Castillo de Alarcón en Cuenca
De origen árabe, con base romana y visigótica, dependió inicialmente la fortaleza del emirato de Córdoba. Tras la descomposición del califato cordobés y la formación de los reinos taifas, se subordinó al de Toledo. Durante su permanencia en poder de los musulmanes sirvió de bastión defensivo en sus pugnas internas. En 1184, Fernán Martínez de Ceballos, capitán de las tropas de Alfonso VIII, asedió la fortaleza durante nueve meses y la ganó finalmente para su rey el día de san Andrés. Se vio recompensado con el privilegio de tomar el nombre de la villa por apellido, cosa que hizo, pasando a llamarse Martínez de Alarcón y dando con ello origen a este nuevo linaje (todo esto nos lo cuenta el propio Alfonso X el Sabio en su
Crónica)
Se halla sobre un cerro rocoso muy escarpado protegido a su vez por el río Júcar. En su planta triangular destaca la torre del homenaje, de estilo renacentista, con almenas piramidales y adarve (camino de ronda en árabe).
La fortaleza posee tres recintos: primero un conjunto de atalayas o torres aisladas que abarcan todos los ángulos de visión en torno al castillo, después tres murallas que lo separan del pueblo y luego el propio castillo.
Torre de Alarconcillo
Torre del Campo
El castillo de Alarcón mereció la atención de los sucesivos reyes de Castilla que lo engrandecieron y reforzaron, a la par que le dotaron de un fuero propio (1186) y le otorgaron el señorío de amplios territorios circundantes, su alfoz constaba de 63 aldeas entre las que se incluían: Albacete, La Roda, Villarobledo, Castillo de Garcimuñoz, Belmonte y otras muchas. Todo ello fue puesto en manos de la Orden Militar de Santiago por Alfonso VIII. Cuando en 1212 se libra la trascendental batalla de Las Navas de Tolosa, el concejo de Alarcón concurre a la misma sumando sus propias tropas a las del rey.
A principios del siglo XIV, el Infante don Juan Manuel recibió de Fernando IV el señorío de Alarcón, castillo incluido, provisionalmente en el año 1297 y de forma definitiva el 23 de marzo de 1305. En este noble retiro escribió alguna de sus obras literarias. A la muerte del infante, lo heredó su hijo Fernando y después su nieta Blanca. Después lo recuperó Pedro I y retornó al patrimonio real. Enrique II se lo concede a don Alfonso de Aragón al que nombra marqués de Villena en 1372, pero Enrique III lo destituye en 1395 y de nuevo regresa a la Corona. Finalmente, en el siglo XV se le concede a don Juan Pacheco (23-5-1446), marqués de Villena. El marquesado, en las personas de don Juan y de su hijo don Diego López Pacheco, tomó partido por Juana la Beltraneja y se enfrentó a los Reyes Católicos. En esta porfía logró mantener los castillos de Belmonte, Garcimuñoz, Alarcón y el Ducado de Escalona.
Actualmente es Parador Nacional
http://www.parador.es/es/parador-de-alarcon
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.