Alexis Brimayer ("el biznieto del zar Nicolás II)Acusado de impostor el supuesto heredero al trono de los zares
Vive en España y se declara nieto de la gran duquesa María 29/02/1980
Un personaje, que se hacía pasar en España por heredero y descendiente directo del zar Nicolás II de Rusia, y que había hecho recientemente declaraciones sobre su deseo de reinar algún día en su país, es, al parecer, un impostor luxemburgués llamado Alexis Brimeyer, que ya se había investido de otras identidades y que una vez fue apresado por las autoridades belgas. Una información de la agencia Efe, la misma que descubrió la presencia del falso príncipe en España, así lo asegura. Alexis Brimeyer, que se hacía llamar Alexis Romanov-Dolgorouky, y que también se autotitulaba rey de Ucrania, ha sido denunciado por el jefe de la casa Romanov en España, el gran duque Wladimiro, quien acusa al súbdito luxemburgués de haber hecho una utilización indebida de nombre y de haber falsificado documentos.
En los años en que el supuesto señor Brimeyer hizo esos presuntos trueques de identidad se había hecho pasar por príncipe de Bizancio, príncipe Kheven Hulher Absdenberg y ciudadano principal de la plataforma de Sealand, una especie de isla artificial en el mar del Norte.Su reclamación del trono ruso la basaba en su carácter de supuesto nieto de la gran duquesa María, que, según él, había sobrevivido a la matanza de Ekaterimburgo y que constituia así una segunda versión del caso Anastasia. Pero ni aun siendo cierto este parentesco hubiera podido tener derecho de sucesión el autonombrado príncipe, porque, según los estatutos de la familia real rusa, el trono jamás se transmite en herencia por línea femenina.
El señor Brimeyer, que nació en Zaire, en 1946, según la información de Efe, vino a Madrid hace siete años, y hace unas semanas reveló la que él dijo que era su verdadera identidad principesca. A partir de entonces, afirma la citada agencia, vivió una agitada vida social entre damas solícitas que le saludaban haciéndole corteses reverencias, aunque, dice Efe, «Alexis dedicaba sus favores a una conocida, madura y adinerada dama». Antes se dedicó a vivir del sueldo de una compañía de seguros, aunque últimamente declaró que se alimentaba de una pensión que le hacían llegar exiliados ucranianos.

Y un excelente resumen de esta situación por el genial Balansó
Lunes, 10 de marzo de 1997
¿Nobleza obliga?
JUAN BALANSO
Poyatos y el extraño zar En 1982, un tal Alexis de Anjou se dio a conocer con un libro que titulaba
modestamente: Yo, Alexis, bisnieto del Zar. La Oficina Genealógica de Bélgica salió al paso declarando que el autor era un megalómano, llamado en realidad Alex Brimeyer, hijo de un ingeniero luxemburgués. Pero en España algunas familias de la aristocracia momificada abrieron sus puertas al émulo de la famosa Anastasia, arropando así su pequeño triunfo social entre un grupo de personas encantadas de codearse con un pretendido heredero de los tronos de Rusia, Albania, Ucrania y Serbia, entre otros, que repartía sin rebozo títulos y prebendas.
Luego Alexis entró en contacto con un abogado, Gerardo Quintana Aparicio, y en el Registro del Ministerio del Interior quedó inscrita legalmente una simple asociación cultural, de las muchas surgidas desde el tardofranquismo, y que siembran a veces el desconcierto ya que adoptan nombres muy similares a los de órdenes militares reconocidas, como la de Malta. Incluso algunas comparten el mismo nombre, variando sólo el final. Por ejemplo, la asociación del señor Quintana toma la denominación de Orden Hospitalaria y Militar de San Juan de Jerusalén, Caballeros de Malta Ecuménicos, Real Priorato de Castilla y León. Otra sustituye lo del Priorato por Capítulo Español. Y una tercera por Principado de Cataluña. No es extraño que dichas asociaciones -que no órdenes- confundan a público y prensa.
Pronto surgieron problemas entre Alexis y Quintana, dispuesto a llevar la voz cantante como gran maestre, en su asociación de cuya gran cancillería se haría cargo Poyatos. El abogado ha dado su versión sobre el alejamiento de Alexis: «Nos había enseñado una documentación que lo avalaba como descendiente y, por eso, fue nombrado Real Protector Hereditario. Cuando la documentación no pudo ser probada por medios jurídicos, el príncipe pidió su dimisión». Desvinculándose de aquella asociación, Alexis, que había logrado obtener la nacionalidad española, inscribió en 1987 otra Malta, de la que él mismo asumía el control total, y a continuación publicó un plúmbeo volumen justificativo bajo la dirección de un estrecho colaborador que entonces figuraba como Comendador Hereditario y Gran Cruz de la orden y hoy, cosas de la vida, ocupa un alto cargo en las instituciones de la Comunidad de Madrid.
Alexis falleció en 1995. De un fugaz matrimonio tuvo un hijo, pero su mujer le había abandonado, llevándose al niño. En consecuencia, el moribundo nombró regente a su más íntimo secretario, un joven aragonés llamado Emilio Lobera, a quien concedió además los títulos de barón de Lobera, conde de Liubetsky y Gran Canciller de su orden. Lobera enterró a sus expensas a Alexis en Zaragoza y custodia allí un precioso archivo sobre las vicisitudes de la Malta y otras órdenes fundadas por su patrón. ¡Cuántas sorpresas y cuántas lipotimias si saliera a la luz...!
Resumiendo: don Luis Poyatos, frustrado fiscal jefe de la Audiencia Nacional, es Gran Canciller de la asociación dirigida aún por el abogado Quintana, según éste mismo ha confirmado, mientras que don Emilio Lobera, dependiente de una conocida cadena de muebles de Zaragoza, actúa como Gran Canciller de la otra. El resto es, por ahora, silencio.