Josefina Carlota, que también llevaba el mismo atuendo lucido en la boda de Margarita y Henrik, escogió unas joyas que tenían un gran valor sentimental para ella. Se trata de una tiara / collar de diamantes y esmeraldas.
Fue encargada en Van Cleef & Arpels por la misma Josefina Carlota en 1956. Para ello aportó unas esmeraldas de su madre, la Reina Astrid de Bélgica, nacida Princesa de Suecia. Si algo tenía Astrid en su joyero, eran joyas con estas piedras, proviniendo muchas de ellas de su madre, la Princesa Ingeborg. A pesar de que se desconoce el paradero de algunas piezas, gran parte de éstas fueron a parar al Gran Ducado de Luxemburgo, donde aún perviven.
Josefina Carlota luciendo las mismas joyas que en NoruegaEs el caso de esta tiara, que habría sido realizada a partir de unos colgantes de Astrid, uno de ellos en forma de cruz. Van Cleef realizó una diadema cuya base o laterales sugieren dos largas plumas de brillantes que nacen de un semicírculo adornado con siete esmeraldas de tamaño medio. El diseño de ese semicírculo es conocido como "pavo real", al ser similar a la cola extendida de este animal.
La Reina Astrid con parte de su colección de esmeraldas, incluidos los pendientes que luce Josefina CarlotaLos pendientes que lució ese día, también eran de la fallecida Reina Astrid. Los mismos habían adornado previamente las orejas de la Princesa de Rethy, la madrastra de Josefina Carlota y, por ende, segunda esposa de su padre, el Rey Leopoldo III de Bélgica. Mucho se ha discutido sobre aquella falta de tacto del Rey, ofreciéndole a Liliane el uso de las joyas de su difunta mujer. De hecho, a día de hoy, sigue siendo un misterio el paradero de algunas piezas que corresponderían a Balduino o a Alberto, y que también fueron lucidas por Liliane.
De las dos espectaculares hileras de chatones de los Luxemburgo, colgó el broche de esmeralda de su abuela, la Princesa Ingeborg. Se trata de una esmeralda talla cojín rodeada de diamantes. Cada uno de los hijos de Astrid, recibió en herencia un broche de esmeralda muy similar que a lo largo de los años han sido lucidos por Fabiola, Paola y Josefina Carlota.
Al fallecer Josefina Carlota, algunos de sus hijos decidieron subastar muchas de sus joyas personales. Esta tiara no formaba parte de la subasta -paralizada por mandato del Gran Duque Enrique-, lo que pudo indicar que había quedado en la rama principal. Esa hipótesis se confirmó cuando la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo por fin apareció con ella. Lo mismo ha sucedido con los pendientes y con el broche.