Registrado: 22 Abr 2015 17:57 Mensajes: 20746 Ubicación: España
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Cuidao ahora, porque madre mía qué lengua. Si hubiera llegado hasta nuestros días y manejado twitter, sería una María Clara Colours en potencia. Por lo que se aprecia, le gustaba mucho juzgar y sentenciar por lo que le contaban, por lo que oía o por lo que veía. Lo que viene siedo una persona que no deja que las personas sean como les dé la real gana. Pero a saber cuánto es fruto de una verdadera convivencia con los miembros de la Familia Real –y anexos– y cuánto es producto del vil chismorreo que unos y otros llevaban y traían. Jesús, la pareja ideal para Peñafiel. Vamos, llega a vivir el caso Noos, Corina y la abdicación y lo habría gozado con un “ya lo avisé yo”. “En la boda de los actuales Reyes en Atenas, en 1962, Juanito figuraba como Príncipe de Asturias, título que solamente utilizan los herederos a la Corona desde que, a finales del siglo XIV, se creara el principado de Asturias. En esta celebración Alfonso se apercibió de que, en los diferentes actos de los que se componía la ceremonia, él había sido colocado por el protocolo como don Alfonso de Borbón Dampierre, sin más, cosa que no ocurría con ningún otro invitado real. Quiso entonces abandonar la ceremonia y, cuanto antes, también el país. Su abuela, doña Victoria Eugenia, se dio cuenta de que, como tantas otras veces, pretendían ofenderle de manera gratuita e intervino en el asunto. Rogó a Alfonso que no se fuera, que no les aguara la fiesta, ya que estaba convencida de que Juanito nada tenía que ver con esas cosas y que se trataba únicamente de maniobras cortesanas. Sólo entonces mi hijo decidió quedarse en los ceremoniales. Tanto él como su abuela y yo misma pensamos, efectivamente, que Juanito no era responsable de lo sucedido, pero sí Juan. Mi amigo, el experto heraldista Pinoteau, siempre comenta la facilidad e inconsistencia con la que en España se hacen las cosas por importantes que sean. <<¡En España vale todo!>>, suele afirmar.
En una ocasión, Alfonso me contó que el Rey les iba a nombrar infantes, pero tal cosa nunca ocurrió. Alguien se encargó de decirme que fue la Reina quien le disuadió de hacerlo. No tengo ni idea si ella está al tanto de esta extraña y dolorosa relación de familia; lo que he oído es que tiene una gran influencia sobre el Rey. Yo creo que Sofía es una mujer muy inteligente.
La boda entre Juanito y Sofía fue organizada por doña Victoria Eugenia y la Reina Federica, de modo que, como casi todas las de ese rango, fue de interés mutuo. Cuando nació la Infanta Elena, su primera hija, el Rey riéndose me decía, como justificándose, que había hecho todo lo posible para que fuera un chico y otros comentarios de aúpa. ¡Es muy bruto! Y a veces, lo reconozco, muy gracioso también. Alfonso me contó en su día, siendo unos recién casados, él hizo el tonto y ella le mandó callar.
A la Reina Federica la conocí en La Zarzuela. En cierta ocasión el Rey nos dijo a Alfonso y a mí, también riéndose: <<La Reina Federica está plantada en mi casa y se le ocurre comprar cosas a los niños, pero ordena que sea yo quien reciba las facturas. ¡Así también compro yo…!>> Por cierto, cuando ella murió en Madrid, el Gobierno griego se comportó de manera muy elegante y permitió que fuese enterrada en su país. La Reina Federica, como buena Hannover, se mostraba muy mal educada en sociedad. Todo lo contrario que su hija, a quien considero que lleva a cabo un papel más que digno.
Federica no me caía simpática, pero debo reconocer que era inteligente. Ella sí supo encontrar un hombre estupendo para casarse, el Rey Pablo. Mi madre le conoció en París cuando no era más que príncipe. Salían todos juntos en grupo. Un día desapareció porque se había casado con Federica. Pablo de Grecia, además de una persona extraordinaria, era un hombre muy simpático.
Por el contrario, el hermano de Sofía, Constantino, me parece pesadísimo. En un principio él y el Rey no simpatizaban. Con el tiempo supongo que habrán cambiado las cosas, ya que no se les despega. Pasan el verano en Mallorca, en el barco, y la Navidad también juntos. Su mujer, Ana María, es buena y simpatiquísima. Cuando en un determinado momento se separaron, ella volvió a Dinamarca pero, algo más tarde, regresó a su lado. Él salía con otras mujeres cuando vivía aquí en Roma y l peor es que no lo hacía con discreción. Mantenía la típica actitud de un hombre sin ninguna clase. No le conozco mucho, pero un día estuve sentada junto a él en La Zarzuela por no sé qué motivo y solamente me habló de barcos y de velas, algo que para mí no tenía el menor interés.
Irene, por el contrario, es muy amable y una gran persona. Tiene inquietudes sociales y no sé bien en qué consiste su ayuda, pero sé que compra vacas para la India. Iba a casarse con un hombre griego, pero su madre se opuso y se ha quedado soltera. Por lo visto, la Reina Federica quería para ella otro rey.
Con respecto a las hijas de Juan, la Infanta Pilar tiene una expresión dura y es que yo creo que lo es. Siempre me pareció que Juanito tenía miedo de Pilar. Parece que la relación entre los dos hermanos no es maravillosa. Ni nunca lo fue. Quien es una excelente persona es Margot, a quien el Rey quiere de corazón, y también Zurita, un ser maravilloso, un hombre muy discreto que se ocupa de su mujer y le ha dado dos hijos de los que, por cierto, me han hablado muy bien. No les conozco personalmente, pero al parecer son muy buenas personas.
Yo hay algo que no entiendo de Pilar y de Margot. ¿Cómo pueden ser infantas si no son hijas de rey? Los infantes son los hijos de los Reyes, pero su padre nunca lo fue. Claro que, como Juanito ha enterrado a su padre con los reyes en el El Escorial… No lo comprendo, a menos que hayan sido reconocidas como <<Infantas de Gracia>>. Más bien creo que, de nuevo, han hecho las cosas como les ha parecido.
Conmigo Margarita siempre ha sido encantadora, pero no así Pilar. La última vez que la vi fue en el funeral de Gonzalo, donde me preguntó: <<¿Cuántos años tienes, tía?>> Cuando le dije mi edad me contestó: <<Pues yo creía que tenías más>>. Los Borbones son así, rudos y populistas. Yo, a veces, dudo si ellos piensan que esa manera de hablar, tan descarada, puede ser interpretada por el pueblo como sencilla y simpática.
Luis Gómez Acebo, el marido de Pilar, era un hombre guapo. Tuvieron cuatro o cinco hijos. Lo cierto es que me sorprenden los modales rudos de Pilar, ya que su madre no era así, sino agradable y fina en el trato. Le encantaban los toros, cosa incomprensible para mí, y acudía a tantas corridas como podía. Pero lo hacía por pura afición, no para caer mejor al pueblo.
Juan, mi cuñado, era muy brusco. No recuerdo que su trato fuera especialmente afectuoso ni con sus propios hijos. Cuando Margarita quiso casarse con Carlos Zurita, él no se lo permitió, pero transcurridos uno o dos años le dio finalmente su bendición. Zurita es el miembro que más me gusta de esa familia. ¿Por qué se casó con ella? ¡No lo sé! Hubiera podido casarse con cualquier chica buena y mona, y no creo que lo hiciera con Margot por ser infanta. Siempre ha estado a su lado y la conduce a todas partes, después de tantos años de matrimonio… La verdad es que es un hombre que se hace querer.
Desconozco el grado de ceguera de ella. Una vez en La Zarzuela yo estaba con un vestido rojo y ella también, y de pronto me dijo: <<Tía, no llevamos el mismo tono de rojo>>. Yo me quedé muy sorprendida. Puede que vea algunos colores, no sé. En la boda de la hija de Olimpia Torlonia, en Versalles, yo compartí mesa con Zurita y, como siempre, fue muy cariñoso conmigo. Me parece alguien sencillo y adorable.
Teóricamente me pareció fenomenal que los Reyes decidieran no tener Corte, pero luego me di cuenta de que, con el fin de evitar esto, acabaron relacionándose con personas inadecuadas, como Mario Conde y Manolo Prado, por poner sólo un par de ejemplos. Para eso encuentro mucho mejor tratar a personas pertenecientes a la sociedad pero que, a la vez, se sepa que son gente de orden, ya que al menos en principio se supone que cuentan con una cierta educación. Lo que de ningún modo deben hacer es tratar con cualquiera. Al menos es mi humilde opinión”.
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