La luna de miel de la feliz pareja incluyó, como no podía ser de otra forma, a España, allí Don Enrique terminaría por enamorarse del país y su cultura. Aún más, durante su visita a Ávila, el escritor se prendó de la ciudad al grado de que luego la usará de escenario para una novela que venía imaginando hacía tiempo. Así, durante los siguientes cinco años, Enrique se sumergió completamente en la investigación.
Seguramente Don Rodríguez Larreta no pensó en su momento, que por la herencia recibida por su esposa, a la muerte de su madre, pasaría a poseer 8000 ha. en Tandil (parte de la enorme extensión de tierras en Azul y el mismo Tandil). Fue allí donde la propiedad existente y su rica imaginación y exquisito gusto, amén de la visión de las viejas aldeas españolas (especialmente vascas y andaluzas), confluyeron para el nacimiento de una nueva y extraordinaria estancia:
Acelain.
Planta del conjunto dibujada por el arq. Frangella
Hay que sumar a lo anteriormente citado que además, en mayo de 1902, Rodríguez Larreta, adquirió en remate el campo Santa Rita, de Enrique Casares, de 4000 ha., anexándolo a los heredados por su esposa.
Comenzaba así la intensa relación del gran escritor con los pagos del Tandil que duraría más de medio siglo. Dentro de esa anexión va a ubicar el casco de la estancia que recuerda el nombre del solar de los Larreta en Guipúzcoa y que significa “campo quebrado”.
En 1904 llamó al renombrado paisajista alemán Hermann Bötrich (…..-1944) para que proyectara un jardín que respetara la propuesta de la naturaleza. Don Enrique eligió para construir Acelain los campos pedregosos y la cúspide de un cerro, en contra de la práctica de los estancieros pampeanos, que optaban por zonas no muy altas para protegerse del viento, captó la rusticidad del paraje y las posibilidades decorativas de esas piedras redondeadas que moteaban los cerros.
Don Enrique Rodríguez Larreta, nacido en Buenos Aires el 4 de marzo de 1873- Foto extraida del Diario Accion
Don Enrique fue uno de los primeros en integrarse a un grupo al que primero se tildó de locos y luego pasarían a la historia por intentar volver a las raíces, el grupo de "reinterpretación nacionalista" o "los hispanos" gritaban a los cuatro vientos, no sin razón, que en el afán de situar a estas tierras en el listado de grandes países se estaba destruyendo a sus orígenes, entiendo a lo francés e inglés como lo justo y de avanzada se ponía por ende en un lugar trasero, casi de última a todo lo español, no es extraño que sea casi imposible encontrar un edificio colonial en Buenos Aires, incluso nuestro Cabildo, muy
modificado, estuvo a punto de caer bajo la picota, se quería borrar toda huella del pasado español a drede. Iría incluso más lejos, fue el primer escritor que trató de hacer cine argentino al dirigir "El linyera, según su guión sobre su obra teatral homónima, que se estrenó en 1933.
A su regreso de España, post años de intensa producción literaria, retomó entonces a su idea de levantar una estancia en los campos tandilenses ya citados. La construcción y diseño del casco de la nueva estancia se los encomendó al ya prestigioso arquitecto Martín Noël (1888-1963), a comienzo de la década del 20, cuando en Tandil se levantaban edificios monumentales como el Palace y la Municipalidad.
Arquitecto, historiador del arte hispanoamericano, ensayista y político, Noël fue el principal impulsor del estilo neocolonial (era parte del ya citado grupo) en Argentina. La hija de don Enrique recuerda-según Guzmán-que (...) "la casa se terminó de construir en 1923, mi padre la quiso de cal, tejas y galerías, bien típica del sur de España. Martín Noël lo interpretó magistralmente".
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"Ma fin est mon commencement,
et mon commencement ma fin".