La tumba de Pedro en Sijena
Por cierto que el otro día leí un artículo interesantísimo de Rafael Conde sobre las coronas de los reyes de Aragón y el legado de Pedro a Sijena.
Jaime I creó en el monasterio un depósito archivístico en el que se conservaban documentos relativos a la conquista de Mallorca y Valencia, a las relaciones con Castilla y Navarra, y a la administración de los territorios ultrapirenaicos. El depósito duró hasta el año 1308 fecha en que Jaime II pidió su devolución a la entonces priora Teresa Jiménez de Urrea. Bueno Sijena ya conservaba documentación importante desde hacía tiempo, como por ejemplo todo lo relativo a la negociación de la dote de Constanza, reina de Sicilia por su matrimonio con Federico II. Vamos, que era un sitio que se tenía por seguro para guardar cosas y es por eso que Pedro II depositó allí las insignias que el Papa le había regalado en su coronación en el monasterio de San Pancracio de Roma en 1204.
Se trataba de un manto y una túnica de púrpura bordada en oro además de la mitra y corona real. La mitra no como la del obispo sino como la de los emperadores. En cuanto a la corona, los reyes de Aragón no tenían mucha tradición. Ramiro I no se tituló rey DE Aragón, sino rey EN Aragón así que es difícil que tuviera corona y cetro al estilo que nosotros entendemos, además no aparece mencionada en el inventario de bienes heredados por su hijo. En cuanto a Ramón Berenguer IV era príncipe de Aragón y conde de Barcelona así que nunca llevó corona. De hecho, en el Rollo genealógico de Poblet aparece con el tocado de los condes y alguien le añadió florones en plan corona, luego se dieron cuenta de que no tenía derecho a llevarlos y rasparon la pintura para quitárselos
Alfonso el Trovador sí tuvo corona y así aparece en monedas acuñadas en la Provenza pero no parece ser que la heredara su hijo. La de Pedro era una banda circular con tres picos, el del centro una cruz y los laterales dos flores de lis, según aparece en algunos sellos, en cambio en las monedas se ve una banda con piedras incrustadas. Esta corona, como las demás, se perdió y el caso es que tampoco hay testimonios de que se enterrasen con ellas como pasó con la de Sancho de Castilla. De hecho, una cosa que flipa mucho a los hispanistas extranjeros es el desapego de los reyes de Aragón por las joyas reales. Jaime II le vendió su propia corona al rey de Francia sin ningún escrúpulo para conseguir dinero en efectivo, los reyes siempre andaban cortos de
cash y las coronas se montaban y desmontaban para venderlas por piezas con una facilidad pasmosa. La enajenación de las insignias de la soberanía no les preocupaba, pero eso es algo impensable en otros reinos.
Probablemente la corona de Pedro II acabó en casa de algún prestamista en cuanto la sacaron de Sijena. Jaime I intentó coronarse en Lyon en 1274 para ahorrarse de pagar el impuesto que el Papa exigía en Roma y los atrasos de las donaciones prometidas por su padre y que nunca se pagaron, no lo consiguió, de hecho Jaime nunca fue coronado por su pugna con el papado. De todas formas las crónicas mencionan una banda de oro y piedras, que no se parece en nada a la de tres picos de su padre.
Además Sijena guardó el cetro y el pomo imperial, la concesión al rey de Aragón de la mitra y el pomo fue un zas en toda la boca del papa Inocencio III al Emperador, que se creía el único con derecho a usar tales símbolos.
No sabemos cuándo salieron las joyas y el manto de Sijena pero se conserva un documento donde la priora Ozenda se compromete en 1218 a entregar a Jaime las insignias reales de su padre cuando consiga coronarse de una vez por todas. Sabemos que nunca lo consiguió así que no sabemos cuándo solicitó que le devolvieran la corona depositada.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.