La figura de Fernán González nos ha acompañado en el hilo de la monarquía astur-leonesa, en el inicio de las Navas y sobre todo en el de Simancas, así que, como es un viejo conocido de todos, bien podemos aprovechar este post para hacerle una última alabanza. Y, aunque está feo hablar mal de los muertos, vamos a decir de paso unas cuantas verdades

Fernán González, guerrero feroz, político agresivo, caudillo implacable.... pero traidor a sus reyes cuando no se jugaba la vida por ellos. Tan pronto conspiraba contra Navarra o León como se aliaba con ellos. Enemigo encarnizado de Córdoba... aunque envió embajadas y pactó con el califa cuando lo consideró oportuno. Fernán parece una figura compleja pero en realidad es sencillo, el conde de Castilla es un hombre de hierro que busca poder.

Fernán González había nacido en el 910 en el castillo de Lara, vástago de uno de los grandes linajes del reino astur-leonés. Su abuelo, Munio Núñez de Brañosera, había sido un magnate de la corte de Alfonso II el Casto. Su padre Gonzalo Fernández había sido conde de Burgos y conde de Castilla y su tío Nuño Fernández también fue comite Nunu Fredinandiz in Castella. De su madre ya hemos hablado, una señora de armas tomar. Así que podemos decir que proviene de una familia donde poseer una fuerte personalidad es la norma.

Conde de Lara desde los 19 años tras la muerte de su tío, dos años después lo es ya de Burgos, Lantarón, Cerezo y Álava. Y al año siguiente, en el 932, aparece titulado como conde de Castilla. Tenía 22 años, menudo carrerón el del chaval Bien es cierto que en esta época Castilla no es un territorio de límites fijos, sino que es una zona que se atribuye vagamente a la frontera oriental del reino, y es precisamente Fernán quien establece la unidad territorial al tiempo que amplía sus dominios.





Los mapas vienen del hilo de Simancas.

La guerra contra el moro beneficia a nuestro conde con sonadas victorias: Madrid en 932, Osma y San Esteban de Gormaz en 933 y 934, Simancas en el 939. Tras esta última victoria, su territorio alcanza Sepúlveda y Riaza y Fernán se convierte en el fundador de Castilla, no porque no existiese de antes, sino porque nadie tenía muy claro hasta ahora en qué consistía exactamente aquel condado.

Importante a tener en cuenta: en esta época los condes de Castilla se hacen y Fernán es obra de Ramiro II de León. Me pregunto que vio en un mozalbete de 22 años para decidir que era buena idea otorgarle amplísimos poderes en la zona occidental del reino, la más expuesta al enemigo, la más saqueada por los moros. La intención de Ramiro es frenar las aceifas musulmanas en este territorio, dirigir la repoblación, asentar la autoridad real en unas tierras lejanas a la capital, y decide otorgar plenos poderes a nuestro Fernán. Qué arrolladora personalidad debía tener el conde

En aquel entonces, Castilla es un sandwich: una franja vertical desde Cantabria al noroeste de Segovia y el oeste de Soria y parte de lo que es Álava; emparedada al oeste por el condado de Saldaña, el de Cea y el de Monzón y por el este con Navarra y los enemigos musulmanes. Tampoco era una zona especial, en términos de dignidad y nobleza Fernán no es más conde que los Ansúrez de Monzón, por poner un ejemplo. Castilla se encuentra taponada por todas partes y en teoría no puede crecer más así que cualquiera de nosotros se habría contentado con administrar sus tierras y a vivir la vida (o lo que en la alta Edad Media se entendiese por eso), pero nosotros no somos como Fernán: tenaces, ambiciosos, enérgicos e inquietos. Con buen ojo busca apoyos más allá de sus fronteras y se casa con una hermana del rey de Pamplona, conspira contra los Ansúrez y, cuando Ramiro II lo pilla y le canta las cuarenta, el conde castellano entrega a su hija Urraca para que se case con el heredero de León, Ordoño. Además manda embajadas a Córdoba para conseguir treguas.

Probablemente a Fernán también le benefició el estropicio leonés, todos aquellos jaleos entre Sancho el Gordo y Ordoño el Malo con Toda metiendo baza, con un rey más enérgico en León lo hubiese tenido crudo, pero tal y como estaba el patio y pese a los tropiezos como acabar preso en Pamplona, la realidad es que cimentó un poder que le permitió controlar su condado al margen de la corona leonesa.

Cuando Fernán muere en el 970, Castilla era otra, de hecho, Castilla era él y por eso puede dejarle el condado a su hijo sin contar con la aprobación de ningún reyezuelo.

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

Todavía no me he puesto a leerlo, pero yo de antemano ya te digo que

Por cierto, no recuerdo quién decía algo así como que los separatistas, cuando tienen éxito son héroes, y cuando no, son traidores...

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Como te lean los catalanes la liamos

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Igual que su padre tenía por monasterio favorito San Pedro de Arlanza, García también tendrá el suyo: San Pedro de Cardeña, abadía fundada en el 902 por el conde de Lantarón y de Cerezo, Gonzalo Téllez y su esposa Flámula, o lo que es lo mismo, los abuelos de García.



Otorga a esta casa tantas mercedes y privilegios que la convierte en una de las más importantes abadías castellanas, eligiéndola también como lugar de enterramiento, y manteniendo frecuente contacto con los monjes. El 11 de julio del año 971, Aba y García entregan a Cardeña un bosque de encinas en Mondúbar, el encinar nos importa poco, lo destacable es que por primera vez aparecen firmando sus hijos Sancho y Gonzalo.

Todas estas donaciones nos informan de uno de los rasgos principales de García: era profundamente religioso, era más que eso, era un fanático, capaz de poner un condado en peligro en su afán de lucha contra el infiel. García se cree un cruzado de la fe y posee una confianza sobrenatural en que cuenta con la ayuda de Dios. Un alma ardiente volcada en el cumplimiento del deber que va al combate animado por un fervor místico. Si hubiese nacido hoy, sería el equivalente a un terrorista islámico pero del lado cristiano A mi García me cae muy bien y su defensa a ultranza de Castilla y su honorable negativa a pactar contra el infiel me parecen muy épicas, pero las cosas como son, García estaba un poco grillado, como un cencerro vamos

Para estas fechas, año 971, ya tiene dos hijos y una hija. Los chicos serán criados para ser guerreros y defender el cristianismo, la chica también ayudará a su modo. Se llama Urraca, como su tía la reina de Pamplona y como la segunda mujer se su abuelo Fernán, que probablemente fue su madrina y profesará como religiosa en San Cosme y San Damián de Covarrubias, la idea es que su sacrificio como esposa de Cristo desde la infancia atraiga las bendiciones del cielo sobre sus padres (lo mismo que Fernán hizo con Munio)

García va configurando su entorno para la lucha. Su casa está en orden, el ámbito espiritual también, ahora debe poner de su parte a su pueblo para comenzar a afrontar sus empresas guerreras. Para ganarse la lealtad incondicional de su gente García sólo tiene un camino, el que ya siguiera su padre: respetar y enriquecer sus fueros. Amplió el fuero de Sepúlveda y, a instancias de su vasallo Gonzalo Gustios, funda la villa de Salas de los Infantes de la que dependen 11 aldeas y la de Melgar de Yuso por petición de otro vasallo, Fernando Armentález.

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Importancia tiene el fuero de Castrojeriz, que Fernán González otorgó a esta villa, puesto que por primera vez se menciona la aparición de una nueva clase social, exclusiva de España, aquella que hace que nuestro feudalismo sea distinto del "clásico" francés: los caballeros villanos (se mencionan por primera vez, pero no sabemos desde cuando se da el fenómeno, puede ser muy anterior)

Sin embargo, la Crónica General dice que fue su hijo García el que dobló el número de caballeros villanos que existían en Castilla. Labradores que se igualan a los nobles de sangre, en ellos se apoyan los condes para defender sus tierras y extender la repoblación, porque los condes necesitan guerreros a caballo para enfrentarse a la ligera caballería cordobesa pero, sobre todo, necesitan hombres para el servicio de anubda, es decir para la vigilancia de las fronteras, que se hacía cabalgando de acá para allá por los límites de las tierras, de una torre de vigilancia a otra. Además, estos caballeros encumbrados por sus servicios y actos de heroísmo son absolutamente fieles al conde, a diferencia de los nobles de linaje antiguo que, por supuesto y como siempre pasa, miran con recelo y hostilidad a estos advenedizos. Por suerte para García, las familias de elevada estirpe viven cómodamente en la zona del reino de León: los Vela, los Herramel, los Vermúdez, consideran que la zona de Castilla es peligrosa y ofrece pocas posibilidades por lo que se inclinan más hacia la frontera portuguesa. 

De esta manera, la necesidad de hombres para la guerra y la vigilancia abre las puertas de la nobleza a los agricultores ricos que pueden pagarse un caballo de batalla. Como ya os dije en el hilo de Simancas una oveja vale un sueldo, un buen caballo vale 150 y a eso hay que sumar silla, bocado, riendas... 

El paso que da el conde García encumbrando a estas gentes es absolutamente revolucionario. Cada uno de estos caballeros villanos debe tener un señor, un patrono con el que mantener una relación de vasallaje, recibiendo de él tierras y obsequios a cambio de sus servicios correspondientes... lo que viene siendo el feudalismo, vamos, una situación que ya Carlomagno recomendaba a los militesde su imperio. Peeero, el fuero de Castrojeriz prevé la existencia de caballeros sin patrono, que no le deben vasallaje a otro noble, en cuyo caso dependen directamente del conde y cobran su soldada del merino de García. En cualquier otro reino medieval esa gente se convierte en mercenarios, pero aquí estamos hablando de un ejército profesional castellano y eso es la repera de moderno para aquellos tiempos

Esta es la tierra de las oportunidades, donde se vive "el sueño castellano"  :cool: Todos los hombres libres que se compren un caballo para ir a la batalla, y que estén dispuestos a pelear con valor, gozarán de la condición social y jurídica de los infanzones, y eso será norma general en el condado. Y por eso,  en la España del siglo XVI, la mayor parte de la población presumirá de ser hidalga, porque sus tataratataratatarabuelos lucharon en las extremaduras de los reinos contra el moro

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García ha puesto orden en su condado y se prepara para la lucha. Pero ¿cómo están las cosas a su alrededor?

A la altura del año 970 la situación en España era todo lo que un califa de Córdoba podría desear. El reino de León estaba en crisis política, el reino de Pamplona y el condado de Barcelona no son rivales dignos de consideración, la frontera está firmemente asentada en el Duero, los poderes cristianos competían para aparecer ante Córdoba como los mejores amigos y aliados y el conde de Castilla ha estirado la pata (pobrecitos, aun no conocéis a García ) Por eso Alhakén II se desentiende de nosotros y se dedica a ampliar sus dominios por el norte de África.

Pero los ancianos mueren, los jóvenes llegan pisando fuerte y las cosas van a cambiar. Entran en escena García Fernández, nuevo conde de Castilla, y Sancho Garcés II Abarca, que es el nuevo rey de Pamplona. Es hijo de García Sánchez (nieto por tanto de Toda) y de Andregoto Galíndez de Aragón y por eso, por primera vez, este hombre que ya tiene 35 años puede titularse rey de Pamplona y conde de Aragón. Además está casado con Urraca Fernández, hija de Fernán, lo que convierte a García y a Sancho Abarca en cuñados.

No es nada raro, en este tiempo la historia se escribe con alianzas de sangre a través de pactos matrimoniales. Los historiadores actuales nos hacemos la parentela un lío pero a ellos les venían de perlas estos chanchullos dinásticos Para simplificar la situación os haré un resumen:

En León un rey menor de edad, Ramiro III, cuenta con el apoyo de Pamplona pero no tiene el respaldo de los nobles gallegos.

En Castilla, un conde autónomo es hijo de una navarra y está casado con una de Ribagorza.

En Pamplona reina el hijo de una aragonesa y está casado con una castellana.

¿Veis el patrón? las alianzas de los territorios de este de la Península son más intensas que las del oeste y eso es lo que va a permitir la aparición más adelante del reino de Aragón y otros condados poderosos.

Esta situación beneficia a nuestro conde. Por el lado navarro en principio nada que temer, su hermana es la reina y ambos cuñados respetan escrupulosamente los límites fronterizos. En León reina un niño y García le envía unos obsequios acompañando una carta en la que informa de su ascensión a conde (ni pide permiso, ni confirmación, es un hecho consumado, García es conde y la regente, Elvira, tía del pequeño rey, no se atreve a rechistar)

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Sancho Abarca de Pamplona.

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OFF TOPIC

Habiendo aprobado mi examen, por fin y para agradecer los ánimos y buenos deseos de los foreros esta tarde en el foro medieval invito a jarras de hidromiel y para los abstemios agua de cebada bien fresca, acompañadas de pastelitos de avellanas

Como os decía en Córdoba están encantados ante el lamentable y vergonzoso espectáculo de rebeldías y disgregaciones cristianas. No necesitan combatir puesto que, buscando apoyo para sus ambiciones personales, los reyes y condes pasan humildes y obsequiosos ante el trono de Al-Hakam y el general Galib, el mejor de toda Al-Andalus, se aburre soberanamente desde que murió Fernán.

En el mes de julio del 970, cuando aún no se ha enfriado el cadáver del conde castellano, aparece por la corte cordobesa el embajador de Borell I de Barcelona, de nombre Bofil, con un suntuoso regalo: 30 esclavos entre mujeres, hombres y niños. El califa, según las crónicas, lo recibió sentado en el trono del salón oriental, rodeado de visires. Bofil y sus acompañantes se postraron ante él, le besaron la mano y le entregaron un mensaje del conde de Barcelona con una petición de amistad y un ofrecimiento de vasallaje. Al-Hakam los despachó regalándoles unas acémilas y unos vestidos de seda.

Patético espectáculo y por si alguien duda de su veracidad y cree que es exageración de los musulmanes, os diré que el relato proviene de documentos barceloneses del archivo condal.

Pero no es el único que hace el paseillo. El 11 de agosto recibieron en Medina Azahara a la embajada del rey Sancho de Pamplona, recién proclamado rey. Encabezan el grupo un tal abad Basal y un juez de la ciudad de Nájera de nombre Velasco.

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Y la cosa sigue durante años. En el año 973, tras la victoria de Galib sobre las tribus del norte de Marruecos, se presentaron ante el califa de Córdoba para felicitarle los enviados del rey de Pamplona, del conde Fernando Ansúrez, de la familia Beni Gómez y del conde gallego Rodrigo Velázquez. Poco después apareció la embajada de Ramiro III.

Todos los magnates cristianos se han ido presentado en Córdoba durante estos tres años, todos menos uno No os preocupéis, el conde García también va a enviar su embajada Sí, sí, ya sé que os dije que él nunca, jamás de los jamases, había pactado ni se había humillado y lo mantengo. Pero García, con todo lo fanático religioso que pueda ser, no es tonto. Para firmar un pacto, o una carta de avenencia, o para ser aliados, hace falta llegar a un acuerdo entre dos... García no acuerda nada, ni firma nada, ni se aviene a nada, pero eso no impide hablar, sondear, conocer el terreno que pisas y disimular con una sonrisa hipócrita en la cara. La embajada de García tiene una misión concreta: espiar al califa, el ambiente de su corte, sus tropas... y sus agentes no son secretos sino que van a cara descubierta disfrazados de embajada Para que el disimulo sea mayor, no envía un grupo por su cuenta sino que se limita a colar algunas de sus personas de confianza, con Fernando Armentáriz a la cabeza, en la embajada del conde de Monzón.

Los Anales Palatinos recopilados por Ibn Hayan sólo mencionan la llegada de la embajada y este es un dato significativo. Cuando el califa escucha mensajes que son de su agrado el embajador puede esperar algún regalito en compensación, presentes que son apuntados en las crónicas para dar muestra de la generosidad del gobernante. A la embajada castellana no le entrega nada ¿será que no le gustó lo que le contaron? Es más, el escribano dice que la embajada llega de parte de García, hijo de Gundisalvo, señor de Castilla y de Álava. Hacen a nuestro conde hijo de su abuelo por una sencilla razón, ya sea por el odio que les inspira su figura o por el miedo que aún les provoca, en Córdoba no quieren ni acordarse de Fernán

Más adelante, el 30 de septiembre de 973 llegan nuevas embajadas de Pamplona, Monzón y León, que incluye algunos hombres de Burgos. Una vez más García envía a los suyos "camuflados" con otros. Al frente puso a un mozárabe, Jamis ben abu Celith, que nosotros llamaremos Gómez hijo de Salido, un hombre que conocía el idioma, lo cual demuestra una vez más la inteligencia de García, mientras que los demás tenían que fiarse de los traductores, generalmente el cadí (alcalde) de los habitantes cristianos de Córdoba.

En las palabras de la embajada castellano-leonesa encontró el califa términos menos respetuosos de lo que esperaba Castilla y León desean la paz y la amistad pero no prometen obediencia (¿veis ahí la influencia de nuestro protagonista?) El califa montó en cólera y lo pagó con el cadí traductor, que fue obligado a salir bruscamente del salón, mientras que los embajadores fueron obligados a marcharse inmediatamente del reino bajo la mirada furiosa del caballerizo mayor que les aseguró que, de no estar amparados por su estatus de diplomáticos, el califa los hubiese hecho despellejar vivos.

Desde este momento, Elvira, la regente de León, y nuestro conde García, que debe estar encantado de haberla liado parda, rompen relaciones con Al-Hakam. Mientras, el resto de los gobernantes cristianos siguen enviando a sus obsequiosos embajadores a darle cera al califa: el conde de Barcelona, el obispo de Compostela, el mismísimo emperador Otón...

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A mí ya me tienes enganchado así que me sumo al corro:
¡Más! ¡Más! Y más...

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vale, vamos por más

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Embajadores de sitios tan dispares también tienen objetivos dispares, desde ofrecimientos de vasallaje a peticiones de ayuda o una tregua. El objetivo de García era observar la política cordobesa y, una vez le quedó claro de qué iba el tema, podríamos decir que... mmmm... azuzó, provocó, influyó de algún modo para que el incidente del insulto a los embajadores de León se produjese y de esta forma tomárselo como una ofensa personal, puesto que sus hombres iban en el mismo grupo. El reino de León no tenía ninguna razón para enemistarse con el califa, ni le convenía tenerlo enfadado en una época de inestable regencia, así que la única razón para vacilarle al moro con un "somos amigos pero a mi no me das órdenes" es que García estuviese implicado.

¿Qué pasó para que el conde de Castilla creyese que llegaba el momento de pasar a las hostilidades? La última tregua que su padre había firmado estaba a punto de expirar y sencillamente, a García no le daba la gana de renovarla

De todas formas, para que nadie diga que nuestro protagonista no es más que un camorrista que busca pelea os diré que mandó una última embajada a Córdoba a petición de los pacifistas de su corte, con Esteban Ovecoz a la cabeza, pero no en nombre suyo sino de su hermano, el ahora obispo Munio. Se ve que en Burgos había diversidad de pareceres acerca de la prolongación de las treguas y el ir o no a la guerra abierta y García cedió a las pretensiones de su hermano, cabeza de este partido, sabiendo de todas formas que las condiciones que Córdoba pretendería imponer serían inadmisibles para él, por lo que comenzó a prepararse para la batalla de inmediato. Y tenía toda la razón, el califa respondió que firmaría treguas si García lo acataba como su señor y le pagaba un tributo

Ante esa lindeza de Al-Hakam, el castellano respondió haciendo sonar los cuernos de guerra para convocar una gran aceifa contra los musulmanes. García sabía que sus plazas fronterizas: Sepúlveda, Haza, Osma y Roa, estaban bien defendidas, pero no le apetecía que el moro llegase a incendiar, saquear y tomar prisioneros. La mejor defensa es un buen ataque y de paso se lleva un buen botín y demuestra que no teme al poderío cordobés. Además, el momento es propicio porque, aunque al principio la campaña en África iba bien, a la altura del año 973 los magrebís lograron rehacerse y el general Galib, gobernador de Medinaceli, tuvo que ir a poner orden. Así, las mejores tropas califales estaban al otro lado del Estrecho.



La fortaleza de Haza, la torre cuadrangular es del siglo XII y los muros del siglo XV.

García citó en Burgos a potestades y mayorinos, con los infanzones, caballeros villanos, escuderos y peones y a todos los habitantes de las villas que no estén exentos de ir al fonsado (por ejemplo los de la Brañosera tienen derecho a quedarse en casa, privilegio otorgado por los bisabuelos del conde) Entre los señores principales incluímos a los abades y prelados que también tienen gentes de armas a su servicio.

Aunque abundan las tropas a caballo, la fuerza de Castilla, también vemos muchos peones acampados a orillas del río. Pero ojo, que por ir a la guerra no podemos dejar despobladas las villas, alguien debe quedarse a mantener el orden y como fuerza de reserva en caso extremo. De esta forma, el conde llama al fonsado a dos de cada tres habitantes, y el que se queda está obligado a ofrecer al ejército un burro o una mula para llevar las armas y provisiones de los otros dos. Una medida muy práctica.

En los palacios de Burgos se establece el plan de campaña y en la iglesia de Santa María se celebra el ordo quando rex cum exercitu ad proelium egreditur, bueno en este caso conde, no rex Un rito litúrgico asociado a las expediciones militares, de origen visigodo y presente en el Liber Iudiciorum, que se componía de una despedida solemne. El rey (o el conde ), al llegar ante la puerta del templo era incensado por dos diáconos y, luego, precedido por los clérigos portadores de la cruz entraba en la iglesia y se postraba en oración. El coro cantaba la antífona ¡que Dios esté en vuestro camino!, tras la cual el obispo rezaba en voz alta una oración pidiendo a Dios que asistiera al monarca y a su pueblo y le concediera los bienes que más necesitaba: un ejército valeroso, unos jefes leales, la concordia de los corazones, para poder así obtener la victoria, y retornar felizmente a aquella misma iglesia de donde ahora partía.

El obispo hacía entonces entrega al rey de una reliquia de la "Vera Cruz" y el monarca, tras tenerla en sus manos, la pasaba al clérigo que habría de llevarla durante toda la campaña. Nuestro conde ha designado para este cometido al abad de Cardeña Acercábanse entonces los abanderados y cada uno recibía el estandarte de manos del obispo y salía al exterior de tal modo que junto a las puertas del templo se congregaban todos los abanderados con sus enseñas. El obispo salía entonces al umbral de la basílica y un diácono invitaba: ¡Humillémonos para recibir la bendición! Otro diácono decía luego la fórmula de la despedida: En nombre de Jesucristo, ¡Id en paz! El rey abrazaba al obispo, montaba a caballo, el clérigo portador de la "Vera Cruz" se ponía en cabeza y todo el ejército emprendía la marcha. Y si ganabas, a la vuelta, había otro rito similar y una misa de acción de gracias

Se considera que las cruces de la monarquía asturiana, la de los Ángeles y la de la Victoria, eran cruces procesionales que se usaban en esta ceremonia en tiempos de Alfonso II y Alfonso III, mientras que la más sencilla cruz de Peñalba de Ramiro II, era el emblema real que se llevaba a la batalla.

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