Bueno, ya hemos visto la educación militar del joven Enrique, su ascensión al trono, los colaboradores de los que se rodea y sus tejemanejes en política nacional e internacional. Vamos a entrar en materia porque si no, nos van a dar las uvas.
Iba a decir que vamos a entrar en materia y dejarnos de tanto prólogo pero es que en realidad todo este tiempo Enrique V no ha dejado de prepararse para la campaña de Agincourt. Los castillos de las fronteras de Escocia han sido reformados y provistos de más guarniciones y también Calais ha recibido atención por parte del monarca. Se inspeccionan las defensas de la ciudad, se cambian los techos de paja por pizarra y tejas para prevenir incendios, el carpintero del rey contrata 32 ayudantes, se limpian fosos y canales, se erigen nuevas torres de vigilancia, etc.
Calais durante la Guerra de los Cien Años.
El nombramiento del conde de Warwick, uno de los hombres de confianza de Enrique, como capitán de Calais en 1414 marcó una etapa de gran actividad. Se acumularon reservas de armas, materiales de construcción, vino gascón y portugués, ternera, tocino y arenques salados para resistir un sitio. Contaba con 240 hombres de armas y 334 arqueros, la mitad de todos ellos combatían a caballo, 4 exploradores montados, 40 ballesteros, 33 carpitneros, 20 albañines, un fontanero, un tejero, un especialista en artillería y un intendente. Además de tropas mercenarias adicionales.
Por cierto, para quien le interese la genealogía, la historia de los condes de Warwick es fascinante. El señorío de Warwick se creó para una mujer, Ethelfleda, hija de Alfredo el Grande, que en el 914 mandó construir la primera muralla para proteger el asentamiento de Warwick a orillas del río Avon, en el centro de Inglaterra. Su familia mantuvo la propiedad hasta que Guillermo el Conquistador nombra I conde de Warwick a Henry de Beamont, en recompensa por su fidelidad. Henry cambió su apellido a Newburgh y cinco de sus hijos heredaron el título de Conde de Warwick. Thomas de Newburgh, el último de ellos en obtener el título, falleció en 1242 sin herederos, heredando el castillo y sus dominios su hermana Margaret. Margaret de Newburgh se casó con John de Plessis, matrimonio que no tuvo descendencia, por lo que en 1263 el título fue a parar a William Mauduit, primo de la condesa.
William de Beauchamp, amigo personal de Eduardo I, sucedió a su tío William Mauduit tras la muerte de este en 1268, iniciando un linaje que duraría 148 años. Su hijo Guy fue uno de los que controlaron el reinado de Eduardo II. Le sucede Thomas de Beauchamp, consejero y amigo del Príncipe Negro, fue uno de los primeros caballeros de la Jarretera. Su hijo Thomas el Joven se enfrentó duramente a Ricardo II y fue recompensado por ello por Enrique IV.
El sucesor de Thomas, su hijo Richard, llegó a ser quizá el más prominente de todos los Beauchamp. Se forja un nombre durante la campaña de Agincourt y el propio Enrique V confía tanto en él que le nombra tutor de su hijo, el futuro Enrique VI. Además fue el presidente del tribunal que condenó y ejecutó a Juana de Arco. El hijo de Richard, Henry, se crio con el futuro Enrique VI. En 1445, el rey nombró a su amigo de infancia primer Duque de Warwick, pero también fue el último, ya que el título desapareció con él al año siguiente. Henry dejó sólo una hija pequeña, y cuando ella murió a la edad de cinco años, el ducado y las tierras pasaron a la hermana de Henry, Anne Beauchamp. A finales de la década de 1440, Anne se casó con Richard Neville, y el linaje de los Beauchamp se extinguió. Neville se convirtió por la herencia de su esposa en el hombre más rico de Inglaterra y en el "hacedor de reyes, al ayudar a deponer Enrique VI y elevar a Eduardo IV. A su muerte, el rey le entrega el ducado a su hermano el duque de Clarence.
Gracias a la herencia de su esposa, Neville también tuvo la suerte de residir en el castillo de Warwick, que evolucionó de la simple empalizada construida por Ethelfleda a esta maravilla que merece que vayamos todos los foreros de excursión a visitarla:
En el castillo se hace una feria medieval con torneos, barriles de cerveza, gente vestida de época, se contruyen catapultas y máquinas de guerra y se hacen concursos de tiro de pedruscos y tiro con arco, cetrería, hay juglares y bufones... pero todo muy bien montado, nada de cutres mercadillos como se hace en algunas localidades españolas.
https://www.warwick-castle.com/es/
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.