Ya para terminar una entrevista muy amena a Sonsoles, hija de los anterioeres Marqueses de LLanzol

Sonsoles Diez de Rivera: "La educación ya no existe"
http://www.mujerhoy.com/corazon/paparaz ... 12012.html29 nov 2012
Hoy Corazón-Carmen Duerto
Hija de los marqueses de Llanzol, recuerda para nosotros las costumbres ya perdidas: el protocolo, cómo servir las mesas, el trato con el servicio... Hay cierta nostalgia en sus palabras, pero ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con solvencia y naturalidad.
Mi primer y único viaje con Sonsoles Diez de Rivera fue a Bilbao en un vuelo 'low cost', invitadas para ver un desfile. Ella se amoldó a las exigencias e hizo cola encantada para coger sitio en el avión cargando con su maleta. Aquel día, sin embargo, otro de los invitados, con apellido regio, se quedó en tierra pronunciando esta famosa frase: "¿Sabe usted con quién está hablando?", mientras Sonsoles aseguraba: "A mí no me importa nada porque me adapto a todo. Sobreviviré a las catástrofes porque nunca me han importado esas cosas. Además, sé hacer de todo y necesito muy poco para vivir".
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Meses más tarde, nos recibió en su pequeño pero apañado piso de Madrid, donde la gran dama de la sociedad española demostró su señorío y una vida readaptada al mundo real: "Si vieras cómo plancho y cómo encañono camisas... No me gana nadie". Así es de natural.
Y de directa:"No soy Sonsoles Díez ni Díaz. Soy una mujer Diez, como el número. No entiendo esa manía de acentuar mi apellido". El asunto es importante porque en el escudo de sus padres, los marqueses de Llanzol, aparece una X: diez en números romanos.
El heráldico lo tiene colocado en el aseo de invitados, junto a las toallas bordadas. Esta mujer, que habla inglés, francés, italiano y alemán, que compra por internet y que está abonada a El Corte Inglés, se define como una persona con "enorme capacidad de organización y relaciones inmediatas en altas esferas sociales y profesionales".
Con la reina Fabiola
Cuando era joven alternaba mucho con el Rey, que en esa época era Juanito, y la reina Fabiola la tutea. Es más, le hizo ir a su palacio a recoger personalmente el traje de bodas que la reina viuda de los belgas donó al Museo Balenciaga, del que Sonsoles es vicepresidenta.
"Cuando me llamó para donarme su traje de novia, me dijo que no le enviase a mi mecánico, que fuera yo personalmente a por él y que lo restaurase Felisa, la
modista de Balenciaga. Me dijo que le había quitado todo el visón bueno y con él se había hecho una chaquetita. A cambio, le había puesto un visón acrílico y me dijo que si yo se lo volvía a poner auténtico que le enviase a Bélgica el acrílico. Como es natural, le envié el visón falso y quizá se hizo otra chaquetita. Fueron Felisa y Lorenzo Caprile los que lo arreglaron en presencia de Givenchy, que vino de París cargado de perfumes para todos".
No puedo evitar resaltar el detalle caballeroso de Givenchy y, enseguida, pero sin nostalgia, responde: "Eran grandes señores, tenían una sensibilidad que hoy se ha perdido. La educación ya no existe nada más que en los toros. En el ruedo se siguen unas normas de protocolo fantásticas".
Adiós al protocolo
Una mujer que empezó a vestir Alta Costura con siete años y cuyo traje de comunión se lo hizo personalmente Balenciaga sabe lo que es la elegancia. "Es difícil ser elegante si no has tenido una referencia. La de mi madre ha sido dificilísima de seguir. Ahora sería inviable porque ella no salía de casa sin sombrero, de ahí que tuviera más de 200. La vida era diferente. Un día me puse un abrigo enorme de lince siberiano, me metí en mi utilitario y no encontraba el freno ni el cambio, y cada vez que cambiaba de marcha arrancaba un mechón de pelo. Comprendí que ese abrigo era para ir en un Rolls con un mecánico. Me lo puse esa vez y lo doné al museo Balenciaga".
Sirviendo al servicio
"La realidad es que yo me he adaptado muchísimo a esta vida y no he tenido tiempo de vestirme de Alta Costura -continúa-. Alguna vez sí me he encargado algo, pero con cuatro hijos no puedes hacerte cuatro pruebas, no tienes tiempo. Así que me visto en El Corte Inglés y me sé poner glamurosísima porque a un traje cualquiera le pongo una enorme pamela, que yo la aguanto muy bien y realza el traje. Mi madre decía: ‘Si sales de casa con sombrero, vuelves con sombrero’. Gracias a Dios esas grandes pamelas te impiden besar, que estoy harta de los ‘besaos’. A pesar de eso, algunos insisten y se agachan para besarte".
A cuento precisamente de esto, le pregunto por la Familia Real española. "La más elegante y regia de la Familia Real es la Infanta Elena. Tiene porte real y se vestía maravillosamente cuando estaba con Marichalar. Ella es estilosa, aunque ahora es menos espectacular. Vestía de diseñadores france-ses, pero es que en España, excepto Caprile, no tenemos ninguno espectacular", sentencia.
Sin duda, son otros tiempos y las fiestas ya no son lo que eran. "Se ha acabado la costumbre de servir bien una mesa y el protocolo de todo. Antes, enseñábamos al servicio a servir. La doncella se sentaba y yo la servía para que entendiese
cómo era. Y por eso plancho, encañono y almidono como nadie, porque no tenía valor de exigir algo sin saber si era posible o no. Aprendí todo eso gracias a un libro francés, porque en mi casa tenía prohibi-do pisar la zona de servicio. Pero como a mí me divertía, observaba a la doncella plisar y encañonar".
Cuestión de cuna. Quizá por eso a la baronesa Thyssen le ha costado siempre formar parte de la alta sociedad. "Es que ella no lo ha hecho bien, porque no ha dado un vaso de agua en su casa jamás. En cuanto lo haces, los tienes a todos. Ni ha recibido nunca ni ha hecho nada de nada. Tiene una casa fantás-tica y no tenía nada más que dar cenas; nadie le iba a decir que no. Gente mucho menos significativa que ella ha entrado divinamente".
Para Sonsoles, sin embargo, las relaciones con gente importante han formado parte de su día a día. "Mis dos años más gloriosos fueron los que pasé como jefa de protocolo en el Museo del Prado. He enseñado el museo en cuatro idiomas a todas aquellas personas que eran importantes y pasaban por Madrid".
¿Y ahora? "Madrugo mucho. Voy a clase de spinning y musculación; soy encuadernadora; llevo un edificio de treinta y tantos pisos que pertenece a cuatro generaciones de mi familia, pero me ocupo yo de administrarlo, y, además, me encargo del gran restaurante del Rastrillo de Nuevo Futuro, donde hago mucho 'lobby'".
Allí ha coincidido con la Reina Sofía en multitud de ocasiones: "Es menos cordial que el Rey, pero es que es alemana. Es simpática y habla muy bien español, tiene un acento gracioso. Ella no frecuenta la sociedad española, no sé qué vida hace". Tampoco es una información que le preocupe especialmente.
Sonsoles tiene mundo y vida para escribir varios libros. Justo antes de marcharnos, nos contó, por casualidad, la anécdota más curiosa y divertida: "¿Sabes que antes los sastres, abrigos y trajecitos de salir se regalaban al servicio? Solo se guardaban los de cóctel y noche. Así que a los desfiles de Balenciaga, que eran a las cuatro de la tarde y no reservaban los asientos, las señoras enviaban a las doncellas vestidas de Alta Costura a coger sitio. Claro, ellas lo llevaban de otro
modo, pero estaban elegantísimas. No solo los Llanzol lo hacíamos, también los Elda, los Linares… Todos".