Sí se mantuvo la cena ofrecida por el Gobierno en honor a los novios. Tuvo lugar en la Fortaleza de Akershus. Contó con 350 invitados, entre los que se encontraba el Presidente de Finlandia y el Cuerpo Diplomático.

Las únicas imágenes que he encontrado de esa noche:



Podemos ver a Sonja, con vestido y abrigo de seda, recogiéndole algo a la esposa del Primer Ministro Per Borten, vestida con traje regional. Borten aparece detrás saludando al Rey Federico de Dinamarca. También podemos ver a la Reina Ingrid de Dinamarca, con su aderezo de rubíes, y a la Princesa Margarita de Suecia.

Margarita y Henrik de Dinamarca con el Príncipe Claus de los Países Bajos

Daisy llevaba la tiara chandelier de diamantes de su abuela, la Reina Alejandrina, hoy en posesión de su ex nuera Alejandra, Condesa de Frederiksborg.



Las calles de Oslo fueron primorosamente adornadas los días previos a la boda. Quedaron engalanadas con banderas noruegas izadas sobre altos mástiles blancos adornados con flores. Los escaparates se llenaron de imágenes y del monograma de los Príncipes Herederos. Los edificios estatales desempolvaron las enseñas oficiales y encargaron escudos nacionales para colgarlos de las fachadas. Cerca de 3.000 soldados, en representación de todas las ramas de las fuerzas armadas, montaron guardia en las avenidas por las que pasaría el cortejo, desde el Palacio Real hasta la Catedral de Oslo.


El Storting vestido de gala

El templo elegido para la ceremonia, la Catedral del Salvador de Oslo, es la tercera catedral de la capital. Su construcción se debió a varias vicisitudes. El templo más antiguo e histórico de la ciudad, fue la Catedral de San Hallvard, construida por mandato del Rey Sigurd I de Noruega en la primera mitad del siglo XII. El templo estaba situado junto al Antiguo Palacio Episcopal de Oslo, a unos 1,5 kilómetros al este de la actual.

Durante casi 500 años, la Catedral de San Hallvard fue la iglesia más importante de la ciudad. Tras un gran incendio ocurrido en la antigua Oslo en 1624, el Rey Christian IV decidió trasladar la ciudad unos kilómetros al oeste para que estuviera protegida por la fortaleza de Akershus. La construcción de una nueva iglesia se inició en 1632, en la plaza principal de la nueva ciudad, dando paso a que la Catedral de San Hallvard cayera en desuso y se deteriorara, hasta tal punto que hoy tan solo se conservan sus ruinas.



En 1639 se construyó la segunda, la Catedral de la Santísima Trinidad (Hellig Trefoldighet). Sin embargo, este templo se quemó tan solo 50 años después, dando paso a la construcción de la actual catedral para reemplazarla. El edificio actual fue probablemente diseñado por Jørgen Wiggers, Consejero de Estado. Se erigió en un pequeño afloramiento rocoso en el extremo oriental de lo que más tarde sería la Stortorvet, la Gran Plaza de Oslo. La primera piedra se colocó en 1694 y la iglesia se consagró en noviembre de 1697.

Es un templo de estilo barroco, de planta de cruz griega, construido con ladrillo rojo holandés. Tiene un campanario cuadrado, rematado en una cúpula axial de bronce de tres cuerpos. En la parte baja de la torre hay un relieve escultórico de inicios del siglo XII. Este procedería, presuntamente, de la desaparecida Catedral de San Hallvard. De la también desaparecida Catedral de la Santísima Trinidad son las cinco campanas del campanario.



El original interior barroco de la catedral consta de tres magníficas piezas: el retablo, el púlpito y la fachada del órgano principal. El púlpito y el retablo, instalados en 1699, son los primeros ejemplos del llamado barroco de acanto en Noruega, un estilo que se extendería a gran parte del país. El acanto es una especie vegetal del área mediterránea. En la antigüedad, fue utilizado tanto por los helenos como por los romanos para la decoración religiosa.

Se desconoce el autor del retablo. La historia narra que era holandés, pero no se conserva su nombre. Los noruegos que ayudaron con el trabajo de tallado en madera finalmente asumieron la responsabilidad, y fueron Lars Sivertsen y sus colegas quienes completaron el trabajo. Siguiendo el esquema de estilo barroco, el retablo está realizado en tres plantas. En la parte inferior, vemos a Jesús celebrando la última cena con los discípulos. En el centro está Jesús en la cruz, con María y Juan a cada lado. En la parte superior se encuentra el Cristo victorioso rodeado de ángeles.


El retablo

Las dos figuras femeninas, a los pies del Cristo, simbolizan la Ley y el Evangelio. La Ley tiene una tablilla y un látigo en sus manos. La del Evangelio sostiene ramas de palma y el estandarte de la victoria en sus manos.

Se cree que el púlpito podría ser del mismo autor que creó el retablo. Fue un regalo del comerciante Zackarias Gran. Un rostro angelical se asoma entre el follaje. En un poste hay un reloj de arena con cuatro cilindros, que muestran un cuarto de hora, media hora, tres cuartos de hora y una hora completa. Originalmente, se colocó en el borde del púlpito para que la congregación pudiera seguirlo. En la legislación, el rey había prescrito que el sacerdote no predicara más de una hora. El monograma real sobre la cúpula del púlpito, tiene la inscripción CV de Christian V.



La fachada del órgano fue diseñada por Lambert Daniel Karsten, y la ornamentación estuvo a cargo de Torsten Ottesen Hoff. Se completó en 1727 y es la única parte del magnífico interior barroco de la catedral que ha permanecido permanentemente en la iglesia desde que se construyó. La fachada volvió a su color verde original tras la construcción de un nuevo órgano en 1997, y es una de las pocas fachadas de Karsten que quedan en Escandinavia.

La pila bautismal de acanto barroco fue realizada por Torsten Ottesen Hoff y fue donada a la iglesia en la década de 1720 por el rector de la escuela de la catedral, Jacob Rasch. Pertenecía a un baptisterio que quedó fuera de uso. La pila, de plata, se realizó en 1656 y se colocó por primera vez en la Catedral de la Santísims Trinidad, la segunda catedral de la ciudad. El recipiente fue modificado y mejorado en 1722. La imagen de María, tallada en madera, fue realizada por el artista Turid Angell Eng y fue un regalo con ocasión del 300 aniversario de la Catedral de Oslo en 1997.


El trono real

El trono real fue construido en 1700, cuando Federico IV, coronado Rey de Dinamarca y Noruega, iba a visitar el país. Siempre ha tenido la misma ubicación que hoy, pero en la época del Rey Carlos Juan, fue demolido y reemplazado por uno nuevo. Durante la última restauración, hacia 1950, se conservó el trono del Rey, como única pieza original de 1850. El exterior se vistió en estilo barroco para armonizar con el resto del mobiliario de la iglesia. Las iniciales reales que adornan el trono también se renovaron: H VII, por Haakon VII.

La catedral fue reformada entre 1848 y 1850 según un plan del arquitecto de origen alemán Alexis de Chateauneuf. Otro arquitecto de origen alemán, Heinrich Ernst Schirmer, fue el director de obra del proyecto. Cuando Chateauneuf enfermó en 1850, Schirmer contrató a Wilhelm von Hanno para completar el proyecto. Aquella remodelación no afectó a la sacristía, originalmente una sala capitular y la parte más antigua. Tampoco se tocó el retablo barroco, el púlpito y la pila bautismal.



Entre las adiciones más recientes se encuentran las vidrieras del coro, obra de Emanuel Vigeland, instaladas entre 1910 y 1916, las puertas de bronce de la fachada oeste, realizadas por Dagfin Werenskiold en 1938, y la escultura de plata con la escena de la comunión, obra del escultor italiano Arrigo Minerbi, que data de 1930. La decoración del techo es obra del pintor noruego Hugo Lous Mohr. En la capilla oriental, erigida en la década de 1950, hay vitrales franceses, uno de ellos dedicados a la princesa heredera Marta de Noruega, fallecida en 1954. El reloj del campanario data de 1718 y es el más antiguo de todas las iglesias de Noruega.

La catedral, situada frente a la Plaza Stortorvet, se encuentra rodeada por la calle Karl Johans en el sur; la calle de la Reina al este y por el Bazar de Oslo al norte. El bazar es un edificio alargado y curvado con una torre cubierta de cobre verde que provoca que se confunda muchas veces con la catedral. Se distingue por las cafeterías y terrazas que hay en su exterior. También forma parte del actual bazar, la antigua estación del Cuerpo de Bomberos (Brannvakten) que funcionó desde 1860 hasta 1939, cuando se inauguró la actual estación en Arne Garborgs plass. El Basarene (Bazar) y el Brannvakten (Estación de Bomberos) están construidos en ladrillo rojo, del mismo modo que la catedral. Fueron edificados entre los años 1840 y 1859 a partir de los planos del arquitecto de la ciudad, Christian H. Grosch.


La entrada vista desde la estatua de Christian IV en la Gran Plaza

El famoso "Diablo de Oslo" se encuentra en la fachada del templo, en la esquina que da a la Gran Plaza que preside una estatua del Rey Christian IV. Es una de las paradas favoritas de los turistas. El diablo tiene unos 900 años y fue encontrado entre las ruinas de la Catedral de San Hallvard. La estatua fue retirada de las ruinas y se instaló en las paredes de la Catedral de Oslo. La figura representa a un hombre siendo atacado por un dragón y un león a cada lado.

El jueves 29 de agosto de 1968 se presentó como un luminoso día de verano escandinavo, perfecto para la boda. La sencilla Catedral de Oslo se decoró con alfombras y con más de 2.500 rosas, margaritas, freesias, arvejillas y gladiolos. Del mismo modo, se instaló un dosel rojo carmesí y una tarima con escalones para dotar de más realce al portal de entrada.


Vista general de la familia Haraldsen e Ilmi Riddervold

Los primeros invitados, de los cerca de 850 que se esperaban, comenzaron a llegar a las 15:00. Los civiles con chaqué y vestido corto con tocado y los militares con sus uniformes. A continuación, entraron las delegaciones diplomáticas. Ellos vestidos con frac y condecoraciones y ellas de largo. Cerca de las 16:00 llegaron los Haraldsen, con Dagny, la madre de Sonja, a la cabeza. Lucía un favorecedor diseño en seda color champán con mangas y puños adornados con pedrería. Su hijo Haakon, iba acompañado de su mujer, Lys Haraldsen. Lys apareció con un vestido en tonos claros y bordados azules con pedrería y cubierta con un abrigo de piel. Todos se sentaron en los asientos dispuestos a la izquierda del altar. En un lugar destacado y muy cerca de Dagny, aguardaba la mejor amiga y dama de honor de Sonja: Ilmi Riddervold. Vestía un vestido estilo imperio en tonos azules y dorados. Unos años después, Ilmi sería una de las madrinas de bautismo de la Princesa Marta Luisa.


Ilmi Riddervold

A las 16:30, el carillón del Ayuntamiento de Oslo empezó a sonar y una espectacular comitiva de 19 coches emergió desde el Palacio Real. El primero de los coches, con el Príncipe Harald, se adelantó. Le acompañaba su padrino y primo, el Conde Flemming de Rosenborg, hijo de la Princesa Margarita de Suecia y del Príncipe Axel de Dinamarca. Harald vestía el uniforme de gala del Ejército noruego y lucía las tres condecoraciones escandinavas más importantes: la Orden de San Olav noruega, la Orden de los Serafines sueca y la Orden del Elefante danesa. Por su parte, Flemming vestía el uniforme de gala de Comandante de la Armada danesa y lucía la Orden de San Olav y la Orden del Elefante.


Harald y el Conde Flemming de Rosenborg

Las calles aclamaron al Príncipe, que tardó pocos minutos en llegar hasta la catedral. Una vez dentro, Harald y Flemming se dirigieron hasta el altar, situándose a la derecha. Para entonces, el resto de coches ya había empezado a descender por el amplio bulevar Karl Johan. Las puertas comenzaron a abrirse al llegar a la Gran Plaza, donde se encuentra ubicada la catedral.

Los primeros en descender fueron los Príncipes Jorge y Ana de Dinamarca. Jorge, hermano mayor de Flemming, estaba casado con una sobrina de la Reina Madre, hija de John Bowes-Lyon. Estaba previsto que la Reina Madre fuese una de las grandes invitadas a la ceremonia, pero el repentino fallecimiento de la Princesa Marina, Duquesa de Kent, tan solo dos días antes, imposibilitó la asistencia de los miembros de la Familia Real británica.

Ana lució la misma tiara que en la boda de Daisy y Henrik. Se trata de una pieza de diamantes, con cierto aire a las coronas heráldicas, que llevó en numerosas ocasiones. Era la más importante de las que tenía a su disposición. No se conoce su procedencia, aunque empezó a dejarse ver con ella tras su boda con el Príncipe Jorge en 1950. Desde su fallecimiento, en 1980, no se ha vuelto a saber nada de la joya. Tampoco fue lucida por su hija, Lady Elizabeth Anson, o por su nuera, la Condesa de Lichfield.

Margarita, que tres meses antes había dado a luz a Federico, se decantó por la tiara de palmetas que, por entonces, era propiedad de su madre, la Reina Ingrid de Dinamarca.



Esta tiara recaló en Dinamarca a través de Suecia, pero tiene un origen germano. Creada por el joyero Koch, su diseño de palmetas enmarca unas pequeñas flores con centros de diamantes amarillos. Fue un regalo del Rey Guillermo I de Prusia a su hija, la Princesa Luisa. Ésta la recibió con motivo de su boda con el Gran Duque Federico I de Baden en 1856.


Luisa, Gran Duquesa de Baden, luciendo la joya junto a su hija, la Reina Victoria de Suecia

La tiara viajó de Baden a Suecia junto a Victoria, hija de Federico y Luisa. Victoria se casó con el Rey Gustavo V de Suecia en 1881, llevando consigo multitud de joyas que hoy en día siguen siendo utilizadas en las Cortes sueca y danesa. Cuando Victoria falleció, la tiara pasó a manos de su nieta, la Princesa Ingrid de Suecia. Fue en manos de Ingrid cuando la tiara llegó a Dinamarca.

Tras la muerte de la Reina Ingrid, la tiara fue heredada por Margarita, quien la luciría de nuevo en Noruega, en la boda de los Príncipes Haakon y Mette Marit.

Margarita completó el atuendo con el conjunto de zafiros de su abuela, la Reina Alejandrina de Dinamarca. De los zafiros se presume que tienen origen ruso. Probablemente de la Gran Duquesa Anastasia Mijáilovna de Rusia, madre de la Reina Alejandrina. No siempre estuvieron montados a modo de collar, pues Alejandrina solía lucirlos en un gran corsage, como colgantes y como broches. Así los heredó su hijo, el Rey Federico IX, en 1950.



Los Reyes Federico e Ingrid fueron quienes encargaron la transformación de los zafiros en un conjunto mucho más funcional. El resultado fue un collar con siete zafiros, un par de pendientes, horquillas/broches y un gran colgante de zafiro de talla oval. El conjunto reformado fue entregado a su hija Margarita como regalo por su 18º cumpleaños en 1958.


Capturas del documental "Det Kongelige juveler"

A lo largo de los años, hemos podido ver cuán versátil es el aderezo, pues el collar puede ser acortado y el colgante puede ser montado como broche o ser una extensión del mismo collar.

Ingrid, que lucía el dos piezas azul cielo estrenado en la boda de Margarita y Henrik, lució el aderezo de perlas y brillantes. La tiara y el broche, probablemente sean las piezas más antiguas que conforman en aderezo. Encontramos su origen alrededor de 1825, cuando fueron obsequiadas a la Princesa Luisa de Prusia con ocasión de su boda con el Príncipe Federico de los Países Bajos.

El broche abandonó los Países Bajos cuando su hija -la chiquitina del retrato-, también llamada Luisa, partió a Suecia para casarse con Carlos, el Príncipe Heredero y futuro Rey Carlos XV. La tiara llegaría después, cuando Luisa la heredó de su madre. Sin embargo, la tiara y el broche no formaban parte del aderezo que hoy conocemos. Eso sucedió cuando las joyas pasaron a una tercera Luisa, nieta de la primera. Esta Luisa, Princesa de Suecia y futura Reina de Dinamarca, fue la única hija de Carlos XV y su Luisa.

La Reina Luisa de Dinamarca fue quién reunió una serie de joyas similares para crear un aderezo mucho más amplio. Entre ellas se encuentra un collar regalo del Jedive de Egipto y unos colgantes, extraídos del mismo collar, como pendientes. También se añadió un broche con una perla en forma de botón, antaño cierre de un collar de varias hileras de perlas, regalo de los Zares Alejandro III y María Feodorovna de Rusia.

La Reina Luisa legó las joyas como un conjunto indivisible que, desde entonces, ha permanecido en la línea principal de la Familia Real danesa. El aderezo consta de: una tiara, un par de pendientes, un collar y dos broches.

A su vez, la Reina Ingrid lució un antiquísimo y gran brazalete en su muñeca derecha. Gracias a la inestimable colaboración de Pablo Milstein, podemos saber que está fechado alrededor del 1800 y que está formado por 223 perlas dispuestas en nueve hileras. Resalta el cierre con una miniatura de Amelia de Leuchtenberg, Emperatriz de Brasil, orlada con diamantes.


Luisa vestida con el traje de Corte sueco y un brazalete con una miniatura

Amelia fue una de las hijas de Augusta de Baviera y Eugenio de Beauharnais, hijastro de Napoleón Bonaparte. Todos los hijos habidos en el matrimonio lograron hacer buenas bodas. Josefina, la hermana mayor de Amelia, se casó con Óscar I de Suecia, recalando así en la Corte de los Bernadotte. Cuando Amelia falleció, gran parte de sus joyas fueron heredadas por su hermana Josefina.


Margarita con el brazalete en su primer retrato oficial como Reina de Dinamarca

Se sabe que este brazalete en cuestión recayó en una de las nietas de Josefina, la Princesa Luisa de Suecia. Cuando Luisa se casó con el futuro Federico VIII de Dinamarca, llegó a Copenhague con tantas joyas que se dice que podían llenar una mesa de billar. Entre esas joyas se encontraba el brazalete que, desde entonces, forma parte del joyero danés y aparece en contadas ocasiones.

Margarita, llamada cariñosamente "Tante Ta" por sus sobrinos, era la única superviviente del trío de hermanas formado junto a Marta y Astrid. Astrid recaló en Bélgica, pero desgraciadamente murió muy joven, dejando huérfanos a sus tres niños: Josefina Carlota, Balduino y Alberto. Marta quedó en Noruega, pero también falleció a una edad temprana, cuando las vidas de Ragnhild, Astrid y Harald recién empezaban a florecer. Margarita intentó ser una tía muy presente en las vidas de los muchachos.

Antes de la guerra, las vacaciones en Suecia eran una tradición. Las tres hermanas viajaban desde Copenhague, Oslo y Bruselas hasta la Provincia de Östergötland, donde su padre, el Príncipe Carlos de Suecia, había mandado construir una preciosa villa conocida como Fridhem. Carlos e Ingeborg constituían una divertida y entrañable pareja, que aportaba una vida familiar armoniosa a sus hijos y nietos. Eran unos abuelos cariñosos y cercanos y así continuó siendo tras la dramática muerte de su hija Astrid. Los tres príncipes belgas acudían todos los veranos a la casa de sus abuelos y allí disfrutaban de las vacaciones junto a sus primos y parientes escandinavos.

Por desgracia, la guerra truncó las vidas de todos. Los príncipes belgas vivieron en situación de arresto la mayor parte de la contienda; los príncipes noruegos partieron a los EE.UU. y los daneses permanecieron en Dinamarca soportando la ocupación nazi y colaborando con la resistencia desde su villa Bernstorffshøj. Carlos e Ingeborg permanecieron en suelo neutral, pero alejados de todos por demasiados años.

Cuando la guerra terminó, todos los primos volvieron a reunirse en torno a sus abuelos. Su primer verano en Fridhem, tras los sombríos años de la guerra, fueron un soplo de aire fresco. Algunos de ellos ni siquiera reconocían a sus otros parientes, también reunidos allí. Josefina Carlota se sorprendió al ver lo divertidos y traviesos que eran sus primos y tíos escandinavos.


La Princesa Marie

Margarita, por entonces ya viuda del Príncipe Axel, llevó una antigua tiara de cinco guirnaldas de diamantes que había pertenecido a su suegra, la Princesa María de Orleans. Algunos especulan con la posibilidad de que fuese todavía más antigua, siendo encargada por la Reina Luisa de Dinamarca, esposa de Christian IX.


La Princesa Margarita con la tiara

Tras la muerte de María, la tiara fue heredada por su hijo, el Príncipe Axel de Dinamarca. Fue, sin duda, la tiara predilecta de Margarita, quien la luciría en los grandes eventos familiares y las galas de los Nobel.

Cuando Margarita falleció, la joya fue heredada y vendida por su hijo, el Príncipe Jorge de Dinamarca. Actualmente, se desconoce su paradero o estado.

Astrid lució la tiara Vasa. Esta joya, que toma su nombre de la antigua dinastía reinante en Suecia (1523-1654), fue obsequiada a la Princesa Marta por la ciudad de Estocolmo con motivo de su boda con el Príncipe Olav de Noruega. Fue realizada por C.F. Carlman utilizando cerca de 1.000 diamantes montados en platino. El diseño, de estilo Art Déco, presenta unos motivos centrales a modo de gavillas, que era el símbolo heráldico de la Casa Vasa.


La Princesa Marta

Tanto Ragnhild como Astrid lucieron la tiara de su madre en sus primeras galas, pero fue la última la que la terminaría heredando. En los últimos años, se ha rumoreado que la Princesa Astrid entiende que esta pieza histórica le fue dada en usufructo, por lo que terminaría regresando a la rama principal de la familia.