Lamballe escribió:
Minnie, amiga mia, se me parte el alma al discrepar contigo ¿realmente crees que la poblacion en general valoraba la institucion? ¿crees que hay amplios sectores de la poblacion que sienten una identificacion con ellos, que los sienten realmente como simbolos del pais? No me atrevere a decir que los quieren... Pues no, Minnie, somos cuatro gatos los que tenemos un sentimiento claro por ellos y por la institucion. He conocido a lo largo de mi vida, por suerte o por desgracia, centenares de personas, compañer@, amig@s, amantes, client@s, vecinos... con la mayor parte de ellos hable de los reyes y jamas, nunca, hasta que entre en estos foros, encontre afinidades con nadie. Mi simpatia con la monarquia (que rima) era la guinda del pastel de un tio mas raro que un perro verde, a los ojos del resto, que un perro verde. No, no estoy de acuerdo, nos les han metido por los ojos durante treinta años, pero no han llegado a los corazones ¿recuerdas a los cuatro pelagatos que salieron a dar vivas en la boda de los principes?
Uy, no se te parta el alma por discrepar conmigo. La gansa de mi madre discrepa conmigo un día sí y otro también y lo lleva con un glamour impresionante, superior al de su collar de perlas majorica, jajajaaja. En serio...valorados sí eran, me remito a todas las encuestas habidas en los últimos años. Queridos es otra cosa. Por ejemplo, pienso que Juan Carlos ha sido más popular de lo que es, en los últimos años se ha empezado a cuestionar su papel. En cuanto a Sofía, creo que ha sido, y es, muy respetada. Y ha habido momentos en que sí ha conectado con el sentir popular. Yo me impresioné con la reacción en Ferrol a raíz de su gesto hacia la madre del cabo Chao, por ejemplo.
La boda de los príncipes es otra historia, Lamballe. Creo que, por desgracia, influyeron factores como el estado de shock catatónico en el que se encontraba Madrid en aquella época. Y el día no acompañó, estaba tan feo que yo, por ejemplo, decidí que pasaba de acercarme al centro a sortear las fuertes medidas de seguridad bajo la lluvia que se veía venir. Resultó una boda muy marcada por las circunstancias, creo yo. Nada que ver con el encanto que rezumó Sevilla el día de la boda de Elena, o la atmósfera especial que transmitió Barcelona el día de la boda de Cristina.