Por cierto, que existe un reino musulmán español que se libró del control almorávide constituyendo una identidad independiente a principios del siglo XII. ¿Adivinais cual es?

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

Toledo ?

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La risa es un antidepresivo sin efectos secundarios

Toledo era cristiana.

Hubo un reino taifa que conservó su independencia y el esplendor cultural pre almorávide, pero por otro lado era una guarida de piratas y contrabandistas.

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Acaso Mallorca por la insularidad?

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Si señora, es Mallorca, el reino de los piratas berberiscos. Eres la reina de los trivia

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Muy buena, sambone. Y yo mirando torpemente cada rincón de península con lupa para ver qué reino podría ser...

Agradecerte, Iselen, el enorme esfuerzo que haces en resumirnos los entresijos de la política medieval, un poco bastante liosa jajaja. El dichoso matrimonio entre Alfonso y Urraca se las trajo... ¡qué barbaridad! A ella, a la reina, la veo un poco ambigua, ¿no? Yo al menos no le veo una postura clara... un poco a la deriva en función de dónde sople el viento. En fin... una lástima que entre unos y otros el proyecto de Alfonso VI no pudiera llevarse a cabo.

Y en cuanto a los almorávides, una vez más se vuelve a demostrar que la gran clave en el devenir de la Historia es la economía: en los grandes acontecimientos siempre está como telón de fondo. No falla.

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Ya lo dijo Clinton:Es la economía,estúpido,es la econmía.

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Urraca y Alfonso estaban atrapados en su propio estatuto regio, designados por la legendaria figura de Alfonso VI para materializar una cristiandad española unida, ninguno de los dos fue capaz de asumir la tarea pero también eran incapaces de renunciar a ella por decisión propia, tuvieron que empujarlos desde fuera.

Urraca vivía en la indecisión absoluta:

Por un lado tiene un hijo y una hija muy pequeños, a los que suponemos que quería proteger a toda costa y a los que habían despojado de sus derechos. Cualquier madre que viese una oportunidad de asegurar su futuro se lanzaría de cabeza. Además, la reina de Castilla y León es ella, señora por derecho propio, con capacidad de tomar decisiones que le cuestionan en todo momento tanto sus enemigos como sus vasallos. Yo comprendo que a veces se haya cabreado

Por otro lado están los intereses del reino, el sueño de unión hispana de su padre en su lecho de muerte que ha prometido cumplir, los nobles que tiran de ella cada uno en una dirección, su propia hermana y cuñado que le ponen la zancadilla y su marido a los ojos de Dios, que está atado a ella por las mismas promesas y responsabilidades pero que a la vez es un rey soberano con poder militar capaz de destrozar el reino de León o de protegerlo, según le venga en gana.

Quizá le hubiese ido mejor con algo menos de caracter y pataletas y algo más de personalidad y mano izquierda. Pero en su lugar, reconozco que yo también estaría perdida.

Alfonso El Batallador no tenía tantos problemas: es un varón; en su reino nadie discute sus decisiones así que Navarra y Aragón están seguras si las deja a su aire; tiene la fidelidad de sus nobles que no intentan influir en él de ninguna manera porque no se atreven; tiene un ejército impresionante que le respalda; no tiene otros hijos por los que mirar, ni familiares que intenten darle una puñalada trapera por la espalda; lo que en Urraca se considera una personalidad caprichosa tendente a las perretas de niña mimada, en él se ve como coraje, valentía, caracter de guerrero, cuando la realidad es que era un hombre violento, arrogante, dominante y según todos los indicios maltratador de mujeres. Lo único que tenía que hacer era meter en cintura a su mujer y a los nobles castellano-leoneses y no supo hacerlo de otra manera que por las malas, Alfonso no era un garn diplomático, sólo entendía de espadas. Supongo que nunca se imaginó que le iba a costar tanto.

La única solución factible al problema hubiese sido que el matrimonio se hubiese celebrado inmediatamente en el momento en que murió el heredero de Alfonso VI. De esta forma, Urraca y Alfonso de Aragón hubiesen tenido al menos dos años para asentar su relación y para que la nobleza se acostumbrase a la idea de verlos juntos a ellos y a los reinos cristianos, pero sin injerencias de nadie porque el Emperador seguía vivo.

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Bueno a ver, para ser justa, vale que Alfonso el Batallador era un guerrero arrogante y belicoso y no tenía mano izquierda con las mujeres, pero no os penséis que era un salvaje (o no mucho más que sus contemporáneos). En cuestiones que tenían que ver con la guerra, Alfonso I de Aragón es un caballero de una pieza.

Tras 9 meses de asedio, pasando sed, hambre, frío y muchas penalidades tanto los atacantes como los asediados, Alfonso conquista Zaragoza el 18 de diciembre de 1118 tras hacerse con el último punto fuerte del recinto amurallado, el torreón de la Zuda.



Se reconstruyó en el siglo XVI, pero las piedras grises de la base son las de la época de Alfonso

La ciudad no se rindió por las buenas con lo que la hueste del rey, repleta de cruzados franceses, tenía derecho a saquearla. El monarca no lo permitió y se ocupó de redactar, junto a su gran amigo Gastón de Bearn, que acababa de llegar de conquistar Jerusalén, unas capitulaciones ejemplares. Estamos hablando de una población de 20.000 musulmanes a los que se ofrecieron todas las facilidades del mundo si deseaban irse con sus bienes. Los que se quedaron lo hicieron en condiciones muy ventajosas: conservarían sus propiedades rurales, pagarían los mismos impuestos que antes de la conquista, podrían conservar religión y leyes, pero debían residir en los arrabales para que no montasen algaradas callejeras.

La generosidad del rey para con sus enemigos impresionó tanto a los propios musulmanes que los cronistas almorávides lo alabaron por ello durante años.

Atenta Minnie, que mañana te contaré cómo fue aquel día en que Urraca acabó desnuda revolcada por el barro

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Si es que en el fondo Urraca de León y Castilla tenía talento político, lo que pasa es que las circunstancias siempre le fastidiaban las iniciativas. El problema es que después de su separación del Batallador, nadie en sus reinos le hacía ningún caso

El Galicia, Gelmírez y el conde de Traba gobernaban en nombre del pequeño Alfonso totalmente a su aire. En Portugal, su hermanastra Teresa funcionaba en la práctica como soberana. En buena parte de Castilla la gente seguía haciendo caso a Alfonso el de Aragón porque básicamente eran sus huestes las que protegían el territorio. Y en la propia corte de León los nobles están pensando apostar por el futuro y coronar rey de toda la corona al niño Alfonso de 10 años de edad. Muchas villas y ciudades hacían lo que les venía en gana en evidente rebeldía y en la frontera con Toledo se sucedían las operaciones militares contra los almorávides sin que Urraca tuviese arte ni parte en ello.

El reino es un cachondeo absoluto.

La obsesión de Urraca es mantener sus derechos y su poder pero sin lesionar los de su hijo y claro, no se puede, o una o el otro. Intentó un acercamiento al obispo de Santiago de Compostela, ya que Gelmírez es el hombre fuerte del reino, pero los hermandiños de la pequeña nobleza no tragan a la reina y aquello acabó como el rosario de la aurora. Urraca hace valer sus derechos de madre y se lleva a su hijo a Segovia, ciudad que le era fiel y que le proporcionó un ejército para hacer una exhibición de poder.



Pacificó la ciudad de Sahagún, que estaba revoltosa, y consiguió arrinconar a los aragoneses de su ex marido en Carrión. Como todo le iba bien, pensó que era el momento de ir a Galicia y recuperar su autoridad pero una vez más las cosas se le torcieron. Lo de esta mujer es mala suerte

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Galicia es un polvorín. Se masca la tragedia entre pequeña nobleza y magnates, burgueses y aristócratas, partidarios de Alfonso y de Urraca, tiranteces entre señores locales...

Urraca llega a Santiago al frente de su propio ejército, para dejar claro quién manda, al mismo tiempo que Gelmírez y el conde de Traba tienen que hacer frente a las revueltas de los hermandiños, la pequeña nobleza y los burgueses. Gelmírez y el conde deciden pactar con la reina, pacto que no aplaca las iras del populacho que sigue hirviendo.

Una facción de rebeldes burgueses y pequeños clérigos se encierra en la catedral. La reina les ordena que depongan las armas antes de negociar con ella. Los rebeldes se niegan y atacan a los legados que son defendidos por los hombres de armas que iban con ellos. A partir de ahí, por toda la ciudad, corre el bulo de que las tropas del obispo y de la reina están atacando a los ciudadanos. En pocas horas estamos ante una guerra urbana.

Una multitud entra en la iglesia y provoca un incendio. La reina y el obispo se refugian en el palacio episcopal que está al lado





y después en la torre de las campanas



La fachada románica de Santiago de Compostela, aún existe en parte detrás de la fachada barroca actual.

En medio de la violencia, alguien sugiere quemar la torre para asar vivos a Gelmírez y a Urraca. La muchedumbre grita que salga la reina y le aseguran que no le ocurrirá nada, que sus iras van contra el obispo. Urraca sale y...

Cuando la turba la vio salir, se abalanzaron sobre ella, la cogieron y la echaron en tierra en un lodazal, la raptaron como lobos y desgarraron sus vestidos. Con el cuerpo desnudo desde el pecho hasta abajo y delante de todos quedó en tierra durante mucho tiempo vergonzosamente. También muchos quisieron lapidarla y entre ellos una vieja compostelana la hirió gravemente con una piedra en la mejilla.

Urraca perdió varias muelas por aquella pedrada mientras que Gelmírez se largaba por la puerta de atrás. Cuando sus hombres consiguieron rescatarla, recibió en audiencia a otro grupo de compostelanos que se ofrecieron a defenderla. Todo esto es como para volverse majareta Urraca dijo que sí a todo y salió de la ciudad, recogió su ejército y sitió Compostela. Llega ahora la venganza de la reina...

Tampoco fue para tanto, los ciudadanos agacharon las orejas a toda velocidad e imploraron perdón sentidamente, se les impuso un multazo de 1.100 marcos de plata, la entrega de 50 jóvenes de buena familia a modo de rehenes y 100 vecinos fueron desterrados por alborotadores. La "hermandad" de rebeldes compostelanos quedó disuelta.

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