Aunque la batalla se decantase clarísimamente a favor de los británicos, siempre he pensado que la diferencia de fallecidos entre los dos bandas se había exagerado... al final la Historia siempre la escriben los vencedores...

Bienvenida al foro Marys

Ya ves que no es una exageración. Los fallecidos ingleses están maravillosamente bien documentados por los funcionarios de Enrique V. A él le interesaba tener las cuentas claras para no acabar pagando sueldos a los muertos ni dejar a una viuda sin su pensión. En el bando francés no contaban con una administración tan eficaz, pero las listas de bajas que ellos mismos hacen son impresionantes, y además, ellos mismos admiten que están incompletas.

De todas formas más que los números exactos, lo importante es que la diferencia de muertos entre ambos reinos es abrumadora. Toda una lección de humildad para los tiburones del mundo que creen que es fácil merendarse al pez pequeño

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

Iselen, una duda. Te veo super puesto en el tema de Agincourt y me pregunto si has visto la versión de Enrique V de Kenneth Branagh y qué opinas de ella.
Y además tengo una duda que me surgió ayer en otra de las entradas del foro y que a lo mejor sabes responderme: al final de la batalla, el capitán Fluellen y el rey se quedan hablando y Fluellen le recuerda a Enrique que ambos son galeses (algo así como "la sangre galesa de su majestad no podría lavarse con todo el agua del río Wye") y después hablan de otra batalla vencida por antiguos galeses sobre un campo de puerros, de donde los galeses han tomado la tradición de ponerse un puerro en la cabeza el día de San David. ¿Sabes a qué batalla se refieren? Ejem... ¿perdura lo del puerro? Porque como te decía, en otra entrada del foro comentaban (y seguro que es cierto) que los galeses conmemoran san David poniéndose un narciso y hombre, de puerro a narciso...

El asunto del puerro está muy enredado con la leyenda. Parece ser que en una batalla contra los sajones allá por el s.V, San David aconsejó a los galeses ponerse un puerro sobre el casco para, en el fragor de la contienda, reconocerse unos a otros y de esta manera asegurarse sólo de matar a los enemigos. El puerro es de hecho el símbolo de Gales, lo que pasa que la palabra puerro en gaélico se pronuncia muy parecida a narciso, cenhinen (puerro), cenhinen bedr (narciso). Fueron las mujeres las que empezaron a adornar sus ropas con narcisos, fomentando la confusión (supongo que les parecían más bonitos que los puerros )

San David fue obispo de Menevia, en Pembrokeshire, el principal punto de embarque hacia Irlanda. Hasta ahí la realidad histórica... La leyenda dice que San David era el hijo de Sant o Sandde ab Ceredig ab Cunnedda, Príncipe de Keretica (Cardiganshire) y según el decir de algunos, sobrino del Rey Arturo.

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Alberto Durero.

Como resulta un tema un poco desagradable os diré que las familias nobles que consiguieron identificar a sus muertos se los fueron llevando para enterrarlos después de embalsamarlos in situ: Alençon, Bar, Brabante, Nevers, Roucy... mientras que los ingleses fueron enterrando a los suyos como pudieron en el mismo campo de batalla y al duque de York y al de Suffolk... los hirvieron, recogieron los huesos y se los llevaron a casa en un cofre y dejamos los detalles que se me revuelve la cena.

La mayoría de la nobleza media encontró reposo en los cementerios de las cercanías de Agincourt, la mayor parte en fosas comunes debido al número de muertos. Y el resto, unos 6.000 cadáveres, fueron enterrados en un rincón del campo de batalla consagrado por el obispo de Thérouanne, sin que sepamos exactamente la ubicación precisa.

Los muertos de Agincourt junto con los de las dos Guerras Mundiales convierten los márgenes del río Somme en el mayor cementerio bélico de Europa.

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Alberto Durero.

Tamaña victoria inglesa tenía algo de "milagroso" y alguno empezó a decir que se había visto al mismísimo San Jorge luchando en primera fila

Mientras los franceses se lanzaban acusaciones unos a otros: que si los líderes se habían precipitado (sabemos que eso no es cierto y que tenían planes bien trazados) que si habían sido demasiado arrogantes para aceptar la ayuda de arqueros y ballesteros que pertenecían a clases inferiores (ahí no les falta razón del todo), que si no impusieron disciplina (lo cual era cierto con la caballería que se había desmadrado, pero la infantería había estado bien controlada)... En cualquier caso, al igual que los ingleses, estaban convencidos que su derrota era un castigo por sus pecados, entre ellos la soberbia de sus nobles, la cobardía de los que huyeron y las ambiciones de los políticos que habían sumido al país en una guerra civil permitiéndo la entrada de los ingleses.

Y así opinaba Enrique V que le dijo a Carlos de Orleans que Dios se había opuesto a los franceses porque nunca se ha visto más desorden o discordia que en los reinos de Francia hoy en día

¿Cuántos prisioneros, además de Carlos, tenían los ingleses? La estimación más baja sugiere 700 hombres, todos caballeros o escuderos, más que nada porque son los únicos por los que merecía la pena pagar rescate. Otros colocan las cifras en torno a los 1.400 ó 1.600. Independientemente de la cifra, aquí se incluyen algunos de los hombres más importantes del reino francés: Carlos, duque de Orleans; Juan, duque de Borbón; Charles, conde de Eu; Luis, conde de Vendôme; Arthur, conde de Richemont y el marsical Boucicaut. Un desastre para la causa Armagnac, que perdía a todos sus efectivos entre muertos o prisioneros salvo al propio delfín que moriría dos meses después, el anciano duque de Berry que moriría al año siguiente y el duque de Anjou que se había quedado a defender Rouen.



Un noble capturado durante la batalla

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Se hace tarde en el campo de batalla de Agincourt así que Enrique decide pasar aquí la noche, aunque no sea agradable la vista de tanto cadáver, porque sus hombres están faltos de descanso y sueño. Además los suministros franceses abandonados son muy bienvenidos después del mísero racionamiento de las semanas precedentes.

A la mañana siguiente, el sábado 26 de octubre, el rey escolta a sus prisioneros en el acto final de penitencia de andar por el campo de batalla. Aún se encontraron supervivientes bajo las pilas de muertos y los que eran capaces de identificarse como miembros de la nobleza fueron hechos prisioneros. Después, se reanudó el camino rumbo a Calais viajando bastante lentamente, ahora que los ingleses no temían un nuevo ataque. Recorrieron 72 km en tres días sin que ocurriese nada digno de mención para el capellán que nos narra la historia. El lunes 28 de octubre son recibidos con gran solemnidad en Guînes, ya dentro del Pas-de-Calais, donde pasa la noche el rey mientras el grueso del ejército sigue hasta la propia Calais que está pocos kilómetros al norte.

No fueron recibidos como héroes precisamente, a las gentes de la ciudad les preocupaba mucho la presencia de seis mil hombres armados por muy medio muertos que estuviesen. Desde Londres se habían enviado grandes cantidades de comida, cerveza y medicinas y lo demás fue adquirido por los veteranos de Agincourt comerciando con los trofeos de batalla, a los que los burgueses de Calais les tenían hechado el ojo (los soldados se sintieron bastante molestos ante la intención de los comerciantes de aprovecharse del botín inflando los precios). Muchos también "vendieron" a sus prisioneros puesto que no podían costear la manutención de un francés y su pasaje a Inglaterra, además los heridos necesitaban tratamientos médicos que por la época resultaban carísimos.

El rescate se acordaba entre el captor y su prisionero. Un rescate de al menos 10 marcos (algo más de tres mil euros) quedaba enteramente a disposición del captor, si superaba los 10 marcos estaba obligado a pagar una tercera parte a su capitán, así que todo el mundo trataba de negociar rescates de 9 marcos mientras que los oficiales trataban de obligarles a conseguir el mejor precio posible. Cuando el capitán era contratado personalmente por la corona debía pagar un tercio de su tercera parte al rey, y los funcionarios estaban ojo avizor para que nadie estafase al monarca.

Enrique hizo su entrada triunfal en Calais el jueves 29 de octubre por esta puerta



Allí fue recibido por su capitán, Richard Beauchamp, conde de Warwick, y una enorme multitud de entusiasmados ciudadanos, sacerdotes y clérigos. De camino al castillo, se detuvo a dar las gracias en la iglesia de San Nicolás, irónicamente donde 11 años antes Ricardo II se casaba con Isabel de Valois, matrimonio destinado a hacer las paces entre los dos países.

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Enrique está obligado a permanecer en Calais hasta el 11 de noviembre, fecha límite para que aquellos que se habían rendido y vuelto a sus casas se entregasen de nuevo como prisioneros. Y por Dios que lo hicieron. Por increíble que nos pueda parecer a los cínicos que vivimos en el mundo moderno, se presentaron voluntariamente y sin ser coaccionados excepto por su honor de caballeros. Podían haber ignorado su obligación y permanecer en sus casas, podían sostener que sus juramentos no eran válidos puesto que habían dado su palabra por obligación, podían haberse excusado en que estaban enfermos o sus familias los necesitaban. En cambio, eligieron el cautiverio y una muy posible muerte al deshonor y el perjurio. Esos eran caballeros de los que ya no quedan en el mundo.

Raoul de Gaucourt, el intrépido capitán del Harfleur, se levantó de su lecho de enfermo para entregarse al rey de Inglaterra en Calais junto con 25 de sus compañeros, aún sabiendo que el monarca les guardaba rencor por su actuación en el asedio de la ciudad y sabiendo que posiblemente serían prisioneros más tiempo que la mayoría de los capturados en Agincourt.

Debido a su importancia a éstos se les llevaría a Inglaterra mientras que la mayoría de los prisioneros menos valiosos o los que estaban muy enfermos fueron repartidos por varias fortalezas del Pas-de-Calais. Muchos tuvieron que aportar garantías al rey de que pagarían sus rescates y la famosa tercera parte de la tercera parte que correspondía al monarca de los rescates obtenidos por sus oficiales tenía que ser pagada inmediatamente, aunque ellos obtuviesen el dinero de los familiares de los capturados meses después.

Evidentemente, Enrique no pretende pedir ningún rescate por el conde de Eu, los duques de Borbón y de Orleans, el mariscal Boucicaut, el conde de Richemont y el propio Raoul de Gaucourt, puesto que son más valiosos como prisioneros.

El 16 de noviembre, el rey y sus prisioneros embarcan y zarpan en dirección a Inglaterra. La vuelta a casa fue un asunto más tranquilo y humilde que la invasión, la gran flota se había dispersado y los veteranos de la campaña tuvieron que encontrar solitos la forma de cruzar el canal poco a poco, ayudados por los dos chelines por persona que les pagó Enrique y otros dos por cada caballo, mientras que los capitanes de cada compañía negociaban el traslado con los dueños de los navíos particulares. Así volvieron, sin florituras ni fanfarrias, en grupos pequeños antes de dirigirse a sus hogares, ciudades, pueblos y granjas de todo el país. La bienvenida heroica se reserva al monarca que desembarca en Dover, en mitad de una gran tormenta de nieve.

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La risa es un antidepresivo sin efectos secundarios

Estupendo relato!!!
Una pregunta ¿Para que sirven las estacas que se colocan los arqueros cerca? ¿Son una protección o tienen alguna otra función?

Carmela,Iselen lo explicó muy bien:son una protección contra la embestida o ataque de la caballeria.Yo lo entendí así y espero que sea correcto.

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La risa es un antidepresivo sin efectos secundarios

anda, pues esa parte me la debí de saltar , y mira que hay paginas que me las he leído hasta tres veces