Registrado: 27 Abr 2020 10:14 Mensajes: 2726
|
"En la segunda tanda recibimos más cosas. Por una lado una especie de DNI, una tarjeta electrónica con un código de identificación, y por otro un plano de la catedral de La Almudena donde se nos indicaba el emplazamiento en el que íbamos a estar". Cada invitado, con su tarjeta y su plano, sabía perfectamente dónde tenía que colocarse cuando llegara al templo aquel lluvioso día de mayo de 2004.
La tormenta fue la otra protagonista de la jornada. "Nos habían recogido en distintos puntos de Madrid, en autobuses, y nos acercaron luego en coches porque las alfombras que habían puesto estaban empapadas", explica Zarzalejos.
Se proporcionó a cada invitado un misal en el que toda la ceremonia venía descrita al pie de la letra, "desde el introito al ofertorio, las preces o la fórmula de compromiso de los novios. Mucha gente dejó el misal en los bancos, yo lo guardé". El misal es en realidad un prolijo librito donde viene recogido todo lo que sucedió en aquella ceremonia que, por lo demás, "transcurrió sin sobresaltos".
"Primero hubo un cóctel muy rápido y luego vino la comida. Fue un menú correcto pero austero", recuerda Zarzalejos. España estaba de luto por los recientes atentados "y eso pesó mucho en la organización"
El menú consistió en una tartaleta hojaldrada con frutos del mar sobre fondo de verduras, capón asado al tomillo con frutos secos y una tarta especialmente elaborada para la ocasión por Paco Torreblanca. Esteban Sánchez Torres, jefe de cocina del restaurante Jockey, fue el encargado de preparar la comida para los más de 2.000 comensales, entre los que se encontraban personalidades como Nelson Mandela, el príncipe Carlos, el presidente del gobierno español por aquel entonces, José Luis Rodríguez Zapatero o Carolina de Mónaco. Antes habían tomado aperitivos 100% 'made in Spain' como jamón de Jabugo con picos, queso manchego, tartaletas de esqueixadas, canapés de Gamonedo y La Peral con manzana, patatas rellenas de changurro, tostas de champiñones, puntas de espárragos verdes fríos o vieiras fritas empanadas.
"Después llegaron las intervenciones del rey, del príncipe y del padre de doña Letizia. Algunos invitados, como el príncipe de Gales, se marcharon antes de que acabara la comida", recuerda Zarzalejos. El rey Juan Carlos en su brindis pidió a los nuevos esposos que pensaran siempre en España. Que dedicaran lo mejor de sus esfuerzos "con amor y devoción a los españoles, para aunar sus esperanzas, compartir sus ilusiones y poder fundirse siempre con sus sentimientos y dificultades". Don Felipe correspondió con sus palabras, en las que manifestó su gran felicidad, y aseguró que toda su vida estaría "dedicada al bienestar de los españoles".
Como en muchas bodas, tras los cafés repartieron unos puros en cuya vitola se podían ver las iniciales de los Reyes, además del escudo y la bandera de España. Es el único recuerdo que Zarzalejos no conserva. "Me atrevería a decir que nadie se encendió el puro; era una cuestión de urbanidad, estábamos en un lugar histórico", señala.
Misal. Tarjeta identificativa. Menú de la boda. Plano de la catedral.
|
|