MONARQUICO escribió:
Habla usted de muchas cosas...
habla de muchas cosas pero yo voy a centrarme en la cuestión principal: el rol de la mujer en la Edad Media y en las Cruzadas. En el orden estamental medieval la mujer no era guerrera. Estamos hablando del rol general, no de casos particulares como el de la "monja alférez".
La sociedad latino-franca de Palestina era un injerto de la sociedad feudal occidental. La "castellana" que en ella vivía no era útil componiendo poesía en lengua occitana, música o tratados místicos como los de Hildegarda Von Bingen. Era únicamente útil como elemento de reproducción de la totalidad de la vida social cristiano-occidental. Su vida era muy dura, tan dura como la del hombre; se requería de ella valor, esfuerzo, fidelidad y trabajo, pero no fuerza física. A veces la primera es más importante en la vida de frontera que la segunda. La mujer era también importante como baza matrimonial, para contraer alianzas, unir propiedades o dominios, etc... Ni por un sólo instante la mujer medieval trató de superar ese rol social que se le asignaba. Solamente cabía una manera de dejar de ser menor de edad: tomando votos religiosos o siendo princesa o reina o marquesa propietaria con capacidad de mando, decisión y orden. Pero no era guerrera. La sociedad medieval era un mundo de papeles sociales dados no de intrépidas aventuras personales que solamente se permitían como excepción.
La princesa Constanza, Melisenda de Trípoli o Sibila de Jerusalén podían ser importantes dentro del rol social que les asignaba la sociedad feudal, pero nunca como guerreras, escuderos o caballeros cuyo papel era exclusivamente masculino. Y esto, nos guste o no reconocerlo, viene dado por determinaciones físicas o biológicas que en nuestra época carecen por completo de sentido pero que en aquella (y es lo esencial) se consoderaban barreras insalvables o infranqueables. Solamente un número reducido de mujeres -repito- se atrevieron a desafiarlas.
Un escudero
He dicho que no es lo usual pero no que no sea. Efectivamente, las mujeres tenían otro rol y no eran guereras pero haberlas las hubo, y bastantes más de lo que nos han dicho las crónicas. Por otra parte la estamentación de la sociedad feudal no era tan rígida ni tan insalvable en la alta Edad Media como en la baja, la supervivencia era más importante que el rol que te asignase el cura de turno que vivía cómodamente en el
scriptorium de su monasterio. No hay que olvidar que todo lo que sabemos de la alta Edad Media lo escribieron ellos y está censurado y mediatizado a su gusto, sin embargo cualquier antropólogo forense especializado te dirá que las mujeres en los tempranos años medievales tenían similar fuerza física que un hombre puesto que manejaban los aperos de labranza las mismas horas que ellos, montaban a caballo las mismas horas que un hombre porque no había otra forma de desplazarse y muchas veces, por esos condicionantes biológicos de los que hablas que nos preparan para el parto, eran más altas y robustas de hueso y músculo que los "grandes guerreros" que medían un metro y diez centímetros de estatura. Si hasta mi bisabuela tenía más fuerza física que yo, que no me muevo de esta silla de escritorio mientras ella correteaba por la montaña todo el día.
Que no sea lo normal, no quiere decir que fuese raro, ni que los contemporáneos se rasgasen las vestiduras al verlo (al menos los laicos, la Iglesia siempre ha tenido una opinión de lo que debe ser el mundo y lo que se salga de ahí es herejía) Como dices, un número reducido desafió las reglas, pero lo hizo y existieron, una afirmación que hace 30 años los historiadores negaban. Creo que nosotros somos más inflexibles en nuestras teorías de lo que ellos lo eran en su vida diaria
Aún hoy en día, después de haber hallado un cementerio de gladiadores en Inglaterra donde las mujeres presentan las mismas heridas y condición física que los hombres y están enterradas con la misma consideración, aunque sean menos en número, hay historiadores que niegan la existencia de mujeres gladiadoras como algo normal. Eran pocas, pero eran.
Lo más importante para mí es que la gente empiece a comprender que la Edad Media, sobre todo la más temprana, no es la historia que os han contado los románticos acerca de damas y caballeros de brillante cota de malla, cada uno cumpliendo su papel sin salirse de la norma. Una sociedad inmovilista no evoluciona; la sociedad hindú de castas, que es mucho más impermeable de lo que fueron nunca los estamentos medievales, se quedó congelada durante siglos hasta que llegaron los occidentales y el colonialismo. En la Edad Media había de todo: el que seguía las normas, el que se las saltaba, el que vivía en el campo y el que vivía en la ciudad, nobles, burgueses y villanos, guerreros o monjes y a veces las dos cosas a la vez, lo mismo hombres que mujeres (que sí, que hay órdenes religiosas militares femeninas equiparables a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén)
Si os interesa el tema de esa "Nueva Historia" que se está empezando a sacudir de encima los prejuicios de la tradición os remito a las obras de Jacques Le Goff, que no sólo es historiador, sino que también es antropólogo, sociólogo y economista. Su
Diccionario razonado del Occidente medieval, de la editorial Akal, es fabuloso. Y también
Millennium de Tom Holland, sobre los inicios del cristianismo, es una narración brillante y muy entretenida.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.