Foro DINASTÍAS | La Realeza a Través de los Siglos.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 07 Dic 2011 19:47 
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Harfleur aprovecha todas las ventajas naturales del lugar. La puerta sur estaba protegida por el caudal del Sena sobre peligrosas marismas. Las aguas del río Lézarde habían sido desviadas para crear un foso que rodeaba media ciudad, desde el noreste al sureste, y la defendían del ataque desde los tramos superiores del valle. Controladas por compuertas que podían bloquearse completamente, las aguas de este río impulsaban dos molinos que se encontraban intramuros. Cuando las compuertas se cierran las aguas se estancan a la entrada de la ciudad e inundaban todo el fondo del valle hasta la altura de los muslos de una persona. Desde que supieron de las intenciones inglesas, los hombres de Harfleur habían creado por este método un enorme lago que protegía todo el lado norte de la ciudad.

A ver si puedo explicarlo con este cutre mapa que he pintado :-D La vista es Harfleur en la actualidad, en rojo he seguido la huella arqueológica de la muralla que rodeaba la ciudad y que aún se aprecia en la vista aérea. En verde más o menos la colocación de las tres puertas y en azul claro el río Lézare encauzado en un canal del siglo XIX. En azul oscuro he marcado la zona de muralla que quedaba protegida por el foso al que se desviaban las aguas de este río y que, cuando cerraban las compuertas, formaba el lago que protegía la puerta norte, la que está arriba en la imagen. Esa zona es la que da al valle desde el que llegó Enrique, la zona sur, abajo en la imagen, es el antiguo puerto que también tenía muralla propia.

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Supongo que queda más o menos claro.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 07 Dic 2011 20:35 
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El clos-aux-galères estaba más sólidamente fortificado que la ciudad. Fue creado en 1360 por medio de una enorme muralla de dos metros de grosor y una altura de 15 metros sobre tierra y 11 por debajo, alrededor de un meandro del Lézare al sur de la ciudad. Después la zona fue inundada para hacer un puerto comercial y arsenal militar de cinco hectáreas. Su propia muralla estaba protegida por torrecillas defensivas, con la entrada custodiada por dos enormes torres con cadenas entre ellas para evitar accesos no autorizados.

Os pongo otra vez esta foto porque es la que más clara deja la configuración de la antigua ciudad.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 08 Dic 2011 20:23 
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La defensa de Harfleur la ostentaba Jean, señor de Estouteville, gran mayordomo de Francia. Tenía con él una guarnición de un centenar de hombres de armas que,junto a la población civil, ni de lejos bastaba para contener a los ingleses en un asalto decidido. La historia del asedio de Harfleur podía haber sido muy distinta de no ser por la valentía y resolución de este hombre

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Raoul de Gaucourt, un caballero medieval a quien el mundo moderno por desgracia ha olvidado.

Procedía de una noble familia de Picardía con un largo y distinguido historial de servicio a la corona, estrechamente unida a la causa de los Armagnac, era amigo personal de Carlos de Orleans, Charles del Albret y el mariscal Boucicaut. Pero sobre todo era un hombre que aspiraba a vivir el ideal caballeresco. Fue armado caballero en el campo de batalla de Nicópolis cuando era un cruzado de 26 años que luchaba contra los turcos. En 1400 fue uno de los catorce miembros fundadores de la efímera orden caballeresca del Escudo Verde con la Dama Blanca que juraron "guardar y defender el honor, patrimonio, bienes, reputación y alabanza de todas las damas y doncellas de noble estirpe". Con Boucicaut estuvo en la campaña de Italia en 1409 y juntos capturaron Milán. Fue de Gaucourt el que capturó a los borgoñones el puente de St. Cloud en 1411 en nombre de Carlos de Orleans.

El 1 de enero de 1415, fue uno de los 16 caballeros elegidos por Juan, duque de Borbón, para ser los miembros fundadores de la nueva Orden de Caballería del Fer du Prisonnier, o del Grillete de Prisionero. Como voto, juró lucir un grillete y una cadena de oro en su pierna izquierda cada domingo durante dos años y su finalidad era, una vez más, defender el honor de las mujeres de buena familia (el grillete simboliza los lazos de amor con sus damas respectivas).

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 08 Dic 2011 20:34 
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La pertenencia de Raoul de Gaucourt a esta orde sugiere la interesante posibilidad de que llevase su grillete dorado el domingo 18 de agosto cuando acometió el reto de liderar a 300 hombres de armas en ayuda de Harfleur. El condestable de Albret y el mariscal Boucicaut no habían estado tan ociosos como parecía y, una vez asegurado que el destino inglés era el puerto de Harfleur, enviaron suministros, armas, cañones y municiones y a nuestro caballero, que era muy experimentado y de confianza, para hacerse cargo de las defensas.

Llegó a la ciudad el día después de que Enrique hubiera sitiado el lado occidental de Harfleur, lo que indica que llevó a cabo una carrera desesperada a través de Normandía, protegido por los campos inundados que le negaban el acceso a los ingleses que sólo pudieron contemplar, impotentes, cómo de Gaucourt entraba en la ciudad.

No era muy frecuente que alguien fuera mejor estratega que Enrique V y, como Raoul descubriría en carne propia, el rey no era un hombre que olvidara semejantes acciones.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 08 Dic 2011 20:40 
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Enrique se dio cuenta de que era imprescindible que no llegaran más refuerzos a la ciudad por el camino de Rouen. Esta tarea tan importante se le confió a su hermano el duque de Clarence, quien, oculto en la noche, dirigió un numeroso contingente de hombres y un convoy de artillería en un dificultoso desvío de 16 km. Durante su marcha capturaron más refuerzos prodecentes de Rouen y, al amanecer y para consternación de los sitiados, Clarence y sus hombres aparecieron en la ladera opuesta por encima de la ciudad, enfrente de las huestes reales.

La zona de la costa no ha sido descuidada. La mayor parte de los navíos mercantes fueron devueltos a casa, si bien algunos regresaron con suministros. Fueron los buques de guerra y la Armada real los que bloquearon Harfleur por mar, cerrando además los accesos al Sena. La ciudad está ahora totalmente rodeada.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 08 Dic 2011 21:05 
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Antes de dar la orden de fuego a los cañones, el rey, puntilloso como siempre, dio a la población la última oportunidad para rendirse. Aunque de Gaucourt y de Estouville conocían las consecuencias de su negativa, su deber y su honor no les permitían tomar otra decisión. Rechazaron la oferta al instante.

El asedio que siguió es, literalmente, de manual de guerra. De hecho, Enrique sigue al pie de la letra el De Rei Militari de Vegecio, que data del siglo IV pero que fue traducido y glosado por gran cantidad de escritores medievales.

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El asedio de Harfleur en una obra de 1449.

Los suburbios fueron incendiados y despejados para poder colocar sus cañones y máquinas sitiadoras, utilizando a todos los carpinteros que acompañaban al ejército en la labor de erigir enormes empalizadas para protegerlas. El asalto fue devastador: durante días enteros los 78 artificieros mantuvieron un bombardeo incesante, trabajando por turnos sin permitir un respiro a los sitiados. Los cañones y catapultas se dirigían al bastión que guardaba la entrada de Leure, las torres y las murallas que se desmoronaban bajo los 10.000 proyectiles de piedra. El ruido debía ser terrible.

Frente al ataque, de Gaucourt y sus hombres contaatacaban con un coraje y determinación que se ganó la admiración del capellán inglés que escribió la Crónica. Respondían con un bombardeo en represalia con cañones, catapultas y ballestas. Cuando se hizo imposible seguir defendiendo las destrozadas murallas, los franceses siguieron luchando obstinadamente entre las ruinas.

De noche, cuando los cañones hacían un alto y los ingleses dormían, los franceses procuraban reparar sus defensas con lo que podían, cubriendo las superficies de arcilla con la esperanza de amortiguar los golpes de los proyectiles.

Mientras, los mineros galeses trabajaban duramente excavando bajo las fortificaciones de Harfleur. El mayor esfuerzo se hizo bajo el camino de Rouen, donde estaban las tropas de Clarence, porque aquí no había foso que molestase. Estaban excavando una red ded túneles bajo el punto más débil de la fortificación, apuntalados con soportes de madera que, en el momento preciso, serían incendiados haciendo que el túnel se viniera abajo. La diferencia con una mina normal, donde se trabajaba incluso de rodillas, es que estos túneles tenían que ser lo suficientemente grandes como para derribar toneladas de mampostería, lo que quiere decir que los hombres podían permanecer de pie dentro.

Los sitiados sólo tenían una posiblidad, responder con una operación parecida, abriendo sus propios túneles por debajo y dentro de las minas enemigas para destrozarlas antes de que llegasen a las murallas. Si se daba el caso, que se daba, de que de repente abres un agujero y te encuentras cara a cara con el enemigo, se daba un combate singular pero bajo tierra, oportunidad muy estimada por caballeros y escuderos para demostrar un valor personal excepcional, puesto que el combate en estos confines tan estrechos y con cualquier arma al alcance entrañaba mucho peligro, lo que aumentaba su prestigio.

Se sabe que sir John Cornewaille por los ingleses y Raoul de Gaucourt por los franceses bajaron varias veces a las minas con la intención de entablar batalla con el enemigo.

De todas formas no se logró nada en claro con las operaciones mineras ya que la gracia del asunto está en cavar tu túnel sin que el otro te vea, pero la disposición de Harfleur no lo permitía, por lo que cada túnel inglés era destrozado por los franceses, que sabían dónde tenían que cavar. Lo único bueno es que de esta manera tenían de dividir sus fuerzas en la defensa de la ciudad y la distracción benefició a los ingleses.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 13 Dic 2011 17:29 
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Clarence también abandonó la idea de llenar las zanjas bajo las murallas de la entrada de Rouen. Para este fin había estado reuniendo haces de leña y apilándolos delante de las zanjas, entonces descubrió que los franceses también habían estado atareados reuniendo barriles de aceites y grasas inflamables y pretendían quemar vivos a los ingleses en cuanto pusiesen el pie en la zona. Aún así los hombres de Clarence tomaron posesión de la zanja exterior y construyeron una trinchera fortificada con una empalizada, desde detrás de la cual arqueros y artilleron operaban con relativa seguridad.

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No fue mérito del conde, el rey tiene siempre la última decisión y dictaba las órdenes que su hermano obedecía, órdenes difíciles de enviar por barca atravesando el inundado Lézarde o por tierra dando un rodeo. Este problema exigía una solución urgente y Enrique V devanó los sesos buscando una: embalsó el Lézarde por encima del valle, más cerca de la población de Montivilliers, a menos de 5 km de su campamento. De un plumazo priva a las gentes de Harfleur de su suministro de agua fresca y consigue secar los campos circundantes.

Enrique es infatigable en su supervisión personal del asedio. Nadie sabía dónde o cuándo aparecería para "inspeccionar el avance de las guardias, el orden y emplazamientos de la hueste y corregir o reprender a los negligentes" y de hecho circulaban rumores que decían que el rey se disfrazaba para mantener el anonimato mientras se paseaba de noche para comprobar que todo estuviera comme il faut Cierto o no, el resultado es que sus hombres siempre procuraban estar a la altura de sus expectativas.

Transcurría la tercera semana y el rey estaba convencido que la caída de la ciudad era inminente. Enrique subestima la determinación e ingenio de De Gaucourt y sus hombres. Harfleur no caería en 8 días como suponían los ingleses sino en 18. Y estos 10 días de más causarían estragos en el campamento inglés y obligarían al rey a cambiar sus planes de marchar sobre París.

El problema era la disentería, el azote de todos los ejércitos en campaña, que los ingleses conocían como "el flujo sangriento" debido a que su principal síntoma era una diarrea sanguinolenta. La disentería epidémica está causada casi siempre por la bacteria Shigella dysenteriae del tipo 1, que es extremadamente virulenta y se propaga a través de las heces humanas. Generalmente la causa es que las heces entren en contacto con comida o agua y se necesitan muy pocas bacterias para provocar una infección que a partir de ese momento se propaga de las manos de una persona a otra. La muerte, aún hoy en día en los campos de refugiados africanos, es alta, entre el 10 y el 20 por 100, por lo general al cabo de 13 días desde la aparición de los síntomas: persistente diarrea, septicemia y fallo renal.

En Harfleur se daban todas las condiciones para que se produjera un brote, tanto entre los asediados como entre los sitiadores: clima caluroso, húmedo, marismas y agua estancada, y encima Enrique retuvo el Lézare en lo alto del valle reduciendo la cantidad de agua corriente y fresca a disposición, no sólo de la ciudad, sino también de sus hombres. La naturaleza pantanosa de la tierra hacía difícil deshacerse de los detritos. Se abrieron zanjas como letrinas y hoyos para los deshechos de la comida, pero no podían sellarse y se sumaron al problema sanitario los miles de caballos del ejército, cada uno de los cuales necesitaba beber 15 litros de agua diarios, que murieron de viruela ovina.

Los médicos y cirujanos del rey eran perfectamente conscientes de los peligros de este tipo de "enfermedades de guerra" y aconsejaron al monarca y su hermano que montasen sus tiendas en las laderas por encima de Harfleur. Lo que no se podía evitar era el contacto con los infectados...

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Al menos se puede decir que los suministros no fueron un problema. Cada hombre llevaba vituallas para tres meses por orden del rey, además recibían pescado, trigo, ternera, vino y cerveza de Aquitania. Nuestro amigo el conde mariscal alquiló sus propios barcos que le traían harina, cerveza, vino e incluso un barril de salmón ahumado desde Inglaterra. Aún así el rey solicitaba nuevas partidas de vituallas a Burdeos así no puede decirse que el campamento pasase estrecheces.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 13 Dic 2011 18:06 
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No están documentados los primeros casos de disentería, la enfermedad empieza a llamar la atención de los cronistas el 15 de septiembre, fecha en que falleció su víctima más importante. Richard Courtenay, obispo de Norwich, doctor en derecho civil y canónico, dos veces rector de la Universidad de Oxford, diplomático, financiero y compañero y consejero de Enrique V.

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Una imagen de Norwich en esos años.

Se decía que era "el más amado y querido de los amigos del rey" y muy pocos hombres pudieron presumir de tener una relación parecida con Enrique V. De hecho, el mismo rey estaba presente y le cerró los ojos cuando murió con tan solo 35 años. Su cuerpo fue enviado de vuelta a Inglaterra donde, por orden personal del monarca, fue enterrado entre las tumbas reales tras el altar mayor de la abadía de Westminster.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 13 Dic 2011 19:54 
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Tres días más tarde, el 18 de septiembre, el rey pierde a otro devoto siervo y amigo: Michael de la Pole, conde de Suffolk, de 54 años.

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Su tumba de wikipedia

La guerra en Francia se cobraría también la vida de cuatro de sus cinco hijos. El primogénito morirá en Agincourt con 21 años, los otros tres se enfrentarán a Juana de Arco: Alexander morirá en la batalla de Jargeau en 1429 y sus dos hermanos en el cautiverio posterior.

Me edito para explicaros un detalle: el caballero viste armadura y lleva los guanteletes puestos. Eso indica que murió en combate, lo que es un error porque sabemos que murió de disentería. Es un homenaje hacia el guerrero, pero una flagrante mentira, puesto que aquel que muere de enfermedad y no de herida de guerra lleva las manos desnudas. Don Juan de Austria, por ejemplo, murió de fiebre tifoidea en 1578 en el sitio de Namur y por eso no lleva guantes

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en su tumba del Escorial. De hecho, sus guantes están colocados a sus pies.

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Última edición por Iselen el 13 Dic 2011 20:20, editado 1 vez en total

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 13 Dic 2011 20:12 
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El 15 de septiembre, quizá por la distracción que supuso la muerte de Courtenay, los hombres que rodeaban la entrada de Leure cayeron víctimas de un ataque sorpresa de los franceses, que les incendiaron las defensas y los obligaron a retroceder. Fue una inyección de moral para la guarnición sitiada y además era domingo... ¿llevaría Raoul de Gaucourt su grillete dorado? ;)

En respuesta, el "equipo de operaciones especiales" de Holland y Cornewaille iniciaron un asalto a la mañana siguiente que les llevó a conquistar el bastión rodeados de humo, fuego y flechas. Enrique manda un salvoconducto a De Gaucourt para que pudiese entrar en el campamento inglés y discutir unas condiciones de rendición, fue de lo más encantador y persuasivo frente a un caballero francés exhausto, medio muerto de hambre y también enfermo de disentería, pero lleno de orgullo y de sentido del deber. Se negó a rendirse. :bravo:

De Gaucourt pensaba que su rey le enviaría refuerzos, debido a la importancia de Harfleur, pese a que desde el punto de vista táctico era mejor dejar caer la ciudad y recuperarla después de la misma forma que los ingleses la habían conquistado. Aislado del mundo exterior, a De Gaoucourt le era difícil conseguir información actualizada sobre los planes del rey de Francia, del condestable De Albret y del mariscal Boucicaut. Además, algunos miembros de la nobleza habían reclutado sus propias tropas para hacer frente a los ingleses, tomando cartas en el asunto ante el fracaso de la resistencia "oficial", y acosaban a las tropas inglesas de la entrada de Rouen comandadas por Clarence, pese a todo no eran más que un grupo de 500 caballeros locales.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 13 Dic 2011 21:40 
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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 14 Dic 2011 12:04 
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