Gracias a todos
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Primero, un poco de contexto, los Duhau: La historia de la familia se inició hace 155 años cuando Urbano Duhau, un inmigrante francés, llega a la Argentina y se casa con Candelaria Fouillerac, otra hija de inmigrantes vascos franceses. Comerciantes, su negocio original era la venta de cueros y lanas. Puede sonar pequeño pero fue tan próspero este primer proyecto fue tan próspero que les permitió comprar las primeras tierras en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, contrario a lo que se podía creer, sus inicios no son precisamente una historia exitosa. Para que se den una idea, a principios de 1900 los apellidos asociados con grandes latifundios eran los Anchorena, Álzaga, Martínez de Hoz, Unzué, Pereyra Iraola, Santamarina y Alvear pero de los Duhau nadie había escuchado aún, y eso responde a que en los primeros años del Siglo XX la familia recién estaba incrementando su presencia en el negocio agropecuario, nada tuvo que ver sus propiedas en la llanura pampeana con los cargos públicos que ocupó Luis Duhau, en los años '30. Tampoco ayudó que los primeros campos que compró la familia no eran precisamente los mejores para la actividad agrícolo-ganadera. Los Duhau sí han marcado una línea contrario a los grandes de aquella época y es que aún conservan, aunque disminuidas en algunas casos, muchas de sus estancias, una de ellas es "La Colorada", al igual que otras, se ubican en zonas bajas e inundables. Eso retrasó su obvio crecimiento, trabajar, ya no digamos drenar esas tierras estaba por fuera de las posibilidades de la familia.
Estancias originales
Tampoco colaboró que el ferrocarril nunca llegó a los dos partidos donde los Duhau tuvieron la mayoría de sus primeras estancias lo que encarecía el transporte de sus productos. Otro dato sorprendente es que en 1930 estos partidos seguían produciendo casi exclusivamente lana, aún cuando el boom del lanar había pasado hacía varias décadas. Parecía que tenían todo en contra, entonces la pregunta obligada es ¿cómo se construyó entonces “la fortuna de los Duhau”?
Para eso, debemos abandonar la llanura pampeana y dirigirnos a un lugar ya desaparecido y que supo llamarse “La esquina de los franceses”. Era una casa de ramos generales que montó Duhau con un primo, también francés, y fue lo suficientemente próspero como para permitirles incrementar la compra-venta de terrenos. Sin embargo, los primos no tenían en mente el convertirse en estacencieros, no en lo que así se entendía en aquella época pero estaban diversificando sus riesgos y ampliando su cartera de negocios, los campos eran una inversión y un colatateral en el peor de los casos. Notarán, a lo largo de nuestro recorrido que el argentino tiene una obsesión con la propiedad y la tierra, mente de inmigrante le llaman y los Duhau no eran la excepción.
Urbano Duhau fallece en Buenos Aires en julio de 1887, y fue enterrado en el cementerio Norte, aquel que hoy se conoce como "Cementerio de la Recoleta", era sí el cementerio de la elite pero entonces los que tenían dinero aún se hacían enterrar en iglesias. Doña Candelaria, su esposa, se quedaba viuda a los 40 años, con 8 hijos, y uno de ellos aún de pecho, con la responsabilidad de la crianza de sus retoños, al igual que de proveerles un futuro, esto sin hablar de la responsabilidad de pagar las deudas contraídas en la compra de campos. No podemos desestimar la responsabilidad de Urbano en la creación de la familia y sus inicios pero fue Candelaria el verdadero cerebro detrás del futuro promisorio, o de la creación de la fortuna mejor dicho de la familia, es más demostró ser una excelente administradora del patrimonio legado por su marido, pues al momento de su muerte, en 1930, la fortuna Duhau ya estaba formada y consolidada. Así lo cuenta una de sus bisnietas, María Cecilia Duhau Nelson en el video debajo:
Una de sus grandes jugadad fue la compra en 1895 de 80 mil hectáreas a menos de un peso la ha, al Capitán de Fragata Carlos María Moyano. Al igual que algunos otros oficiales, Moyano había obtenido esas tierras como “premio” del gobierno nacional, por haber participado en la ocupación militar de la Patagonia. Otro dato revelador de la capacidad empresarial de Candelaria es la construcción de la estación “Duhau” del Ferrocarril Oeste, abierta en febrero de 1911, que atravesaba la estancia "La Candelaria", aún parcialmente propiedad de los Duhau.
Una serie de cartas que escribió Candelaria sobre todo a tres de sus hijos: Urbano, Carlos y Enrique demuestran su incansable labor por mantener las cuentas en orden y al mismo tiempo lograr el ascenso social. Por ejemplo: “Querido hijo…Hoy he vendido a Luro 1800 novillos a $55 pagaderos el 31 de Enero 1902. Me á costado mucho largar los novillos sin recibir un peso, pero la seca nos apura”. A su vez, queda explícito el intento por insertar a sus hijos en la alta sociedad porteña: “Querido Enrique…he encargado a Mme. Schaler 1 vestido para María 1 para Faustina y otro para Juanita d lo mas lindo sin preguntar precio (con esto que cumplido tus deseos de propaganda)”. “El traje nuevo que le ha hecho Brakfor á Carlos aunque bien tejido está muy distante de ser lana merina igual cosa sucede con los hechos a Luis y Alberto esto quiere decir mucho”. Es en la figura de Enrique, en la cual podemos determinar con precisión el punto de inflexión, el año de despegue y consolidación de la fortuna familiar: En 1906, aparece por primera vez en la lista de nuevos socio del Jockey Club.
Primera sede, fachada
Fue recién en 1918, a sus 40 años, que Enrique se casó con María Teresa Lacroze Gowland. ¿Les dice algo ese apellido? Solo tres años después, en 1921 nacía la otrora reina del cemento, Amalia Lacroze de Fortabat, es decir, Enrique Duhau se casó con una de las hermanas del padre de "Amalita" Fortabat. Por primera vez los Duhau emparantaban así con las familias patricias, habían por fin llegado a dónde se habían propuesto.
Pero... No todo lo que reluce es oro. En 1901 cuando las grandes fortunas argentinas ya ‘tiraban manteca al techo’ en París, Luis Duhau, el futuro ministro de agricultura, todavía no usaba trajes d lana merina, porque se salía del presupuesto familiar pero lo mejor estaba por venir, quiso una guerra que fuera otro paso hacia la consolidación de la fortuna familia, en este caso la guerra ruso-japonesa (1904-1905) hizo primero deprimir los precios del negocio lanar, y luego subirlos fuertemente después. Esta consolidación tardía de la fortuna familiar explica por qué más que grandes estancias pampeanas, los Duhau se dedicaron a construir grandes mansiones urbanas; hasta el punto de que el nombre familiar quedó asociado a varias de ellas hasta el día de hoy (de esto hablaremos en el hilo correspondiente cuando llegue el momento).
Y llegamos entonces a la parte en que los Duhau se pueden permitir construir grandes residencias como las de Ivry pero para antes de ir a los detalles, para que se den una idea de qué tan lejos han llegado, Sofía Achával Duhau, una de las tataranietas de doña Candelaria se casó con el escritor Thibault de Montaigu, heredero a su vez de la editorial francesa Éditions Gallimard, una de las más antiguas y prestigiosas de Europa. Tienen ambos dos hijos: los hermanos “de Montaigu Achával”
Y ahora sí, post este bodoque, vamos a lo nuestro.
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"Ma fin est mon commencement,
et mon commencement ma fin".