El reinado de Abd al-Rahman II empieza con las típicas sublevaciones, toda una tradición ya, que el emir reprime lo que le deja campo libre para lanzar sus aceifas veraniegas contra los cristianos.
Entre tanto los descendientes del conde visigodo Casius, reconvertidos al islam con el nombre de Banu Qasi, se muestran inquietos en sus posesiones aragonesas de forma que Abd al-Rahman II tiene que llamarlos al orden llegando a tomar Pamplona. Por estas fechas aparecen los normandos, pirateando las costas a su paso, saqueando Lisboa y Sevilla después de que el rey de Asturias los rechazase en el norte. El emir reunió todas sus tropas bajo el mando de su eunuco favorito, Nasr, poniendo a los invasores a la fuga. Los prisioneros que hicieron se convirtieron al islam para evitar la ejecución y se instalaron como pastores en zonas cercanas al Guadalquivir. Así que, aunque mucha gente lo desconoce, los sevillanos de hoy en día tienen unas gotas de sangre vikinga
Hacia el fin de su vida se le plantearon algunos problemas con los mozárabes de Córdoba y Toledo. La realidad es que esta gente seguía siendo cristiana pero con formas de vida arabizadas: costumbres, literatura, gastronomía, etc. Vivían culturalmente en medio de ningún sitio y eran mal vistos por los islamistas más radicales y por los cristianos más ortodoxos. De todas formas estos últimos siempre han sido los peores, incluso el islamista más radical era (en aquellos tiempos) mas tolerante que cualquier cristiano con la cultura y creencias de los demás, de hecho el Corán establece una jerarquía entre las distintas religiones en la cual la más próxima a la suya es la cristiana, a la que aprecian, y también dice textualmente:
En los judíos encontrarás la más violenta enemistad. Supongo que la razón es que han luchado, y siguen luchando, por el mismo territorio y la Ciudad Santa desde hace siglos.
Así que los problemas comenzaron cuando los obispos Álvaro de Córdoba y Eulogio de Toledo se dieron cuenta de que el estilo de vida oriental estaba contaminando a los buenos cristianos, hasta el punto de ver traducidos al árabe los Evangelios. La crispación les llevó a provocar sistemáticamente a los musulmanes injuriando públicamente a Mahoma, lo que conlleva pena de muerta salvo en el caso excepcional de que estés majareta perdido temporal o permanentemente
El caso es que los cristianos empezaron a ganarse el cielo a costa de insultar al Profeta y buscar el martirio, lo suficientemente numerosos para llamar la atención de las autoridades de ambas religiones. Al final, un Concilio de obispos determinó que no sería considerado como mártir el cristiano que busque intencionadamente la muerte, con lo que se acabó la histeria.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.