presidente del Gobierno, Sonsoles Espinosa (cosa que está muy bien), que por la mismísima Princesa de Asturias. Claro que su relevancia no es la misma pero, precisamente por eso, deberían cambiar las cosas. Como ha dicho Sabbatical tenemos el caso de Dinamarca, donde, a pesar de Henrik, la monarquía es valorada en su medida justa. O la misma Suecia. En la boda real de su princesa heredera nos lo enseñan todo sin perder ni un ápice de boato y solemnidad. Y por ello, seguro, que se les valora más. ¿Fue más cercana la boda de los Príncipes de Asturias, hijo de los tan campechanos Juan Carlos y Sofía? No. Y para la FRE mostrarlo todo como los suecos hubiese sido impensable. Y no creo que estemos en 1800. Porque estamos en 2011 queremos que la monarquía sea lo que tiene que ser en el siglo XXI. No una reliquia del pasado pero tampoco algo tan anodino y desvirtuado que lo único que produzca sean noticias para el periodismo del corazón más agresivo y la indiferencia en cuanto a contar con ella, con la monarquía, como
modelo de organización legítima, válida y útil para los Estados del mundo de hoy.