Konradin escribió:
El examen que siempre vas a pasar con 10 es el de tener toda mi atención en tus hilos, estoy absolutamente prendado.
Quiero más.
Está bien, por ser tú abandono un rato a mi querido Brunetti, aunque dejo la novela en un momento clave de la investigación de asesinato, y cuento un poco más de García.
Castilla necesita expandirse hacia el sur, eso está claro, pero está taponada por la plaza mora de San Esteban de Gormaz. La repoblación sigue su camino y los colonos se veían envueltos en conflictos constantes con los musulmanes. El paisaje general es ciertamente tenso y por eso muchos creyeron que se dirigían hacia allí, a San Esteban.
García, sin embargo los dirige hacia el sureste por caminos escabrosos: desde Lara, bordeando el Urbión, siguiendo la corriente del Duero, para entrar en territorio enemigo cerca de Soria.
Más o menos, para que me sigáis por el mapa. Los tres puntos rojos es la línea defensiva de García, sus fortalezas bien asentadas (el punto entre San Esteban de Gormaz y Soria es el Burgo de Osma) San Esteban de Gormaz misma siempre está en conflicto, cuando en manos cristianas, cuando en manos musulmanas, como el que se cambia de chaqueta. El objetivo de la campaña está marcado por la cruz roja: el castillo de Deza, y la cruz azul sobre Sigüenza marca el punto al que llegó la incursión castellana, muy profundamente en tierras enemigas.
El conde parte al amanecer, llevando al cinto la famosa espada que le regaló su mujer por su compromiso, la que valía 500 sueldos
, y junto a él van los varones de Castilla: su sobrino Gonzalo González; Sarracino Harmiz, su lugarteniente; Assur Fernández, nieto del conde de Monzón que había disputado el título de conde de Castilla a Fernán; Nuño Vela, de insigne familia; Félix Díaz, descendiente del fundador de Burgos; Gozalo Gustios, repoblador de Salas de los Infantes, etc. En aquella época ser de insigne familia significaba heredar las armas de tus ilustres antepasados guerreros, así que la mayoría de estos caballeros se ciñe al cinto espadas que sus padres y abuelos habían hecho famosas en sus encuentros con Abd al-Rahman III, lo mismo que lorigas, sillas jineta, escudos redondos pintados y lanzas.
Y qué decir de la buena planta de nuestro conde
Viste camisa de lino acolchado y sobre ella cota de malla cubierta por un
mofarrar, una túnica con un corte delante y detrás para cabalgar cómodamente. Se coloca una capucha en la cabeza y sobre ella el yelmo y se cubre con un amplio
capsam, una capa, para defenderse del frío de esta mañana de septiembre. Monta un caballo que el abad Lope había regalado a su padre y que valía 200 sueldos
con la silla jineta dorada con su lujoso ataharre que su mujer le había ofrecido como presente de boda. Causan sensación por lo novedoso de su diseño los estribos redondos de plata.
El 2 de septiembre del año 974, García ataca Deza, plaza fuerte gobernada por la familia de los Banu Amril ben Timlet, totalmente desconcertados por la sorpresa de tener un ejército cristianos ante sus muros. ¡Se suponía que el conde debería atacar San Esteban de Gormaz!
Pero no, y García avanza saqueando, incendiando y tomando prisioneros y botín hasta las inmediaciones de Medinaceli, que pasó por alto por estar bien defendida (era la base del sistema defensivo musulmán de la región) En Sigüenza, Guadalajara, se da por satisfecho del resultado de su cabalgada.
Por cierto que todo esto se supo en Córdoba el día 12, cuando no hacía ni dos días que aquella embajada que envió el castellano en nombre de su hermano y el conde de Monzón para preguntar las condiciones de la paz había salido de la ciudad califal. Un escuadrón de caballería fue a por ellos, los pilló antes de cruzar la frontera, y los cargó de cadenas para meterlos en un calabozo
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.