La historia de la casa de las conchas, es una historia muy curiosa, la leyenda cuenta que bajo una de las conchas de su fachada se encuentra una onza de oro, lo que no tendría nada de raro, puesto que era costumbre en la construcción poner alguna moneda de oro en los cimientos, para atraer la buena suerte sobre el edificio; pudo poner bajo una concha.
Ahora bien, la explicacion de esta leyenda se encuentra en el edificio de enfrente, el Real Colegio del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús, construido en el siglo XVII por los Jesuitas, imponente en su fachada y en todo el complejo arquitectonico, utilizado hoy en dia como sede de la Universidad Pontificia de Salamanca. Resulta que los padres Jesuitas querian que el edificio fuera el mas increíble de todos los construidos, compraron grandes extensiones de tierra alrededor excepto el palacio de el señor Maldonado, esperanzados los Jesuitas con que los ciudadanos Charros fueran y arrancaran una por una las piedras del edificio, inventaron ese bulo, para asi hacer aun mas grande el edificio en cuestion, y esa es la solucion a la leyenda.
Para historias encantadas en las que aparecen fantasmas y hasta el mismisimo diablo, solamente hay que recurrir a la historia del pobre Marqués de Villena:
La tradición popular, olvidadiza de Hércules, asignó pronto la labor docente a Asmodeo o algún otro demonio, que durante siete años, en oscuridad de la noche, daba clase de adivinación y otras artes tenebrosas a siete alumnos. Terminada la carrera, se echaba a sorteo y uno de ellos quedaba en manos del Demonio. Según se dice, el Marqués de Villena (personaje legendario inspirado en Don Enrique de Villena) fue uno de los estudiantes aventajados del Demonio, del que consiguió escapar con vida, aunque dejó en manos de El Malvado su sombra, quedando así marcado de por vida como uno de sus adeptos. Una variante de la leyenda adjudica el papel de discípulo burlador al sacerdote bajonavarro Pierre de Axular. Como catedrático de la Cueva, además del diablo, se cita a un sacristán o bachiller, Clemente Potosí, o a una cabeza parlante (que recuerda al Bafomet templario, pero que probablemente fuera un recuerdo de la estatua de la leyenda que cita García Blanco).
El escritor portugués Francisco Botello de Moraes recrea la tradición en su obra Historia de las cuevas de Salamanca (1734), en la que sitúa en la Cueva a dos personajes mágicos: la Madre Celestina y una demonesa, Mariálvara, con cuerpo de mujer y patas de cabra.
La cueva en cuestión se encuentra en un lugar preciso de Salamanca: la sacristía de la iglesia de San Cebrián. Durante su reinado, Isabel la Católica ordenó tapiar preventivamente el acceso con argamasa y piedras (caementis saxisque). Tras la destrucción de la iglesia que la albergaba a finales del siglo XVI, la cueva sirvió como trastero del palacio del Mayorazgo de Albandea, y posteriormente fue utilizada como trastero de una panadería y carbonería. En el siglo XX, a inicios de los años 90, se excavó concienzudamente la zona, situada en la Cuesta de Carvajal, a la espalda de las catedrales, y los hallazgos realizados fueron expuestos al público en 1993, constituyéndose una zona arqueológica formada por la llamada torre de Villena (alusiva al marqués), la planta de la iglesia de San Cebrián y la Cueva de Salamanca.
P.D: mini-denuncia aunque no deba estar aqui, hace unos meses, un cafre, por que no tiene otro nombre, arranco una de las conchas de la casa del mismo nombre, no se si se pensaría que así encontraría el tesoro, pero como veis hay gente que se cree las leyendas y destroza joyas arquitectonicos como estas.