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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 10 Dic 2022 13:38 
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Las Joyas de la Corona de las Consortes

En momentos decisivos de la historia británica, hasta la coronación de Isabel II inclusive, se han realizado importantes adiciones a las Joyas de la Corona. 

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Coronas de las Reinas Alejandra, Isabel y María

El ascenso al trono de Jacobo II en 1685 supuso un nuevo reto para la Casa de las Joyas de la Torre de Londres, ya que su esposa, María de Módena, debía ser coronada junto a él. Carlos II no estaba casado en el momento de su coronación, por lo que aún no se había preparado ningún ornamento para una consorte. Se fabricaron una diadema, una corona de Estado y dos cetros para la coronación de la Reina, en una ceremonia que tuvo lugar poco después de la entronización del Rey.

En 1689, para la coronación de los únicos soberanos conjuntos, Guillermo III y María II, se encargaron un orbe y un cetro adicionales. En 1911 se creó la Corona Imperial de la India para la toma de posesión de Jorge V como Emperador y una corona para la Reina María. La última corona fue creada en 1937, para la Reina Isabel.



Diadema de María de Módena

La tradición de que las reinas consortes lleven diademas o coronitas en las coronaciones se remonta al siglo XIV. Como Carlos II no estaba casado en el momento de su coronación, esta diadema fue la primera que se fabricó tras el Interregno. Sir Robert Vyner fue su creador. Se encargó y ejecutó solamente seis semanas antes de la ceremonia y se entregó el 22 de abril, la víspera de la coronación de Jacobo II y María de Módena, hermano y cuñada de Carlos II.

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La diadema está formada por una corona de oro que se eleva hasta una cúspide en la parte delantera. Está adornada con una cenefa de perlas sobre volutas foliadas de racimos y rosetas de cristal de cuarzo talla rosa. Lleva un casquete de terciopelo púrpura y una banda de armiño. Los cristales de cuarzo sustituyen a los diamantes que se alquilaron para la coronación de 1685.

Años después, María II lució la diadema de su madrastra en la Procesión de Coronación de 1689, y su hermana, la Reina Ana, volvió a llevarla en 1702. Es posible que también la llevara la consorte de Jorge II, la Reina Carolina, en 1727, aunque es difícil confirmarlo a partir de los relatos contemporáneos. Para la coronación de Jorge III en 1760, la Reina Carlota ya tenía su propia corona nupcial y no parece que la diadema volviera a utilizarse en aquel entonces. Permanece en la Casa de las Joyas de la Torre de Londres junto al resto de piezas que han ido quedando en desuso.



Corona de Estado de María de Módena

Al igual que el Rey Jacobo II, su consorte necesitó dos coronas para la ceremonia de Coronación. Una para el momento de la coronación y otra, descrita en 1685 como la "Corona Rica", que debía lucir al abandonar la Abadía y dirigirse a Westminster Hall. Las ilustraciones de Sandford sugieren que este ejemplar conservado es la "Corona Rica", aunque algo modificada por las consortes que la llevaron después.

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Esta corona fue la primera que se fabricó para una consorte tras la Restauración de la monarquía en 1660. El joyero Richard Beauvoir, su creador, fue descrito por Francis Sandford en un relato contemporáneo de la coronación como alguien que tuvo "el honor de complacer a Sus Majestades en alto grado". El friso está engastado con dieciocho cristales ovalados talla rosa entre hileras de perlas cultivadas. De él emergen cuatro flores de lis, cuatro cruces paté compuestas de grandes cristales y un estrecho festón de cristales talla rosa. Los cuatro medios arcos están engastados cada uno con una hilera central de perlas, flanqueada por hileras de piedras talla rosa que sostienen un orbe engastado en pavé y rematado por una cruz paté, cuyos brazos terminan en perlas. Está provista de un capuchón de terciopelo púrpura con una banda de armiño.

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Los cristales de roca sustituyen a los diamantes que se alquilaron para la coronación de 1685 y las ceremonias posteriores. Las piedras, al igual que las de la diadema, han sido sustituidas por pastas, como era habitual. Uno de los diseños que se conservan de esta pieza, firmado por el joyero Richard de Beauvoir, sugiere que se montó originalmente con un conjunto de diamantes cuyo coste rondaba las 100.650 libras, aunque esto apenas cuadra con la factura resultante, en la que los diamantes se valoraron en 35.000 libras (y se alquilaron por 1.000 libras). No obstante, Lady Warwick, que vio la corona poco antes de la coronación, comentó que "ninguna reina ha estado tan ricamente ataviada...".

La corona fue reajustada con joyas para las coronaciones de María II en 1689, la Reina Ana en 1702 y la Reina Carolina en 1727. Posteriormente, fue sustituida, primero, por la Corona Nupcial de la Reina Carlota, y después por una nueva corona diseñada para la Reina Adelaida en 1831.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 11 Dic 2022 14:16 
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Cetro de la Reina Consorte con Cruz

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La coronación de la reina consorte tiene lugar en una breve ceremonia después de que el rey haya sido entronizado y haya recibido el homenaje de los duques reales y los primeros pares del Reino. La reina recibe algunos de los mismos ornamentos que su esposo, como un orbe y dos cetros, uno con una cruz y otro con una paloma, que representa al Espíritu Santo.

Cuando Jacobo II y María de Módena fueron coronados en 1685, esta, necesitó una regalia que le fue suministrada por el orfebre real Sir Robert Viner. El encargo incluía este Cetro Consorte con Cruz, que originalmente estuvo montado con diamantes y otras piedras preciosas alquiladas para la coronación y posteriormente sustituidas por cristales de roca. El cetro ha sido utilizado por todas las reinas consortes posteriores. La última fue la Reina Isabel, más tarde conocida como la Reina Madre.

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Está formado por una vara de oro dividida en tres secciones que se estrecha hacia la parte superior. Está coronado por un orbe con un arco de oro moldeado y engastado con cuarzos tallados en tabla. Sostiene una cruz montada con cuarzos talla rosa. A su vez, el orbe se asienta en un soporte de pétalos de cuarzo que representan una flor de lis. Las secciones de la vara están unidas por collares montados con piedras talla rosa; la sección inferior tiene un manguito calado de plata engastado con piedras talla rosa dispuestas como volutas. El pomo de oro lleva una banda de plata engastada con cuarzos talla mesa y rosa.



Cetro de Marfil de la Reina Consorte con Paloma

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Este cetro, obra de Sir Robert Viner, está formado por una vara de marfil de tres secciones, que se estrechan hacia la parte superior. Está rematado por un orbe de oro esmaltado con los emblemas nacionales (rosa, cardo, arpa y flor de lis) y una cruz sobre la que se posa una paloma esmaltada con las alas plegadas. Las secciones de la vara están unidas por collares de oro decorados con hojas de acanto. El pomo de oro está esmaltado, al igual que el orbe, con emblemas nacionales.

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Junto al Cetro con Cruz, ha sido utilizado por todas las reinas consortes en las ceremonias de coronación. La última fue la Reina Isabel en la coronación de Jorge VI en 1937.


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El Rey Jorge V y la Reina María con los Cetros de las Consortes en 1911


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 11 Dic 2022 18:48 
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La Coronita de Diamantes de la Reina Victoria

Aunque no es una joya propia de las reinas consortes, sí ha sido lucida por éstas, así que es necesario que nos detengamos en ella. Esta coronita estaba destinada a ser llevada por la Reina Victoria sobre su tocado de viuda. Las prioridades a la hora de crear el diseño fueron la ligereza y la comodidad y es posible que se basara en la Corona Nupcial de la Reina Carlota, que había sido devuelta a Hannover a principios del reinado de la Reina Victoria. La historia de la Corona Nupcial de la Reina Carlota y el resto de joyas Hannover tiene su miga.

La Reina Victoria accedió al trono británico tras la muerte de su tío, el Rey Guillermo IV, en 1837. Victoria era la única hija del hermano menor del Rey, el difunto Príncipe Eduardo Augusto, Duque de Kent. El reinado de la nueva Reina supuso el fin de la unión personal de las Coronas británica y hannoveriana, unidas desde que Jorge I heredó el trono británico en 1714 tras la muerte de la Reina Ana. La Ley Sálica, una antigua ley que prohibía a las mujeres reinar en los principados y reinos alemanes, impedía a Victoria entrar en la línea de sucesión al trono de Hannover. Por ello, el trono de Hannover fue heredado por su tío, Ernesto Augusto, Duque de Cumberland.

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El conflicto más controvertido entre tío y sobrina surgió en torno a las joyas de la Reina Carlota, madre del Rey Ernesto y abuela de la Reina Victoria. Las joyas en cuestión se dividieron en dos partes. La primera parte quedaba integrada por las joyas procedentes del Rey Jorge II. Según Sir Charles Greville, esas joyas eran "indudablemente hannoverianas". La segunda parte eran las que en su día compró el Rey Jorge III y entregó a la Reina Carlota como regalo de bodas. Cuando la Reina Carlota murió en 1818, legó estas joyas a la Casa de Hannover, así que pasaron sucesivamente a Jorge IV y a Guillermo IV. La Reina Victoria, que custodiaba las joyas en aquel momento, insistió en que pertenecían a la Corona británica, afirmación rebatida por su tío, que sostenía que debían ir al heredero varón, que era él mismo.

El Gobierno británico, en nombre de la Reina, se opuso a la reclamación. Para intentar llegar a un acuerdo, se creó una comisión de investigación, pero esta no llegó a buen puerto. La Reina Victoria reivindicaba su derecho a las joyas luciéndolas en público siempre que podía. Su tío, indignado, llegó a escribir a su amigo Lord Strangford: "He oído que la pequeña Reina estaba muy hermosa cargada con mis diamantes". El Rey Ernesto Augusto murió en 1851 sin conseguir las joyas de su madre, pero su hijo y sucesor, el Rey Jorge V de Hannover, continuó con el caso. Finalmente, en 1857, se creó una nueva comisión que dictó una sentencia unánime a favor del Rey de Hannover.

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La Reina Victoria con la coronita

La decisión molestó muchísimo a la Reina Victoria, pero también decepcionó a sus primos hannoverianos, que esperaban recibir una compensación económica. Entre las joyas que la Reina Victoria entregó a los Hannover se encontraba la pequeña Corona Nupcial de la Reina Carlota y otras piezas de diamantes. En cambio, conservó un collar de perlas que sus primos no reclamaron. Victoria, de carácter orgulloso, encargó a Garrard & Co que le hiciera duplicados de las piezas que más le gustaban, entre las que se encontraba la coronita de su abuela.

Entregada en 1870, la corona se compone de una montura de plata calada engastada con 1.187 diamantes talla brillante y talla rosa. El aro está formado por un friso de rombos y óvalos en aberturas ovaladas, entre dos hileras de diamantes sencillos, que sostienen cuatro cruces patadas y cuatro flores de lis. Los cuatro medios arcos están coronados por un orbe y una cruz patada.

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La Reina Alejandra de luto, lista para la Apertura del Parlamento de 1901

La Reina Victoria lució esta corona por primera vez en la Apertura del Parlamento de 1871 y la utilizó con frecuencia después de esa fecha para ocasiones de Estado y para recibir a sus invitados en los Salones de Estado. También la eligió para muchos de los retratos de su reinado, luciéndola en ocasiones sin los arcos. En el momento de su muerte, la pequeña corona estaba tan estrechamente asociada con su imagen que se colocó sobre su ataúd en Osborne.

Es tras la muerte de la Reina cuando la coronita pasa a las consortes. Fue llevada tanto por la Reina Alejandra como por la Reina María, aunque esta última nunca la lució en público. Jorge VI la incorporó a las Joyas de la Corona de la Torre de Londres en 1937.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 11 Dic 2022 20:37 
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La Corona de la Reina Alejandra

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Tras los 64 años de reinado de la Reina Victoria, su hijo, Eduardo VII se encontró con que no había ninguna corona disponible para coronar a su Alix. Tradicionalmente, las reinas consortes habían sido coronadas con la Corona de María de Módena. La joya no debió contar con muchos simpatizantes en el siglo XIX, pues la Corte de Guillermo IV la encontraba antigua, en un pésimo estado de conservación y con un diseño demasiado teatral e indigno para una reina consorte.

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Coronación de la Reina Alejandra pintado por el danés Laurits Tuxen

En 1831, la Reina Adelaida fue coronada junto a Guillermo IV con una nueva corona, algo más pequeña. El diseño seguía la tradición de contar con cuatro medios arcos que culminaban en un orbe y una cruz. La Reina Adelaida se opuso a la práctica de alquilar las gemas que debían decorar su corona. En su lugar, se utilizaron diamantes de su propiedad, que después fueron desmontados y devueltos a su colección personal. Su corona jamás volvió a ser utilizada y, desde entonces, todas las reinas consortes británicas han dispuesto de una diseñada especialmente para ellas.

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Así ocurrió también con la Reina Alejandra en 1902. Su corona se alejó del diseño estándar de la regalia británica y se asemejó más a las coronas reales europeas, quizás teniendo en cuenta sus orígenes como Princesa de Dinamarca. Realizada en platino, lo que aporta una mayor ligereza, está formada por ocho medios arcos, algo sin precedentes en las coronas británicas. Además, sus formas son menos verticales, más redondeadas y con algo menos de altura que sus antecesoras. Del aro emergen cuatro cruces y cuatro flores de lis. La cruz enjoyada de la parte frontal tuvo engastado el diamante Koh-i-Noor. Los arcos son desmontables, lo que permitía lucir tan solo la base de la corona. Al igual que ocurrió con sus antecesoras, todas las gemas fueron retiradas y su lugar lo ocuparon réplicas realizadas en pasta.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 11 Dic 2022 23:44 
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La Corona de la Reina María

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Realizada por Garrard & Co. para la Reina María en 1911, se compone de una montura de plata bañada en oro con 2.200 diamantes talla brillante y talla rosa. La parte delantera del aro de la corona tiene engastada una réplica del Cullinan IV realizada en cristal de roca. El friso del aro consiste en dos hileras de brillantes entre las que encontramos cuatrifolios y rosetas, cada una con un gran brillante en el centro. Del aro emergen cuatro cruces patadas y cuatro flores de lis.

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Jorge V y la Reina María en su coronación, 1911

La cruz delantera está engastada con una réplica desmontable de cristal de roca del Diamante Koh-i-Nûr. Las tres cruces restantes están engastadas con un gran diamante en el centro. Los ocho medios arcos, que se estrechan hacia la parte superior y terminan en volutas, contienen seis brillantes dispuestos de forma gradual. Sobre las volutas descansa un orbe engastado en pavé de diamantes y una cruz con una réplica en cristal de roca del Cullinan III. La corona lleva un casquete de terciopelo púrpura con una banda de armiño.

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La corona sin los arcos

La Corona de la Reina María fue diseñada para la coronación de junio de 1911. El Daily Telegraph la describió así: "No tiene más joyas que diamantes y los diamantes se agrupan como si no tuvieran más soporte que su propia luz". Su diseño se inspiró en la Corona de la Reina Alejandra, cuyos arcos resultan igualmente elegantes y también pueden ser desmontados. La Reina María solía lucirla sin los arcos en muchas ocasiones. Destaca en particular la coronación de su hijo, el Rey Jorge VI en 1937.

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La Reina María vestida para la coronación de Jorge VI, 1937

En la coronación de 1911, contenía tres grandes diamantes: el Koh-i-Noor y los Cullinan III (de talla pera) y IV (talla cojín) que más tarde se sustituyeron por réplicas de cristal de roca para que pudieran utilizarse en engastes alternativos. El Koh-i-Noor se trasladó a la Corona de la Reina Isabel, la Reina Madre, y el Cullinan III y IV se engastaron como broche. Salvo esas tres gemas sustituidas por réplicas, la corona sigue intacta.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 12 Dic 2022 13:15 
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La Corona de la Reina Isabel

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Todo parece indicar que volveremos a ver esta corona ciñendo la cabeza de una reina consorte. La última que la lució fue la Reina Isabel, la Reina Madre. Cuando su marido fue coronado en 1937, Isabel no disponía de una corona para sí misma. La de la Reina Alejandra había sido desmontada y la Reina María seguía viva. Así que seleccionaron una serie de piedras y encargaron una nueva en Garrard & Co. La mayoría de los diamantes fueron extraídos del Círculo Regio de la Reina Victoria, una corona sin arcos que solía lucir en los grandes eventos de Estado. También recurrieron a la Corona de la Reina María para desmontar el diamante Koh-i-Noor dispuesto en su cruz frontal.

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El resultado final fue una montura de platino engastada con 2.800 diamantes en talla cojín, rosa y brillante. El aro de la corona está formado por grupos alternos de cruces y rectángulos, dispuestos entre dos hileras de diamantes talla brillante. Destaca el diamante central, más grande que el resto. Este diamante turco fue un regalo del Sultán Abdul Medjid a la Reina Victoria en 1856. Fue un gesto de gratitud por el apoyo británico durante la guerra de Crimea. De la base emergen cuatro flores de lis y cuatro cruces patadas. La cruz delantera sostiene el Koh-i-Noor en una montura de platino desmontable. Los cuatro medios arcos son desmontables y están rematados por un orbe engastado en pavé de diamantes y una cruz con una réplica en cristal de roca del diamante Lahore. Ese diamante, de talla gota, fue un regalo de la Compañía de las Indias Orientales a la Reina Victoria en 1851. La corona está forrada con un capuchón de terciopelo púrpura y una banda de armiño.

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Coronación de Jorge VI, 1937

La Reina Isabel lució la corona sin sus arcos en las Aperturas del Parlamento durante el reinado de Jorge VI, y de nuevo en la coronación de su hija, la Reina Isabel II, en 1953. La última vez que vimos la corona fue sobre su féretro, en 2002.


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Sin los arcos en la coronación de Isabel II, 1953


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 13 Dic 2022 20:07 
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El Diamante Koh-i-Noor

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La Reina Victoria con el Koh-i-Noor montado como broche

Sin duda el más polémico de la colección de Joyas de la Corona y el que más va a dar que hablar. El Diamante Koh-i-Noor o "Montaña de Luz" en persa, es uno de los más famosos del mundo. Se cree que proviene de las minas de Golconda, en el centro sur de la India, y ha tenido una historia turbulenta. Antaño fue tratado como un símbolo de conquista, teniendo muchos propietarios, entre ellos emperadores mogoles, shas de Irán, emires de Afganistán y marajás sijs. Numerosos países, entre ellos India, Pakistán y los talibanes de Afganistán, han reclamado la propiedad del Koh-i-Noor, por lo que el tema es objeto de un intenso debate. Para saber de dónde procede el diamante, debemos echar la vista atrás y remontarnos a cuando la India fue gobernada por los mogoles.

Zahir-ud-din Babur, más conocido como Babur, llegó a la India desde Asia Central a través del paso de Kyber, situado entre Afganistán y Pakistán, en 1526. Babur era descendiente del conquistador turco-mongol Tamerlán y, haciendo honor a su sangre, llegó a la India para invadirla. Fue el fundador de la dinastía islámica mogol, que gobernó el norte de la India durante 330 años, expandiendo su territorio por casi toda la India actual, Pakistán, Bangladesh y el este de Afganistán.

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Aunque es imposible saber con exactitud de dónde procedía el Koh-i-Noor y cuándo llegó a manos de los mogoles, hay un momento concreto en el que aparece en los textos escritos. En 1628, el Emperador Sha Jahan I, encargó un magnífico trono con incrustaciones de piedras preciosas. La estructura estaba inspirada en el trono de Salomón, el Rey hebreo que figura en las escrituras del Islam, el judaísmo y el cristianismo. El trono de Jahan I tardó siete años en construirse y costó cuatro veces más que el Taj Mahal, también en construcción. El cronista de la Corte Ahmad Shah Lahore escribe sobre el trono:

"El exterior del dosel debía ser de esmalte tachonado de gemas, el interior debía estar densamente engastado con rubíes, granates y otras joyas, y debía estar sostenido por columnas de esmeralda. Encima de cada columna debía haber dos pavos reales gruesamente engastados con gemas, y entre cada uno de los dos pavos reales un árbol engastado con rubíes y diamantes, esmeraldas y perlas."

Entre las muchas piedras preciosas que adornaban el trono había dos gemas especialmente enormes: el rubí Timur y el diamante Koh-i-Noor. El diamante estaba alojado en lo más alto del trono, en la cabeza de un reluciente pavo real adornado con piedras preciosas. Allí permaneció durante más de un siglo, hasta la invasión del persa Nader Shah, fundador de la dinastía afsárida. Nader invadió Delhi en 1739, provocó una masacre y saqueó las joyas de los mogoles. También se llevó el Trono del Pavo Real como parte de su tesoro, pero desmontó el Rubí Timur y el diamante Koh-i-Noor para lucirlos en un brazalete.

El Koh-i-Noor permanecería lejos de la India, en la actual Afganistán, durante 70 años. Pasó por las manos de varios gobernantes que protagonizaron un episodio sangriento tras otro, mientras en la India creció un vacío de poder que los británicos no tardaron en aprovechar. A principios del siglo XIX, la Compañía Británica de las Indias Orientales amplió su control territorial desde las ciudades costeras al interior del subcontinente indio. Al mismo tiempo, en 1813, el diamante regresó a la India y cayó en manos de Ranjit Singh, Marajá del Punjab, quien además había recuperado las tierras indias invadidas por el Imperio Durrani (Afganistán, Pakistán, parte del este de Irán y del oeste de la India). Entre el diamante y la reconquista, Ranjit Singh se convirtió en un símbolo de poder y prestigio irresistible para los británicos.

Cuando los británicos se enteraron de la muerte del Marajá Ranjit Singh en 1839 y de su plan de regalar el diamante y otras joyas a una secta de sacerdotes hindúes, la prensa estalló de indignación. "La joya más rica y costosa del mundo conocido ha sido confiada a un sacerdocio profano, idólatra y mercenario", escribió un editorial anónimo. Tras la muerte de Ranjit, sucedió un caótico periodo de cambios de gobernantes. El trono del Punjab pasó por cuatro gobernantes diferentes a lo largo de cuatro años. En 1849, al final del violento periodo, la Compañía de las Indias Orientales arrebató la joya al depuesto Marajá Duleep Singh, de diez años, como una de las condiciones parte del Tratado de Lahore. Esto marcó el final de las guerras anglo-sij en el Punjab, actual norte de la India y este de Pakistán.

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El 1 de febrero de 1850, el Marqués de Dalhousie, Gobernador General de la India, informó a la Reina Victoria que había transportado personalmente el célebre diamante desde Lahore y que lo había depositado ese mismo día en el tesoro de Bombay antes de su envío a Inglaterra. El Koh-i-Noor, que iba engastado en un brazalete, fue entregado a la Reina en el Palacio de Buckingham por el Presidente del Consejo de Control de la Compañía de las Indias Orientales el 3 de julio de 1850.

Tanto la Reina como el Príncipe Alberto consideraron que estaba mal tallado y que carecía de brillo. El diamante y las dos piedras laterales fueron examinados detalladamente por Sebastian Garrard, quien tomó un molde para poder tallar un facsímil de cristal en 1852. El diamante fue tallado y redujo su tamaño a la mitad (105,6 quilates) pero hizo que la luz se refractara más brillantemente en su superficie.

Garrard ideó una serie de engastes alternativos para lucir la piedra. La Reina Victoria la llevaba con frecuencia como broche de corpiño, pero también podía alternarse con el rubí Timur como centro de un collar. Las dos piedras laterales se utilizaban como colgantes en el collar de rubíes Timur, pero tras la pérdida de las joyas hannoverianas en 1858, Garrard las hizo desmontables para utilizarlas como colgantes de los pendientes que acompañaban al Collar de la Coronación, recién montado.

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Los Pendientes de Coronación con los diamantes compañeros del Koh-i-Noor

Desde su llegada a Inglaterra, el Koh-i-Noor solamente lo han llevado la Reina Victoria y las consortes, debido a una leyenda que afirma que traerá mala suerte si lo lleva un hombre. Tras la muerte de la Reina Victoria, la piedra se ha montado sucesivamente en las coronas de las Reinas Alejandra, María e Isabel.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 15 Dic 2022 13:53 
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El Diamante Lahore

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Réplica engastada en la Corona de la Reina Isabel, la Reina Madre

Este diamante de talla pera fue un regalo de la Compañía de las Indias Orientales a la Reina Victoria en 1851. Es el único que no se encuentra engastado en la Corona de la Reina Isabel. Su lugar lo ocupa una réplica de cristal de roca, pues el diamante original se encuentra montado como colgante en el Collar de Coronación. Veremos qué sucede en mayo del año que viene. Si la Reina Camila decide lucir la Corona de la Reina Isabel, con o sin el diamante y, a su vez, si elige el conjunto de collar y pendientes lucido tradicionalmente en las coronaciones de sus antecesoras.

Las joyas y los diamantes, en particular, desempeñaron un papel fundamental en la concepción que tenía la Reina Victoria de lo que un monarca, especialmente una monarca, debía llevar en ocasiones de Estado para mantener la dignidad y el esplendor de la Corona. Los diamantes transmitían la sensación adecuada de magnificencia, pero sus joyas también debían ser de la escala apropiada para adaptarse a su estatura. Teniendo en cuenta estas consideraciones, gran parte de las joyas que heredó fueron rehechas en los primeros años de su reinado bajo la dirección y supervisión del Príncipe Alberto, en cuyo criterio y gusto confiaba plenamente.

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La Reina Victoria retratada por Winterhalter

El retrato que Winterhalter hizo de la Reina en 1856 muestra algunos de sus diamantes más espléndidos: el Círculo Regio, rehecho para ella por Garrard en 1853 con algunos de los diamantes de su abuela, la Reina Carlota; el Koh-i-Noor retallado y engastado como broche; y el rivière de diamantes de la Reina Carlota. Un año más tarde, para gran consternación de la Reina, la comisión que investigaba la reclamación del Rey de Hannover sobre las joyas de la Reina Carlota falló en su contra. En 1858 hubo que desmontar una parte sustancial de sus joyas (incluidos el Círculo Regio y la Tiara Oriental) para poder devolver todas las piedras hannoverianas susceptibles de identificación. Por este extenso trabajo, que incluyó el suministro de un número considerable de piedras adicionales, Garrard cobró 8.851 libras.

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Collar del Rubí (espinela) Timur

La sustitución del collar de la Reina Carlota costó 65 libras. Para ello, se utilizaron veintiocho piedras, tres de las cuales fueron retiradas posteriormente. Los diamantes fueron obtenidos de dos insignias de la Orden de la Jarretera de la Reina y de la empuñadura de una espada. Al mismo tiempo, el colgante central del collar de rubíes de Timur, conocido como el Diamante Lahore, se hizo desmontable para que pudiera utilizarse en el nuevo collar. Las dos gotas de diamantes laterales del Collar Timur (originalmente las piedras laterales en el brazalete indio del Koh-i-Noor) se convirtieron en un par de pendientes con un coste de 23 libras. En 1859, Winterhalter pintó a la Reina vestida de Estado con el nuevo collar y los pendientes, que formaban parte del número relativamente reducido de joyas que la Reina se permitió llevar durante su larga viudez.

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Ese collar es conocido actualmente como Collar de la Coronación y forma un conjunto con los pendientes. Recibe el sobrenombre de "Coronación" porque fue lucido por las reinas consortes en las coronaciones de 1902, 1911, 1937 y por Isabel II en 1953. La Reina Isabel, la Reina Madre, lo lució sin el Diamante Lahore, pues lo llevaba engastado en la cruz sobre el orbe de su corona. Además, lo acompañó de otro collar de 40 chatones regalo de su esposo, el Rey Jorge VI. Se monta y desmonta con mucha facilidad, pues en los retratos oficiales realizados tras la coronación, la Reina Isabel, ya sin la corona, lo luce prendido del collar.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 18 Dic 2022 18:46 
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Coronas del Príncipe de Gales

Una de las grandes dudas que despierta la próxima coronación, es si el ceremonial presentará cambios significativos y si ello afectará a la indumentaria o a las joyas que lucirán sus participantes. El Rey y la Reina serán, probablemente, los que menos padezcan dichos cambios, pero esta coronación contará con una novedad importante: la presencia del Príncipe de Gales. Para observar precedentes recientes, debemos remontarnos hasta la coronación de Jorge V en 1911. Jorge VI (1937) e Isabel II (1953) fueron coronados ante la mirada de sus herederos aparentes, pero éstos no habían sido creados Príncipes de Gales. Isabel, por ser mujer y heredera presunta, y el pequeño Carlos, porque fue creado años después, en 1958.

Como ya sabemos, los atributos propios de un rey no son los mismos que los de un príncipe, un duque o un conde. En las ceremonias de coronación británicas les podemos distinguir perfectamente por sus mantos y coronas, y será lo que haremos a partir de ahora.

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Jorge, Príncipe de Gales, tras rendir homenaje a su padre, el Rey Eduardo VII

La Casa de las Joyas de la Torre de Londres dispone de al menos tres coronas utilizadas por los Príncipes de Gales. La más antigua fue realizada para el Príncipe Federico, hijo de Jorge II, en 1728. Se trata de una corona de oro cuya banda está decorada con rombos y óvalos repujados. Están rodeados de follaje sobre fondo mate, entre hileras de perlas doradas. Encima de la banda hay cuatro cruces patadas de oro y cuatro flores de lis mateadas y cinceladas. Consta de un único arco que se hunde profundamente en el centro y sostiene un orbe con perlas doradas y una cruz encima. Está forrada con un capuchón de terciopelo púrpura y una banda de armiño.

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Corona del Príncipe de Gales, 1728

El diseño de la corona que debía llevar el heredero del soberano, normalmente el Príncipe de Gales, se decidió en una orden emitida por Carlos II en 1677. En ella se establecía que la corona estaría compuesta por cruces y flores de lis, con un arco, un orbe y una cruz en el centro. Tras la Restauración, Jorge I fue el primer monarca cuyo hijo sobrevivió hasta la edad adulta. Ese hijo también se llamaba Jorge (más tarde Jorge II) y fue creado Príncipe de Gales en 1714. En la coronación del año siguiente, el Príncipe lució una corona adornada con perlas y diamantes, aunque esa pieza no se conserva.

La corona que estamos viendo pertenecía al primogénito de Jorge II, el Príncipe Federico. El propio Federico no estuvo presente en la coronación de su padre en 1727, y no fue creado Príncipe de Gales hasta 1729, aunque ya se había encargado esta corona para él el año anterior. No está claro que Federico llevara mucho la corona, aunque aparece en un retrato pintado por Joseph Highmore en 1742, y también hay constancia de que era portada ante él cuando asistía a la Apertura del Parlamento. Esta práctica se mantuvo para los siguientes Príncipes de Gales, hasta que en 1901 se encargó una nueva corona para la ceremonia de coronación de Eduardo VII en 1902.

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Corona del Príncipe de Gales, 1902

Realizada por Garrard & Co. para Jorge, Príncipe de Gales (más tarde Jorge V), es la segunda corona de la colección. Se compone de un marco de plata dorada con un friso mate. El friso está decorado con óvalos y rombos en forma de joya, parcial o totalmente pulidos y rodeados de acantos sobre una cenefa de sogueado. El borde superior es continuo, con cuatro cruces patadas y cuatro flores de lis mateadas y cinceladas. El arco es semicircular con dos cenefas de cuentas de plata aplicadas que sostienen un orbe mate coronado por una cruz.

Esta corona volvió a utilizarse en la coronación del propio Jorge V en 1911, cuando la lució el joven Eduardo, Príncipe de Gales (más tarde Eduardo VIII). Un mes más tarde, fue investido Príncipe de Gales y se fabricó una coronita sin arcos para la ocasión.

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El Príncipe de Gales con la corona y el manto de la Orden de la Jarretera junto a su hermana, la Princesa María; coronación de Jorge V, 1911


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 18 Dic 2022 20:36 
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Corona de Investidura del Príncipe de Gales

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Cuando el actual Rey contaba con 20 años, fue investido Príncipe de Gales en una peculiar ceremonia celebrada en el Castillo de Caernarfon, en el norte de Gales. El Príncipe llevaba una corona y un manto realizados especialmente para la ocasión, en la que juró lealtad a su madre, la Reina.

Durante la ceremonia de investidura, después de que recibiera la espada, la corona, el anillo, el cetro y el manto, juró lealtad a la Reina con las siguientes palabras: "Yo, Carlos, Príncipe de Gales, me convierto en vuestro señor de vida y cuerpo, y de culto terrenal; y la fe y la verdad os llevaré, para vivir y morir, contra toda clase de gente".

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La Corona de Investidura fue diseñada por el arquitecto y orfebre Louis Osman y fue entregada a la Reina por la Goldsmith's Company en 1969. Es de oro de 24 quilates, con cuatro cruces y cuatro flores de lis. Fue realizada a partir de una pepita de oro galés, reforzada con platino y decorada con diamantes y esmeraldas. El orbe montado en la parte superior del arco fue grabado por Malcolm Appleby con el emblema del Príncipe de Gales. Está rodeado por 13 diamantes dispuestos como la constelación de Escorpio, el signo del Príncipe de Gales. Los diamantes colocados horizontalmente representan, por un lado, los 7 dones de Dios y los 7 pecados capitales por el otro.


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 21 Dic 2022 21:23 
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Esta última es espantosa :lmao:

ains, me da entre penilla y envidia que no coronemos a nuestros reyes... Qué eventos más espectaculares!!!


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 Asunto: Re: CORONACIÓN DE CARLOS III
NotaPublicado: 21 Dic 2022 21:29 
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Espero que Guillermo, de llevar algo, tire por la del tatarabuelo Jorge, Grandpa England. No le pega nada la transgresora corona de su padre.


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