sabbatical escribió:
¿Seguimos...?? Tenemos a Sophie quitándose el luto
Ya...pero dependemos de Legris, jajajajaaja.
Con lo poco que he podido obtener, le he dado un empujón al tema. Sin Legris, no somos ya nadie
Lo que sí sé es que, como Sophie era tan pero tan legitimista, solía visitar a la reina exiliada Isabel II de España en el Palacio de Castilla. Conste que la especie de remedo de corte que se montó en el Palacio de Castilla no le parecía nada digna de aprecio ni respeto; allí había demasiado lechugín aprovechado, tipos que trataban de sacar tajada de cada movimiento, señoras de escasísimo refinamiento unida a una ligerísima cultura. O sea, una corte de chicha y nabo, a ojos de Sophie. Pero Isabel II era una reina con un linaje de muchos reyes detrás de su persona. Eso para Sophie significaba mucho, significaba que se trataba de una auténtica reina a pesar del tufillo de vulgaridad que rodeaba a la señora.
Evidentemente, así se cruzó su camino con el de Pepe Alcañices, nuestro querido duque de Sesto, jajajaja. Pepe era un clásico caballero español, de los de luengas patillas y capa forrada de tela bermeja, con aire un tanto gallardo aunque carecía propiamente de apostura física. Vamos, que no era un George Clooney, pero daba el papel de hidalgo de los de toda la vida. Para Sophie, lo sustancial es que se trataba de un aristócrata absolutamente fiel a la dinastía borbónica española. El patrocinio del joven Alfonso -futuro Alfonso XII- y la eventual restauración de la dinastía en la figura de Alfonso eran causas sagradas para Pepe. En otro aspecto, me pregunto -¡me pregunto, jajajaja!- si a Sophie no le daría cierto morbo la leyenda que rodeaba a Pepe, que había sido el gran amor de la emperatriz Eugenia. En sus años mozos, Eugenia había bebido los vientos por su Alcañices. Éste la había rondado, con sus galanteos elevó a la enésima potencia las ilusiones románticas de Eugenia. Para Eugenia fue tremendo enterarse de que Pepe sólo le bailaba el agua con el fín de hallar más fácil acceso a Paca, la hermana mayor que se había casado con el duque de Alba. Se dice que Eugenia, despechada, preparó una decocción con fósforos machacados y leche para suicidarse, aunque su madre la salvó in extremis. También se dice -¿leyenda?- que años más tarde seguía sin quitarse de la cabeza y del corazón a Alcañices, tanto que, en vísperas de su boda con Napoleón III, al parecer le mandó a Pepe una nota preguntándole si estaba dispuesto a casarse con ella aunque no la amase. Pepe le contestó que ni de guasa. Resultado: Eugenia contrajo nupcias con Napoleón III.
Considerando las gélidas relaciones entre Eugenia y Sophie, tal vez para Sophie representase "un aliciente" ese pasado sentimental de Pepe Alcañices. Pero pienso que lo principal, a ojos de Sophie, era la formidable lealtad que Pepe manifestaba hacia los Borbones. Veía en él una figura de dimensiones épicas. Aparte, Pepe enseguida manifestó predilección por la duquesa de Morny, née princesa Troubetzkoi. Es probable que a él le estimulase la idea de acabar teniendo por mujer a una dama tan exótica, con esos orígenes singulares y esa trayectoria concreta. Comparada con las señoras de la aristocracia española, ella resultaba muy vistosa. Para rematar las cosas...a Pepe le gustaban los niños. Su relación con Alfonso evidencia cuánto le agradaba la tarea de tratar de guiar a un chiquillo a través de la adolescencia. Se sentía bien ante la posibilidad de convertirse en el padrastro de los huérfanos del duque de Morny. Y por mucho que sea avanzar acontecimientos, la verdad es que los huérfanos del duque de Morny concibieron un profundo afecto por su padrasto Pepe Alcañices, al que siempre recordarían con filial ternura.
Entre unas y otras...Sophie se casó con Alcañices, jajajaja.
Peeeeerooooo...necesitamos a Legris. Con su libro mágico de la Sagrera.