Lo siguiente que sabemos por el Diccionario es que hacia 1310 nuestra protagonista tenía un pretendiente, el comandante mameluco y gobernador de Damasco Aqqush al-Afram, que en la carta de proposición que le envió se describía como un partidazo: buen guerrero, buen jinete, apasionado por la caza, leal al sultán y compasivo con los necesitados y además le ofrecía en concepto de arras la ciudad de Homs y sus aledaños.
La realidad es que los mamelucos hacía tiempo que tenían montada una red de espías estupenda en el ilkhanato que les informaba pultualmente. Por ella supieron que El Qutlugh era viuda, rica, de sangre real y musulmana devota, lo que la convertía en una candidata ideal para una alianza pese a que la casa real mongola se caracterizase por cambiar de religión como de chaqueta. Si bien es cierto que los matrimonios mixtos ya se habían producido entre mamelucos y mongolas de "clase media" nunca una princesa de sangre había accedido a este tipo de unión. El primero en conseguirlo ganaría un prestigio sin precedentes.
Hay autores que sospechan que El Qutlugh formaba parte de esa red de espías en función de un cierto número de cartas que hizo llegar al sultán de Egipto y a su visir y algunos sospechan que participó en cierta medida en la repentina conversión de su sobrino/rey al Islam. También es cierto que ayudaba el hecho de que el visir mameluco fuese un antiguo mongol capturado en batalla que se había labrado un futuro brillante en la corte a base de esfuerzo e inteligencia.
Sabemos además que el flamante pretendiente Aqqush al-Afram lideraba desde Damasco la red de espías que estaba inflitrada en el ilkhanato, así que un matrimonio con nuestra chica le daría la oportunidad de fisgar más de cerca lo que se cocía en esa corte. Sin embargo... fue rechazado. Y le cayó al pelo; por idiota
El bueno de Aqqush al-Afram se lo tenía un poco, bueno mucho, creído puesto que había logrado que sus hazañas militares lo hiciesen famoso por todo Oriente Próximo, se consideraba un hombre fuerte e influyente en la corte de su señor y contaba con toda la lealtad de éste, lo que le permitía operar casi independiente en Damasco. Eso hacía que las mujeres se le arrojasen a sus pies y sus concubinas eran famosas por llevar tatuadas en su muñecas y en sus ejem ejem
las armas heráldicas de su adorado. Pero claro, se estaba dirigiendo a El Qutlugh, mujer fuerte e idependiente de altísimo estatus, que había sido capaz de cortar la cabeza al verdugo de su marido sin que le temblase el pulso. A una mujer así se dirige uno con respeto, no con un "porque yo lo valgo"
Y lo de entregar Homs era pasarse tres pueblos, no niego que el chaval no tuviese cierta influencia en la ciudad en virtud de su cargo, pero no era suya para entregarla a nadie. Era del sultán.
Así que nuestra protagonista consideró la propuesta ofensiva y el tono general del caballero muy inapropiado. Lo rechazó contundentemente, es más, le arreó una bofetada verbal de las que te dejan bailando: básicamente vino a decir que quién se creía el muy cretino que era, que cualquiera de sus chicos esclavos encargados de sus cuadras tenía más fama por su buen hacer acicalando a sus caballos que la que él tenía en el campo de batalla. Y eso era un insulto muuuuuuuuuy gordísimo, porque los mamelucos como todo el mundo sabe, antes de montarse su sultanato en Siria y Egipto, fueron esclavos de origen turco en la corte de los califas abásidas y que una orgullosa princesa descendiente de Gengis Khan te arroje a la cara desde su elevada posición social tus orígenes esclavos es como que muy fuerte
Pese al rechazo El Qutlugh siguió carteándose en secreto con la corte mameluca, usando la red de espías de su desolado ex novio
Parece ser que el sultán la tenía por una cotorra cotilla que era muy útil para enterarse de los sucesos diarios de la corte, como la muerte del rey Ghazan, supuestamente envenenado por una de sus concubinas
Está claro que a nuestra protagonista le encantaban las intrigas y rivalidades de la corte pero sus intenciones parecen haber sido otras. La realidad es que mamelucos y mongoles peleaban desde hacía años por el control de Siria, más recrudecido el enfrentamiento cuando eran budistas aliados de los cruzados, menos cuando Ghazan se convirtió al Islam. La dama, al igual que muchos en la corte, sabían que no estaban más cerca de la conquista que al principio de las hostilidades y creían que había llegado el momento de tener la fiesta en paz. El Qutlugh parece haber sido una pionera en el partido cortesano del entendimiento. Desde luego su devoción por el Islam jugaba una parte importante en estos movimientos de paz, de hecho la dama tenía un interés especial en el alto al fuego: pretendía emprender el
hajj, la tradicional peregrinación a La Meca que debían realizar los creyentes una vez en la vida por mandato del Profeta.
Y es por esto que nuestra chica resulta tan interesante, es el símbolo de la transición del reino a la fe musulmana pero sin renunciar a la esencia de lo que los hacía mongoles. Aparece como una mujer devota dispuesta a poner paz entre los hermanos de religión, y a la vez era fuerte, independiente y guerrera como todas las princesas de su raza. Lejos de renunciar a su identidad, los mongoles contruyeron una nueva, manteniendo sus tradiciones y creencias y tomando del Islam sólo aquello que les acomodaba, incluso si entraban en franca contradicción .
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.