Mi Rey. Cuánta falta ha hecho todos estos días.
Me ha sorprendido lo duro que ha sido, lo necesariamente duro que se ha mostrado. Me ha dejado impactada y reconfortada al mismo tiempo. Pensaba que iba a recurrir al manido dialogo y esas chorrradas, como Rajoy, que están muy bien cuando dos quieren dialogar y no se ponen de acuerdo, pero en este caso... Ha apuntado sin miramientos contra los culpables, deslizando incluso algo contra los Mossos (los que se cuadraban ante él) al hablar de administraciones catalanas en general, poniendo la atención en la ilegalidad y las violaciones a las leyes y a la Constitución. O sea, ha sido aparecer él y parecer que ha vuelto el Estado de Derecho que parecía desaparecido desde no sé cuando.
La prensa iternacional está poniendo el acento precisamente en la ley, la Constitución y la independencia ilegal. Quizás sirva para dejar atrás la metira tan fatal que han construido acerca de que nuestro Estado es represor. Una mentira que el mismo Estado ha regalado torpemente, pero en fin. Y avisa, con semejante discurso, que vienen curvas. Vamos, solo le ha faltado ordenar la aplicación del artículo 155. Creo que con sus palabras ya hay pocas dudas.
Ahora bien, si alguien próximo a los círculos políticos lee esto, la suspensión de la autonomía jamás debería ser aprobada antes de la declaración de independencia. Que no sean tontos, que no dejen comerse la merienda de nuevo, que no regalen un motivo más a la manipulación. Si eso ocurriese, error fatal, porque entonces estos de la Generalitat dirían que declaran la independencia porque el Estado ha suspendido la autonomía. Debe ser una reacción, no una acción, aunque haya motivos de sobra para que ese 155 ya hubiese sido aplicado. Y después de eso, a esperar que sigan desobedeciendo y convirtiendo Cataluña en más caos de lo que es ahora. Si eso ocurre, solo quedará la opción de convocar, desde Moncloa, elecciones autonómicas para intentar conseguir una mayoría no independentista y un gobierno de coalición que tome las riendas y apacigüe los ánimos. Solo encuentro esa solución. Comabtir urnas ilegales con legales y ahí sí que salga todo Dios a votar, que los no indepes son mayoría.
No sé que pasará y si este problema tendrá solución, lo que sí sé, es que debería importarle un bledo las críticas y los insultos, los que no lo querían antes, no lo van a querer ahora y menos después de esta especie de bronca, pero estoy segura que su imagen saldrá fortalecida, a pesar de los vendepatrias, que espero que les quede poca estancia en el convento, y pesar de los políticos que tenemos. Hoy parece que el único referente que aporta calma y serenidad es, de nuevo, el Rey. Los Borbones se crecen ante la adversidad, el Rey Juan Carlos lo hizo. Espero que Felipe haya aprendido de los errores de sus antepasados.