Minnie escribió:
Me temo, mi muy apreciado Portablito, que es demasiado fácil negártelo. Por desgracia, el príncipe Lorenzo de Bélgica sirve de ejemplo. Te recomiendo que te pases por el Salón de Lectura, estamos inmersos en un tema en el que se airean los trapos sucios del susodicho. La propensión a utilizar su rango para hacer negocios más que opacos porque le gusta el dinero a rabiar es una de las cositas que se mencionan a menudo. Creo que Víctor Manuel de Saboya es otro ejemplo de príncipe que con tal de amasar fortuna bordea los límites de la legalidad.
sabbatical escribió:
Portablito, en mi opinión, es cierto que muchos se han criado entre joyas y cacerías pero eso no es garantía de que en un momento dado no les guste meter la mano, (a veces vivir entre lujos te aisla de la realidad y las cosas pueden perderse también, hay que saber estar a las duras y a las maduras, no todo el mundo sabe).... y otros, otros se han criado en familias que no tenían tiaras pero con un increíble sentido del decoro, de la honestidad y de la integridad personal. Iñaki no se crió en el primer caso, pero nos hubiera gustado que se hubiera criado en el segundo. Porque, me gustaría saber como se sienten sus padres también. Menuda metida de pata.
Os doy la razón, pero no del todo. Me explico:
Minnie, Laurent y Víctor Manuel no tuvieron una infancia de lo más adecuada, con los padres de uno separados y con los del otro tirándose los tratos a la cabeza continuamente. Por otro lado, una cosa es utilizar tu apellido (o el de tu cónyuge) o tu título para hacer negocios dentro del marco legal y otra muy diferente meter la mano en el erario público (o hacer que otros la metan por ti) y blanquear dinero en paraísos fiscales. Vamos, que no debemos confundir ser un poco pícaro con ser un completo sinvergüenza.
Sabba, has comentado algo muy importante, capital diría yo: la educación. He hablado del tema del dinero y los propiedades, pero los valores que te inculcan desde la infancia sí que es cierto que tienen más peso que las riquezas (las cuales también ayudan). Normalmente, cuando escucho hablar a algún royal extranjero, suele hacer referencias a su formación y a los valores morales que han recibido desde siempre. Así que, en la mayoría de los casos, los príncipes no suelen venir con castillo y tierras, sino con un paquete de valores bastante amplio. Su riqueza viene de siempre y no suelen ser personas derrochadoras (porque tampoco tienen grandes cantidades en efectivo, sino más bien en patrimonio), por lo que para muchos el dinero y el lujo es algo con lo que han convivido desde siempre (los príncipes y princesas con un comportamiento más escandaloso de los que me acuerdo son aquellos que no disfrutaron de una familia estructurada o que vivieron historias truculentas).
¿Que luego hay excepciones? Claro que sí, pero balas perdidas hay en todos lados (se me viene a la cabeza Ernesto de Hanover, un cabra loca, y su hermano Heinrich, una persona interesada por la cultura y mucho más formal que su hermano mayor). El dinero y el linaje no es garantía absoluta, pero sí creo que da una mayor probabilidad de que la persona en cuestión esté a la altura del cargo
Saludos!