A partir de la celada del duque de Borgoña se hizo una cruz de oro de ¡6.000 ducados!
Son dos millones y cuarto de maravedís. Poseía la reina una cruz que había sido del duque de Berry, con numerosas imágenes esmaltadas, que valía 951.373 maravedís
Un portapaz de oro con un camafeo fino, multitud de perlas y piedras preciosas fue tasado por los plateros en 170.576 maravedís a la muerte de la reina sin el camafeo. Al ser antiguo y de una finura excepcional no se atrevieron a ponerle precio, así que Fernando se quedó con él.
Esta es la custodia que Enrique de Arfe realizó para la catedral toledana. Lo que hay en el centro, esa cosa redonda blanca junto con el doselete que la cubre y las columnas que lo sujetan, es una custodia portátil que perteneció a Isabel la Católica.
Fue encargada por la reina al mejor platero del momento, el catalán Jaume Aymerich o Almerique. El 1505 los canónigos de la catedral de Toledo, a sugerencia del cardenal Cisneros, la adquirieron por 1.034.820 maravedís.
Retablos de plata y oro, con y sin esmaltes, obras que se encargaban a maestros franceses los tuvo la reina por docenas. El valor oscilaba entre los 320.000 y los 16.000 maravedís.
Todo,
TODO, todo, está perdido, menos lo que se conserva en la capilla de Granada y alguna cosita puntual. De pinturas flamencas, libros incunables y tapices por cientos ya ni hablo (la reina eligió personalmente 19 para legar a la capilla de Granada y Fernando añadió otros 7, en 1714 estaban en tan mal estado que se quemaron para sacar el hilo de oro y aprovecharlo)
Lamballe lo siento, pero sólo te puedo citar 3 tapices que se conservan de Isabel y sin que la atribución sea segura. Uno lo tienen en el Palacio Real, un
Nacimiento de Jesús que fue regalado por Hernán Nuñez a la reina, lleva oro y plata.
Otro hecho en Bruselas llamado la
Misa de San Gregorio no está claro si es de Isabel o de su hija Juana. El último está en el Metropolitan de Nueva York,
Caída y Redención del hombre.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.