Mientras tanto, el reino de Pamplona se convierte en el gran aliado de León contra los musulmanes.
Tras la derrota de los árabes en Poitiers en el 732, el emperador Carlomagno llevó a cabo una expedición contra Zaragoza buscando debilitar la fuerza del emirato cordobés al sur de los Pirineos. Fracasó, pero de paso destruyó los muros y la ciudad de Pamplona antes de que los vascones le atacasen la retaguardia en Roncesvalles y pusiesen la cabeza de Roldán a rodar colina abajo. Corría el año 778.
Unos 25 años más tarde se tiene noticia de una derrota musulmana frente a la aristocracia de Pamplona, que pretendía unirse al imperio franco, naciendo así la "marca hispánica carolingia". La marca oeste dio lugar al pequeño reino de Pamplona 70 años antes de que por el este Wifredo el Velloso decidiese dejar en herencia a sus hijos el condado de Barcelona haciéndolo independiente del Imperio franco.
La independencia total de Pamplona es obra de Sancho Garcés I (905-925), primer rey de la dinastía Jimena, quien rompió el pacto de no agresión que mantenía con Córdoba y extendió su territorio hasta el Ebro, llegando a las comarcas de Nájera y Calahorra con el apoyo del rey leonés Ordoño II. Los anteriores reyes, los Arista, pagaban tributo al emirato de Córdoba que a cambio les "toleraba", así que no se pueden considerar reyes absolutamente independientes. Sancho Garcés I asciende al trono al estar casado con Toda, la nieta del último rey Arista, Fortún Garcés, y tía de Abderramán III.
La descendencia de Sancho Garcés I y Toda es muy interesante porque todos hicieron matrimonios fabulosos y de esta manera se convirtieron en los grandes protagonistas de la época:
Urraca Sánchez, casada con Ramiro II de León, gran protagonista de la batalla de Simancas.
Oneca de Pamplona, casada con Alfonso IV «El Monje», fue reina de León entre 926 y 931 el año en que falleció y su marido quiso retirarse del mundo a un convento porque no podía vivir sin ella, pero luego se arrepintió y quiso recuperar el trono y toda esa historia que ya conocemos.
Sancha de Pamplona, casada en primeras nupcias con Ordoño II de León, en segundas con el conde alavés Álvaro Herrameliz y en terceras, con Fernán González, conde de Castilla (esta mujer si que sabía escoger partidazos)
García I Sánchez, rey de Pamplona, casado primero con Andregoto Galíndez y luego con Teresa Ramírez, hija de Ramiro II de León y de Adosinda Gutiérrez. Osea que se casó con una hija de su cuñado
Velasquita o Belasquita Sánchez, casada en primeras nupcias con el conde alavés Munio Velaz, en segundas con Galindo de Ribagorza y en terceras con Fortún Galíndez.
Munia (Muña) de Pamplona.
Orbita de Pamplona, probablemente casada con al-Tawil, gobernador de Huesca.
El rey también tuvo una hija fuera de matrimonio, probablemente nacida mucho antes que los hijos legítimos, Lupa Sánchez quien, según el Códice de Roda, fue la madre del conde Raimundo de Bigorra.
El rey Sancho Garcés I murió en las cercanías de Resa, a orillas del río Ebro, el día 10 de diciembre del año 925, le sucede su hijo García Sánchez I (925-970), menor de edad, y por tanto bajo la tutela de Jimeno Garcés, hermano del monarca fallecido casado con una hermana de Toda a su vez.
García Sánchez I, rey de Pamplona, formó coalición con Ramiro II de León, obteniendo la victoria en Simancas. Óleo de Joaquín Espalter en el Salón del Trono de la Diputación de Navarra.
Ambos reyes, padre e hijo, están enterrados en el pórtico de la iglesia de San Esteban, en el castillo de Monjardín (Villamayor de Monjardín, Navarra)
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.