La situación política no amerita festejo, pero por ahora el Rey no debería preocuparse en exceso, menos si vuelve a haber elecciones en marzo. Lo mismo se puede aplicar en Cataluña, tanto miedo para que ahora hayan desinflado todo ellos solitos, aunque siempre pueden dar sorpresas. Todo sería mucho más llevadero si hubiera al menos una alegría que contrarrestara tantos aspectos negativos en este país, pero ni la economía, ni la política, ni la situación internacional, ya ni siquiera la propia familia, ayudan a encontrar algo de calma.
No me hace nada de gracia que empiece el juicio del caso Nóos justo en estas fechas, menos si alguien pretende utilizarlo para hacer campaña política en unas próximas elecciones. Aún así, hay que dar gracias que los periodistas tengan tantos y tantos temas a los que dedicar su atención. Fue una tortura padecer unos años atrás, que la monarquía se conviertiera en un monotema para la prensa y la ciudadanía. Día tras día, amanecíamos con una noticia o escándalo mayor al anterior.
Ojalá Zarzuela se muestre prudente y certera para transitar los meses que se avecinan. Y por favor que alguien ilumine a quién sea que se encargue de estas cosas en Moncloa, o que Zarzuela misma presione, pero que el viaje a Arabia Saudí no se lleve a cabo.