Foro DINASTÍAS | La Realeza a Través de los Siglos.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 18 Dic 2011 20:12 
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Este post va por sambone, que está impaciente por derramar sangre en la batalla >:)

Mientras la nobleza local hacía lo que podía para acosar a los invasores, los príncipes de sangre real no son capaces de actuar de forma decidida. Fue el 28 de agosto cuando el Consejo del rey emite un llamamiento general a las armas en defensa del país, una semana y media después del comienzo del asedio de Harfleur.

El 1 de septiembre el Delfín parte con los miembros de su casa hacia Vernon, a medio camino de Rouen, donde permaneció todo el mes.

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Vernon en Normandía

Carlos VI no estaba por la labor de liderar a su ejército pero el 10 de septiembre peregrinó a Saint Denis para recoger la sagrada oriflama que fue enviada a la ciudad de Rouen, donde se estaba reuniendo todo el ejército. Sin embargo, a los parisinos no les preocupaba mucho la suerte de sus compatriotas en Harfleur, se quejaban más de los impuestos a los que la campaña les obligaba.

La situación en Harfleur se hace desesperada y los mensajes de De Gaucourt al príncipe cada vez son más acuciantes... y el Delfín pasa del tema olímpicamente, es más, ni siquiera recibe a los mensajeros la mayor parte de las veces y, cuando lo hace, les da largas diciendo que el rey se ocupará del asunto "en el momento oportuno" Lo único que pueden decirle a De Gaucourt es que un gran ejército se está reuniendo en Rouen, unos 40.000 hombres dicen, lo que no sabían es si llegarían a tiempo para salvar la plaza.

A estas alturas en mi opinión los franceses saben perfectamente el peligro que suponen los ingleses y la magnitud del asedio y los problemas a los que se enfrentan los defensores de Harfleur. Sencillamente, desde un punto de vista estratégico, es mejor que la plaza caiga y recuperarla después mientras se acosa al ejército inglés, cansado por la campaña, hasta Calais. El Delfín no se lo dijo así de claro a los mensajeros, pero De Gaucourt se tenía que estar oliendo la tostada.

La victoria inglesa en Agincourt no se debió a la desidia o a la arrogancia francesa al subestimar al enemigo, los franceses hicieron exactamente lo que se esperaba de ellos, lo que haría cualquier otro en su circunstancia, lo que pasa es que en este caso... Enrique V era más listo y tuvo más suerte.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 18 Dic 2011 21:55 
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La desafiante negativa de Raoul de Gaucourt a rendirse endureció la determinación de Enrique V. Esa misma tarde los trompeteros proclamaron que el asalto final a la ciudad se llevaría a cabo al día siguiente, miércoles 18 de septiembre, y que todos debían estar preparados. Al mismo tiempo, ordenó un bombardeo más riguroso que el habitual para evitar que los franceses durmieran.

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Harfleur se pone de rodillas. Puede que De Gaucorut, De Estouteville y el contingente militar no desearan rendirse, pero los ciudadanos no pueden soportarlo más. Aterrorizado ante la idea de las represalias si la villa es tomada por la fuerza, el consejo municipal decide ofrecer una rendición condicionada. Un grupo formado por 14 ciudadanos hace llegar al duque de Clarence una propuesta: si no reciben ayuda del rey antes del domingo 22 de septiembre, se rinden. El rey accede a condición de que De Gaucourt, De Estouteville y demás caballeros que tenían el gobierno de la ciudad, y que no sabían nada de este pacto de los ciudadanos, salgan de ella. Los habitantes de Harfleur ya han soportado bastante estas cinco semanas, no comparten las románticas ideas caballerescas de gloria y honor, y no les apetece ver a sus esposas e hijas violadas y a sus paisanos asesinados por los ingleses.

De cualquier manera, y de mala gana, De Gaucourt se rinde. Junto a De Estouteville y el señor de Hacqueville, entabló negociaciones con los representantes del rey y acordó unas condiciones que, en cierto modo, le permitían salvar algo de su honor. Habría una tregua hasta el domingo 22 de septiembre. Harfleur podría enviar una última petición de ayuda a su rey o al delfín, pero si no llegaban noticias, la ciudad y todos sus habitantes se rendirían incondicionalmente a la piedad del rey de Inglaterra. Así, la responsabilidad de la rendición no cae enteramente del lado de De Gaucourt. Veinticuatro rehenes franceses, de entre los más nobles, fueron entregados en garantía con la condición de recibir un trato honorable.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 14:12 
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Un silencio espeluznante reinó sobre Harfleur durante días, el cerco estaba en suspenso mientras todo el mundo esperaba el desenlace. De acuerdo con las condiciones de la tregua, De Gaucourt no puede luchar ni reparar sus destrozadas fortificaciones pero a la vez debe prepararse para la posibilidad de nuevas acciones militares si la oriflama aparece en el horizonte.

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Harfleur con los nombres de sus puertas indicados.

Hacqueville viajó tan rápidamente como pudo a Vernon, donde seguía residiendo el delfín. Allí hizo una nueva y emotiva petición de ayuda remarcando que, de no recibirla, se perderían la ciudad y todos sus habitantes. La respuesta del delfín fue breve y directa: el ejército francés aún no está listo así que vete por donde has venido a decirle a De Gaucourt que su valiente defensa ha sido completamente en vano. En resumen, el principito los vendió. :thumbdown:

A la una en punto del domindo 22 de septiembre, Enrique V se sentó en un trono drapeado con telas de oro bajo un pabellón dorado, en la ladera por encima de le entrada de Leure. Se rodeó de sus nobles, ataviados con sus mejores galas, mientras a su derecha se colocaba Gilbert Umfraville, sosteniendo el yelmo del rey con su corona de oro. Soldados armados custodiaban la ruta entre el pabellón y Harfleur intentando contener a la multitud de ingleses apiñados pra ver el espectáculo. Cuando llegó la hora, la entrada se abrió y De Gaucourt apareció junto a treinta o cuarenta caballeros y ciudadanos principales. Para humillarlos, fueron obligados a dejar sus caballos, armas, armaduras y todas sus pertenencias en la ciudad, de forma que subieron la colina a pie, en camisa y medias y con un dogal alrededor del cuello, símbolo de que sus vidas estaba en manos del rey. No puedo imaginar la vergüenza de Raoul de Gaucourt en este momento, un caballero que prefería la muerte al deshonor... (sad)

Les llevó un buen rato subir, la ladera era empinada y muchos de ellos estaban enfermos. Llegados al trono se postraron de rodillas y De Gaucourt presentó las llaves de la ciudad al rey con estas palabras: "Victorioso Príncipe, he aquí las llaves, que prometimos cederos con la Ciudad, mi persona y mi compañía" Enrique no se dignó a coger él mismo las llaves, sino que lo hizo el conde mariscal, John Mowbray. Entonces se dirigió al capitán francés, prometiéndole clemencia puesto que se habían rendido "si bien quizá desearía cambiar de parecer después de considerarlo detenidamente" Después todo el grupo fue llevado a las tiendas, donde los 66 serían alimentados con magnificencia antes de ser asignados como prisioneros entre sus hombres.


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Enrique V en el sitio de Harfleur. Ilustración de British Battles on Land and Sea.

Ya sé que así es la ley de la guerra, y que estamos contando la historia desde el punto de vista de los ingleses por lo que parece que estamos de su parte, pero Raoul de Gaucourt es un tipo que me cae muy bien, un auténtico caballero que cumplió con lo que su honor le pedía y fue traicionado por su señor al no prestarle ayuda a sus súbditos, así que me da mucha pena la parte de la historia en la que se rinde humillado (sad)

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 14:50 
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Evidentemente todo esto es una puesta en escena cuidadosamente preparada por Enrique, la humillación ritual de los prisioneros franceses es un aviso para cualquier otra ciudad o guarnición que se atreva a hacerle frente. Enrique V gana porque su causa es justa, los franceses pierden porque van en contra de la voluntad de Dios, y es prerrogativa exclusiva del rey conceder piedad.

El estandarte de Inglaterra y el de San Jorge ondean ahora sobre las entradas a la ciudad, vitoreados por el ejército inglés. Enrique entrega entonces las llaves al conde de Dorset, nuevo guardián y capitán de Harfleur.

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En principio, el rey no tenía intención de entrar en la ciudad, la idea era llegar, conquistar y pasar al siguiente objetivo, pero la duración del asedio y la epidemia de disentería le obligan a cambiar de idea. En un acto muy propio de él, renuncia a una entrada triunfal, desmontando en la puerta de la muralla. Se descalzó y, como penitente, caminó hasta la iglesia de San Martín, donde dio gracias con devoción por su victoria. Liberó a los monjes y les permitió que se fueran sin ser molestados, los ciudadanos que le juraron lealtad conservaron sus posesiones, a los ciudadanos más ricos que no aceptaron las condiciones se los encarceló hasta que pagaran sus rescates.

Los enfermos, pobres, mujeres y niños de cualquier condición social fueron expulsados de la ciudad. Puede pareceros una medida rigurosa pero en medio de la usual brutalidad de la guerra medieval, Enrique fue indulgente y les otorgó a cada uno un dinero para comprar víveres y a las mujeres se les permitió cargar con sus pertenencias. Unas dos mil personas fueron expulsadas de Harfleus acompañadas de una guardia armada de protección que los escoltó 22 km, donde el mariscal Boucicaut los esperaba para llevarlos a Rouen.

A los hombres de armas franceses, De Gaucourt entre ellos, se les liberó bajo palabra de presentarse en Calais el día de San Martín (11 de noviembre) Era un riesgo calculado, puesto que Enrique era consciente del agotamiento de su ejército y no podía permitir que se ocuparan de un número elevado de enfermos franceses, trasportar los prisioneros a Calais por otra parte sería un gran estorbo. Así que los liberó bajo la promesa de volver y ponerse a disposición del rey de Inglaterra.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 16:04 
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De Gaucourt fue elegido para llevar un mensaje al delfín, un desafío a un combate singular que decidiría el futuro de Francia, sólo ellos dos, Enrique y el delfín. El que gane se queda con la corona de Francia, evitando la guerra. La oferta se mantiene por 8 días.

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Parece un ofrecimiento tonto ¿verdad? Ridículo, frívolo o caduco lo han descrito los historiadores. Pero el juicio por batalla es una tradición antigua y venerable, el judicium dei, es un concepto muy atractivo para un rey piadoso que está convencido de la justicia de su causa. Para vuestra información, el juicio de Dios no fue legalmente abolido en Inglaterra hasta 1819.

¡Ojo! hablamos de un juicio por batalla, que no es lo mismo que una justa. Los desafíos para acometer hechos de armas no buscan asesinar al oponente, sólo demostrar el coraje y la destreza de uno mismo. El juicio de Dios en cambio tiene absoluta validez legal y un participante derrotado puede ser ejecutado en la arena como un criminal convicto. Fracasar significa muerte y deshonor, no estamos hablando de un juego, el desafío de Enrique V es una empresa mortalmente seria.

Si el delfín hubiese aceptado yo no tengo duda de que Enrique hubiera combatido personalmente... y ganado. Pero si no acepta, el rey de Inglaterra queda a los ojos del mundo como una persona razonable y moralmente superior, mientras que el príncipe francés es el responsable de prolongar la guerra. El delfín está ante un dilema, no tiene ninguna intención de aceptar pero no tiene ganas de pasar por cobarde. Al final, como los avestruces que esconden la cabeza, optó por no responder. Llegados a este punto, me pregunto qué pensaría De Gaucourt al comparar las deficiencias de su propio líder con el comportamiento caballeresco y ejemplar del soberano inglés. Decidió retirarse a su lecho de enfermo y asegurarse de estar sano para cumplir su palabra de retornar a Calais el 11 de noviembre. La guerra para él se ha terminado.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 16:30 
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Enrique, mientras tanto, acondiciona Harfleur como un nuevo Calais. Proclama bandos en Londres para repoblar la ciudad con colonos ingleses y se cursan órdenes urgentes para aprovisionar la villa.

Aunque su problema principal sigue siendo la disentería, el ejército inglés esta diezmado en sus filas a causa de la enfermedad. Enrique decide enviar a los incapacitados de vuelta a casa para que no constituyan un estorbo y una sangría de recursos. Se estima su cifra en unos 1.693 hombres los que embarcaron de vuelta a la isla de Inglaterra. Entre ellos tres jóvenes condes que ya conocemos: el conde mariscal, el conde de Arundel y el conde de March. De ellos, Arundel, uno de los compañeros más íntimos del rey, fue el único que no sobrevivió y murió en su hogar el 28 de septiembre.

Si nos guiamos por las tasas de mortalidad modernas entre las víctimas no tratadas de disentería, se calcula que Enrique perdió entre el 10 y el 20 por 100 de sus hombres lo que da un resultado de entre 1.200-2.400 fallecidos. En Harfleur murieron más hombres por enfermedad que por la lucha a lo largo de toda la campaña. En total, entre muertos y enfermos devueltos a casa, el rey perdió una cuarta parte de sus soldados.

Y encima, ahora tiene que dejar algunos protegiendo Harfleur. El conde de Dorset se queda con 300 hombres de armas y 900 arqueros para su defensa, muchos de ellos veteranos experimentados, lo que refleja la importancia para el rey de conservar la ciudad. Se quedaron también 18 artilleros y sus cañones, 42 carpinteros y 20 albañiles que se pusieron de inmediato a restaurar murallas y torres.

Y ahora, ¿qué piensa hacer Enrique? Puede regresar a Inglaterra con su prestigio intacto, puede hacer una incursión armada saqueando el sur oeste de Francia hasta Aquitania, podría asediar otra ciudad vecina de Harfleur... El gran ejército reunido en Southampton es una sombra del que fue en principio, como mucho 900 hombres de armas y 500 arqueros.

La decisión es fácil, Enrique había dispuesto reunirse con sus prisioneros en Calais el 11 de noviembre y es a Calais a donde pretende ir. Podría viajar con facilidad y seguridad por mar pero ¿qué gracia hay en eso? Es mejor seguir los pasos del bisabuelo y marchar por tierra, incluso sería estupendo cruzar el río Somme en el mismo punto donde lo hizo Eduardo III antes de su victoria en Crécy en 1346. Además el ejército francés está en Rouen, una distancia suficiente para sentirse cómodo.

En última instancia, este "paseo" a través de Normandía y Ponthieu, es una provocación deliberada hacia el cobarde delfín de Francia.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 16:35 
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Atención, no perdáis de vista este mapa, lo vamos a necesitar

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 20:27 
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¡Qué gozada!.Gracias ,Iselen,por tu dedicatoria,pero yo no quiero derramar sangre,lo que estoy es entusiasmada por tu poder narrativo que hace que me sienta en el lugar;también por la minuciosidad, la táctica ,la astucia ,la estrategia y toda la parafernalia que conlleva la preparación de una batalla,cosa que yo nunca me he parado a pensar.Después de todo lo que nos estás contando ,me imagino lo que tubo que ser la batalla de Las Navas de Tolosa en el desfiladero de Despeñaperros...

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 22 Dic 2011 20:44 
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No solo por el lugar sino por los intervinientes y la actuación de alguno de ellos,sobre todo de Sancho VII de Navarra ,de ahí las cadenas de su escudo ¿no? Va, cuéntalo.¡Me cachis! qué
guerrera he salido.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 23 Dic 2011 00:08 
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Uf! Las Navas, eso supone un problema. Tenemos la suerte de que Enrique V fuese un paranoico de llevar una administración y documentación rigurosa de su campaña y tenemos un montón de testimonios de primera mano de cronistas y testigos. Alfonso VIII no hizo nada parecido, como mucho nos queda algún documento suelto y referencias de oídas de gente que oyó los relatos de la batalla de parte de algún otro, así que la reconstrucción es imposible que sea tan rigurosa como en Agincourt. Además, entre guerras y conflictos, tiemblo al pensar en la cantidad de documentación antigua que se ha perdido en España, son piezas de la historia que nos faltarán para siempre.

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 26 Dic 2011 20:32 
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La decisión de Enrique de marchar por tierra hacia Calais es evidente que entraña un gran riesgo, puesto que las disminuidas fuerzas inglesas serían fácil presa del ejército francés reunido en Rouen. De hecho, consta que por este asunto surgió una disputa con su hermano, el duque de Clarence, que prefería volver a Inglaterra por mar, la vía más segura. Si cualquier otra persona de su confianza le hubiese ido a Enrique con esos mismos argumentos seguro que por lo menos se hubise parado a considerarlo, lo que pasa es que Clarence era un claro simpatizante de la causa Armagnac, así que sus consejos resultaban sospechosos a los ojos del rey.

El monarca decide despacharlo de vuelta a casa entre los enfermos, aunque Clarence, en lugar de ir directamente a casa, toma un barco en dirección a Calais para esperar a su hermano.

El principal argumento de Clarence, el reducido tamaño de su hueste, no es algo que preocupe a Enrique puesto que está convencido de que la valentía pesa más que los números y de que su causa es justa y por ello Dios le reserva la victoria.

El rey ordena a sus hombres que se equipen con provisiones suficientes para ocho días justos, lo que supone viajar ligeros sin peso innecesario pero no contempla imprevistos que retrasen al ejército, lo que supuso un grave error de cálculo. Calais dista de Harfleur unos 240 Km, en 8 días de viaje supone jornadas de 31 km, lo que era perfectamente razonable según la idea medieval, puesto que una jornada de viaje por tierra se estimaba en 32km, así que en teoría, Enrique tenía de sobra. Vale que no hablamos de una legión romana acostumbrada a largas rutas de marcha pero se trataba de un ejército muy disciplinado que en su mayor parte iba a caballo.

Antes de iniciar la marcha, el monarca dictó un nuevo conjunto de ordenanzas que garantizase la unión y el orden dentro de su ejército. Su objetivo era llegar a Calais, no expoliar, masacrar o abusar de la población civil. No permitió a sus hombres coger nada de las propiedades o tierras que estaban en su camino excepto comida si era necesaria.

El martes 8 de octubre, el ejército inglés sale de Harfleur por el camino de Montivilliers. Como es habitual se divide en tres batallones: la vanguardia era liderada por el "equipo de operaciones especiales" de sir John Cornewaille y sir Gilbert Unfraville. En el centro, junto al grueso del ejército, iba el propio Enrique junto a los nobles más jóvenes y por tanto menos experimentados. La retaguardia era liderada por Eduardo, duque de York y Richard de Vere, conde de Oxford.

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La batalla de Agincourt según las Chroniques d’Enguerrand de Monstrelet de principios del siglo XV

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 Asunto: Re: Enrique V y la batalla de Agincourt
NotaPublicado: 27 Dic 2011 15:36 
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Reflexionando un poco sobre la guerra a lo largo de la historia en general... Tucídides dijo que los hombres están dispuestos a ir a la guerra por razones de honor, por temor o por interés. Y punto. Yo más bien creo que las guerras ocurren porque quienes las empiezan creen que pueden ganarlas, y si es rápido y fácil, mejor que mejor.

Enrique se lanzó a la campaña de Agincourt sencillamente porque pensó que la razón, la justicia, el mismo Dios, estaban de su lado y le iban a dar una victoria épica. Hitler y Mussolini también lo creían. En el verano de 1990, Sadam Husein creyó que la integridad territorial de Kuwait no interesaba a los gobiernos occidentales, o al menos no lo suficiente como para responder militarmente a su invasión. Cuando Esparta invadió Ática en el primer apunte de la guerra del Peloponeso (431 a.C.) esperaban que los atenienses se rindieran tras una serie de breves incursiones. Fijaos que no importa cuánto tiempo pase, de qué momento de la historia hablamos, el trasfondo siempre es el mismo.

La cruda realidad demuestra que el vini, vidi, vici sólo le funcionó a Julio César y, aún así, tuvo que ocuparse del post vici, lo que supone reorganizar la nueva provincia romana, nombrar gobernadores, organizar la administración, cobrar los impuestos de forma efectiva, dotar de nuevas leyes, etc.

Es aquí, ante los imprevistos de una campaña o la organización y reconstrucción de la post guerra donde las grandes estrategias han fallado a lo largo de la historia y han alargado conflictos que, en principio, parecían sencillos de ganar. Los estadounidenses tenían un plan: derrocar a Sadan en Irak. ¡Bravo, lo consiguieron! ¡Han ganado la guerra! pero, ¿y luego?, pues la han fastidiado al no planear el post vici, no se imaginaban que las sectas islámicas se iban a soliviantar, que la población que los aclamaba como vencedores los iba a empezar a mirar como invasores ni que la sociedad estadounidense y la opinión pública mundial se iba a empezar a hartar de ver a sus jóvenes volar por los aires en blindados que pisan minas, aún sabiendo que la guerra de Irak es la de menor duración en la que se han metido, la que menos dinero les está costando porque de momento es la más corta y la que menos vidas de soldados se ha llevado. La campaña de Irak ha costado 4.000 muertos en 6 años de combate, sólo en la batalla de Okinawa se perdieron tres veces más hombres.

Enrique V no contaba con que la campaña de Francia se alargase tanto, no contaba con que en el sitio de Harfleur la disentería le diezmase el ejército y no contará con dar más vueltas que una peonza por el norte de Francia, de verdad, de verdad, él cree que va a llegar a Calais en 8 días. Ya veremos a lo que nos conduce la falta de previsión...

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