EL CONFIDENTE
Los príncipes se codean con la 'young jet' en el cumpleaños flamenco de Juancho Entrecanales
Entrecanales
La convocatoria indicaba las 21,00 horas del sábado 24 de mayo. Sin embargo, era sólo un formalismo. Ningún invitado se dejó ver antes de que cayera el sol por el
moderno Shoko, ubicado en la madrileña calle Toledo (número 86), en pleno corazón del barrio de La Latina. Tampoco fueron una excepción los príncipes, Felipe y Letizia, que aceptaron la propuesta de ocio montada por Juan Ignacio Juancho Entrecanales (vicepresidente de Acciona) para celebrar el cumpleaños de su esposa, Gema Archaga.
Entre tanta gente guapa, casi toda también rica, la pareja real pasó más desapercibida que en otro tipo de actos sociales. Esta vez, anfitriones y concurrencia eran de lo más vip. Sólo causaron baja forzosa los integrantes de la young jet madrileña que optaron por asistir a la boda de Diego Cavero, hijo del ex ministro de UCD Iñigo Cavero, que se celebró también el pasado sábado en la finca La Ventosilla, real sitio ubicado en las inmediaciones del pueblo burgalés de Gumiel del Mercado.
Juancho optó por un sarao urbano para congregar a sus amistades. Allí estaba la plana mayor del grupo Acciona y aledaños, los Vega, Muro, Cabanillas, D’Ornellas, Aguirre. Naturalmente el padre del organizador del fiestón, Juan Entrecanales, dispuesto a seguir al pie del cañón en el consejo del Grupo, aunque no su tío, José María, obligado a cuidarse. Llamativo: faltó José Manuel Entrecanales, presidente ejecutivo de Acciona y Endesa al mismo tiempo, que prefirió la boda de Cavero a la fiesta de su primo Juancho. Curioso también: ni a Carmen Becerril, la estrella emergente, ni Valentín Montoya, la menguante, se les vio el pelo.
Representando a José Manuel, no obstante, estuvieron sus hermanos Daniel y Bruno Entrecanales, este último aclamado por el género femenino como el separado más cotizado de la fiesta, que además de heredar junto a su primo uno de los primeros grupos constructores del país, ahora reorientado hacia la energía, han seguido cultivando la agenda de contactos de sus progenitores, que llega hasta el mismísimo Palacio de la Zarzuela.
Música maravillosa y los Príncipes más relajados que nunca, como dos tortolitos, bailando hasta muy tarde, besiños y caricias sin cuento. Enamoraditos.