Bernardo de Claraval nació como Bernardo de Fontaine en el castillo de Fontaine-les-Dijon, en Borgoña, en el año 1090, concretamente en esta casa que ahora tiene una basílica asociada
Bernardo profesó como monje en la Orden del Císter, bajo la Regla de San Benito, famosa por ser muy estricta, cosa que a él le encantaba porque le iba mucho el asunto del ascetismo, la mística, y la mortificación hasta el punto de enfermar, y odiaba con pasión "las ciencias profanas". En general era lo que consideraríamos un fanático, hasta el punto de convencer a su hermano, casado y con dos hijas, para que las abandonase a su suerte y entrase en el monasterio
También, como suele ser usual entre este tipo de gente, pecaba de tener un orgullo como una catedral. Se le llegó a conocer como Doctor Boca de Miel, a causa de la gran cantidad de gente que ingresaba en el Císter tras oir sus sermones.
Tanta gente le seguía que el abad Roberto, que estaba un poco hasta las narices del chaval, su parentela y sus seguidores, lo mandó a fundar el monasterio de Claraval, del que fue abad hasta el final de su vida, y de ahí su nombre. A lo largo de su vida fundó 68 monasterios distribuidos por toda Europa por lo que es el responsable casi único del éxito que los benedictinos tuvieron en el mundo cristiano. También es el único responsable de la predicación de la II Cruzada cuyo estrepitoso fracaso hundió su prestigio y pasó de ser un intocable a perder toda su influencia política y religiosa.
Bernardo aparece en relación al Temple cuando las primeras dudas asaltaban las conciencias de quienes, consagrados a Dios, se veían obligados a verter la sangre de sus semejantes. En este momento, el santo escribe (o más bien dictó a su secretario)
Liber ad Milites Templi, donde perfila el concepto de los nuevos
freires :
yo no sé cómo habría de llamarles, si monjes o caballeros. Creo que para hablar con propiedad, sería mejor decir que son las dos cosas, porque saben compaginar la mansedumbre del monje con la intrepidez del caballero.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.